CUBA-EEUU: La batalla del tabaco

Dos décadas después de que Fidel Castro dejó de fumar, su gobierno puede llegar a defender en la OMC los cigarros Cohíba que consumía, debido al traspié de Cubatabaco en el litigio en Estados Unidos con la firma de ese país General Cigar por la propiedad de la marca.

La empresa Cubatabaco "continuará reivindicando sus derechos" relativos a la famosa marca Cohíba en Estados Unidos, manifestó su dirección en respuesta al fallo de la Corte Suprema de Justicia de ese país que desestimó el recurso de amparo presentado, lo cual favorece a General Cigar, que registró y comercializa los cigarros puros con ese nombre.

En entrevista con IPS, el abogado Adargelio Garrido, representante legal de la compañía tabacalera cubana para asuntos de propiedad industrial, confirmó que no se van a "escatimar esfuerzos de cualquier naturaleza en aras de defender nuestro derecho sobre la marca Cohíba".

Aseveró que, incluso, podrían insistir ante el sistema judicial estadounidense, por cuanto "existe alguna posibilidad relacionada con aspectos muy técnicos del caso", que no definió. Es que "es algo futuro, es algo posible", puntualizó.

Por eso, ante la previsible imposibilidad de proseguir el litigio en la justicia estadounidense, iniciado en 1997, el jurista afirmó que "hay otras posibles acciones, que ya no corresponden a Cubatabaco pues son de naturaleza gubernamental, como llegar hasta la OMC (Organización Mundial del Comercio)".

La OMC tiene como objetivos principales facilitar el intercambio comercial en el mundo mediante normas transparentes, así como ventilar controversias entre sus 149 estados miembros, Estados Unidos y Cuba entre ellos.

Aunque Garrido prefirió reservarse si el gobierno de Castro ya prevé acudir al organismo rector del comercio internacional para solucionar el diferendo, no descartó que "se esté analizando", porque constituye "una posibilidad y como tal la menciono".

Sustentó el razonamiento en que "Estados Unidos ha violado el trato de reciprocidad", que suponen las reglas de la OMC, y que en su criterio sí ha respetado Cuba, al proteger unas 5.000 marcas estadounidenses.

En este sentido, subrayó que en los "tribunales cubanos se ha reconocido la notoriedad de determinadas marcas norteamericanas (estadounidenses) sin usarse" en esta isla caribeña, en contraposición al "sistema registral" de ese país, que "se basa en el uso y la defensa de ese uso".

Otra de las razones que esgrimió fue que, "tanto Estados Unidos como Cuba, son miembros del Convenio de París, de 1967, para la protección de la propiedad industrial, y el artículo 6 Bis reconoce la teoría de las marcas notorias".

De acuerdo con esta reglamentación, Garrido recordó que se establece "el reconocimiento de marcas aun sin usarse en un país determinado si logra demostrarse que son notorias".

Garrido opinó que la marca Cohíba es "notoria" en el mercado mundial de cigarros puros, por lo cual "merece que se reconozca y se proteja aunque no esté registrada". "Ese fue uno de los fundamentos que utilizamos en nuestra demanda contra General Cigar", apuntó.

La empresa tabacalera cubana comenzó en 1966 la producción y explotación comercial de los habanos Cohíba, los cigarros hechos de hojas de tabaco enrolladas y liado sin papel. Tres años más tarde hizo el primer registro nacional de la marca y en 1982 realizó su lanzamiento internacional.

La compañía General Cigar Inc, líder en el mercado del tabaco en Estados Unidos, registró en 1978 en ese país la marca Cohíba y a mediados de los años 80 abandonó su uso. Sólo a fines de 1992 solicitó una nueva inscripción.

En el transcurso de esos años Cohíba ganó renombre internacional, principalmente por el hecho de que eran los cigarros puros que fumaba el presidente Castro, al punto que la influyente revista Cigar Aficionado la declaró "la marca legendaria de Cuba, quizás el mejor tabaco del mundo".

La puja judicial entre Cubatabaco y General Cigar en poco más de nueve años sugiere un ping-pong legal. En 1997, la firma de la isla presentó una demanda en la Corte Federal de Distrito de Nueva York, la cual en marzo de 2004 dictaminó cancelar el registro de la compañía estadounidense y le prohibió la venta de puros Cohíba.

General Cigar apeló ante la Corte de Apelación del Segundo Circuito en Nueva York, que en febrero del año pasado revocó la sentencia y dejó establecido que la ley del embargo estadounidense privó a Cubatabaco de sus derechos sobre la marca.

La empresa estatal cubana acudió entonces al plenario de la Corte de Apelaciones, fracasó en esa instancia y fue ahí que recurrió a la Corte Suprema de Justicia, que igualmente desestimó el 19 de junio pasado esas aspiraciones.

Garrido enfatizó que Cubatabaco "ha iniciado acciones", que no precisó, las cuales "reforzará" a fin de "defender su derecho sobre el diseño", toda vez que General Cigar "sólo tiene el registro de la palabra Cohíba".

"En relación con los daños que contabiliza la empresa de la isla al no lograr el registro en el mercado estadounidense, el experto no dudó en advertir que la marca "corre el riesgo de diluirse".

Añadió que, además, "va perdiendo la fortaleza que tiene", principalmente por "el hecho de que haya un Cohíba con un tabaco que no sea el cubano". "Eso también afecta la imagen de nuestro producto", razonó.

A pesar de que eludió referirse a estimaciones de pérdidas económicas potenciales por la actual situación, debido a que "Cuba es la dueña de Cohíba en el resto del mundo", convino en efectuar una valoración al respecto.

"Por supuesto que seremos afectados si, una vez terminado el embargo, no podemos penetrar en ese mercado con la marca", reconoció, y agregó que constituía "un hecho a futuro, no al presente".

El mercado estadounidense consume casi la mitad de los 400 millones de cigarros puros que se fuman en el mundo, algo siempre tenido en cuenta por la isla, que el año pasado vendió 160 millones de habanos torcidos a mano con un beneficio económico de unos 340 millones de dólares. Además de este contencioso, Cuba mantiene otros dos litigios que involucran a compañías estadounidenses o con intereses en el mercado del país norteño. Uno desde 1996 por la marca de licor Havana Club contra la firma Bacardí, y otro frente a la editora musical Peer Internacional desde 2002 por derechos de autor.

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