CHILE: Trabajo infantil doméstico, una realidad oculta

Cuando la chilena Carla Vasconcellos quedó embarazada a los 15 años, no sólo tuvo que abandonar la escuela sino que se echó varias cargas a cuestas. Además del cuidado de su bebé, se hizo responsable de los quehaceres de su hogar. Cuando retomó sus estudios lo hizo de noche para poder cumplir con su jornada laboral doméstica.

Ahora, a los 19, esta joven tiene un respiro, ya que su hijo de cuatro años asiste a un jardín infantil estatal durante el día, lo que le da tiempo para estudiar una carrera en un instituto profesional privado. "Pero ese tiempo fue muy agotador", recuerda hoy a IPS.

Al igual que Carla, 42.000 niños, niñas y adolescentes chilenos de entre cinco y 17 años, dedican entre cuatro y ocho horas diarias a los quehaceres del hogar y sustituyen en esas labores a sus progenitores, particularmente a sus madres, según reveló un estudio realizado por María Jesús Silva, experta de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Del total, 85 por ciento son niñas y mujeres adolescentes y 22,2 por ciento de ellas son madres o están embarazadas.

Más aún, 11.000 menores soportan extenuantes jornadas de trabajo, que incluso superan las 45 horas semanales permitidas legalmente para los adultos, y se privan de sus derechos a la educación, al descanso y la recreación.

Las niñas, además de cocinar, planchar y limpiar sus viviendas, deben cuidar hermanos, sobrinos o abuelos. En tanto que los niños se ocupan principalmente del cuidado de los animales.

Estas conclusiones fueron reveladas en el estudio de Silva, titulado "Niñas, niños y adolescentes: Los riesgos de un trabajo invisible para el propio hogar", que fue presentado el pasado 20 de junio en la capital chilena.

Silva, quien se desempeña como Coordinadora para Chile del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC-OIT), basó su investigación en los resultados de la Primera Encuesta Nacional de Actividades de Niños y Adolescentes realizada en 2004, en la cual se consultó a los menores sobre el uso de su tiempo.

"Se trata de un trabajo invisible, que no se conoce", indicó a IPS la autora del estudio, quien enfatizó que "es muy importante tomar conciencia de este tema por todos los daños que produce en términos de deserción escolar, retraso y ausentismo a los establecimientos (educativos), y por cómo reproduce el círculo de la pobreza".

Los niños y niñas encuestados en 2004 se quejaron de dolores físicos por el trabajo doméstico, entre ellos, molestias en los pies, cuello y espalda. Además, algunos manifestaron que se les castiga, inclusive con golpes, si no cumplen con lo que se les ordena.

Según Silva esta situación se da principalmente en familias pobres, donde no existe la figura paterna, y la jefa de hogar sólo ha cursado la enseñanza básica. También el trabajo infantil doméstico está asociado a estereotipos culturales y a la división sexual del trabajo. En la sociedad chilena, el rol de cuidador y el trabajo doméstico es responsabilidad de las mujeres.

La experta plantea que se trata de un problema de género, ya que el trabajo infantil en el propio hogar recae principalmente en las niñas, lo cual reproduce el rol asignado a las mujeres en la división del trabajo, y además amenaza con agravarse, considerando que el embarazo adolescente ha aumentado en este país austral.

La encuesta también reveló que 33 por ciento de los menores que laboran en sus hogares abandonan sus estudios, mientras que 47 por ciento presentan retraso escolar por más de un año, aún cuando más de 80 por ciento manifiestan sus deseos de seguir asistiendo a la escuela.

El ausentismo escolar se agrava en el caso de las madres adolescentes. Cuatro de cada cinco no asisten al colegio y tres de cada cuatro habían abandonado los estudios más de un año arás, en el momento de aplicarse la encuesta.

La investigación también pudo establecer que el trabajo doméstico de los niños y niñas es mayor en zonas rurales y que 27,6 por ciento de los menores dedican entre una y tres noches a la semana a estas tareas.

En Chile no existen políticas para la erradicación del trabajo infantil. El subsecretario (viceministro) del Trabajo, Zarko Luksic, invitado al lanzamiento del estudio, reconoció de manera confidencial que desconocía esta realidad y que estas son las primeras estadísticas sobre el tema en el plano nacional.

No obstante, el funcionario adelantó que en los próximos meses se debería aprobar en el Congreso un proyecto de ley que modifica el Código del Trabajo en lo relativo al trabajo infantil y al cumplimiento de la obligación escolar.

Esta ley busca armonizar el trabajo infantil con la reforma constitucional que en 2003 estableció 12 años de enseñanza obligatoria. Por ello, "establece que los menores no pueden trabajar más de 20 horas a la semana y obliga a los empleadores a exigir a los niños y niñas haber cursado la educación básica y media o asegurarse que la estén cursando", explicó Luksic a IPS.

El jefe de la cartera laboral, tras advertir que esta situación es sumamente difícil de detectar y fiscalizar, comprometió la labor de la Dirección del Trabajo (ente fiscalizador del Ministerio del Trabajo y Previsión Social) "para buscar algunas fórmulas, que podrían orientarse a través de los índices de deserción escolar".

María Elena Valenzuela, especialista regional de género y empleo de la OIT, recordó que el trabajo infantil es un fenómeno de larga data en el mundo, pero que en los últimos años se ha avanzado en su erradicación.

Para garantizar los derechos de los infantes, la comunidad internacional acordó los Convenios 182 y 138, sobre Peores Formas de Trabajo Infantil y Edad Mínima respectivamente, los cuales han sido suscritos por Chile.

El Informe Global sobre Trabajo Infantil, de la OIT, presentado en mayo pasado, reportó un avance en la lucha contra el trabajo infantil en la región. De 17 millones de niños que trabajaban en América Latina y el Caribe en el año 2000, se disminuyó a 5,7 millones en 2004.

No obstante, Silva señaló que en la región el trabajo infantil sigue siendo preocupante, sobre todo en sus peores formas y en el realizado en el propio hogar.

"A pesar de que Chile tiene las tasas de trabajo infantil más bajas de la región, está puesto en la agenda de temas prioritarios del país", advirtió Carmen Andrade, subdirectora del Servicio Nacional de la Mujer, quien también participó en la presentación de la investigación.

Andrade se refirió a algunos avances registrados en Chile, como la ratificación de los Convenios 138 y 182, la ampliación de la Jornada Escolar Completa, el establecimiento de 12 años de enseñanza obligatoria, los programas de reinserción y retención escolar desarrollados por el Ministerio de Educación y la intervención familiar que realiza el Servicio Nacional de Menores.

Además, celebró las medidas que está implementando la presidenta Michelle Bachelet en torno al aumento de la cobertura preescolar.

El 12 de junio, fecha en que se conmemoró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, señaló la intención del gobierno de llegar a 2010 sin niños trabajando. Actualmente, 200.000 menores están en esta situación, de los cuales l.913 sufren explotación laboral en sus peores formas.

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