DROGAS-MÉXICO: Nuevo golpe de poco impacto

Estados Unidos y México afirman que la captura de Francisco Arellano Félix, alias «El Tigrillo», representó un certero golpe al narcotráfico y destruyó al violento cartel de Tijuana. Pero expertos desvirtúan tal afirmación al señalar que el detenido es un delincuente menor y que pronto será sustituido.

Arellano Félix, miembro de una familia mexicana involucrada en el tráfico de drogas desde fines de los años 80, fue detenido el lunes por patrullas policiales de Estados Unidos cuando navegaba en un yate en costas internacionales, frente al estado mexicano de Baja California.

El procurador (fiscal) general mexicano, Daniel Cabeza de Vaca, dijo este jueves que el cartel de Tijuana, que trafica cocaína, marihuana, metanfetaminas y otras drogas a Estados Unidos, quedó desarticulado tras este arresto.

El subsecretario de Justicia estadounidense Paul McNulty, declaró algo similar al considerar que "hemos cortado la cabeza a la víbora".

Pero según el periodista Jesús Blancornelas, experto en narcotráfico y director del semanario Zeta, Arellano Félix no era una pieza importante en el cartel de Tijuana, septentrional ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos.
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El recién detenido es hermano de Benjamín, en prisión desde 2002, y de Ramón, muerto ese mismo año en una balacera con agentes judiciales.

Francisco Arellano Félix era un operador menor que pasaba la mayor parte de su tiempo en fiestas y viajes, afirmó Blancornelas, quien vive con protección policial tras haber sido blanco de varios atentados del cártel de Tijuana por sus investigaciones sobre narcotráfico.

Según el periodista, los hilos de esa organización criminal están desde hace mucho tiempo en otras manos.

Similar visión tiene Raquel Paredes, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam). "Presentar a Francisco Arrellano como el gran capo del narcotráfico es una cuestión de propaganda", dijo a IPS esta académica en temas de seguridad.

Francisco no llegó a tener la talla de sus hermanos, pero sus apellidos llaman mucho la atención de la opinión pública, expresó.

Durante gran parte de los años 90, la organización dirigida por los Arellano Félix monopolizó el tráfico de drogas hacia la costa oeste de Estados Unidos. Para mantener su negocio, asesinó a decenas de personas y sobornó a policías y militares.

El Buró Federal de Investigaciones estadounidense (FBI) puso a Benjamín, Ramón y Francisco Arellano Félix en su lista de criminales más buscados y ofrecía por cada uno de ellos cuatro millones de dólares de recompensa.

México enfrenta desde 2005 periódicas olas de violencia al parecer por disputas de los mercados del contrabando de drogas. Los asesinatos de policías y de rivales se reportan a diario, al igual que el hallazgo de cadáveres y de cabezas humanas con huellas de tortura.

En lo que va del año, más de 1.000 crímenes de ese tipo han sido contabilizados.

Paredes advierte que tras la detención de Francisco Arellano Félix, quien será procesado en Estados Unidos, se podría recrudecer todavía más la violencia, pues dará pie a venganzas y reacomodos en el cártel de Tijuana y otros.

"No olvidemos que se trata de un Arrellano Félix, (que son) famosos por ser violentos y despiadados", manifestó.

La familia está integrada por siete varones y cuatro mujeres.

Autoridades mexicanas señalan que el liderazgo del cártel de Tijuana podría estar ahora en manos de Eduardo Arellano Félix, un médico cirujano. Su hermana, Enedina, una licenciada en economía, es considerada el cerebro financiero de la organización.

Las policías de México y Estados Unidos buscan arrestarlos desde hace años, pero no han tenido éxito.

Aunque el gobierno del presidente Vicente Fox, en funciones desde diciembre de 2000, realizó cientos de detenciones de narcotraficantes, incluidos varios jefes, sólo logró un impacto mínimo en el contrabando de narcóticos a Estados Unidos.

Así lo reconoció en 2004 el director de la Oficina Nacional para Políticas del Control de Drogas de la Casa Blanca, John P. Walters.

Walters lamentó que el combate a las organizaciones criminales no tuviera efecto en la reducción del suministro de drogas, y justificó ese fenómeno en parte porque las bandas mexicanas renuevan muy pronto sus liderazgos.

La guerra contra las drogas es un fracaso, y las batallas serán interminables hasta que caiga su demanda en Estados Unidos o se legalice el uso de algunos estupefacientes, sostienen muchos observadores.

Pero el gobierno de Fox, como casi todo el resto de América Latina y Estados Unidos, rechazan las propuestas alternativas de despenalizar el consumo de algunas drogas como estrategia para abatir su tráfico y la violencia que éste conlleva.

Estimaciones oficiales indican que entre 70 y 75 por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos ingresa desde la frontera mexicana y el resto lo hace por las costas del Caribe.

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