NACIONES UNIDAS: Segundo al mando se irá con el jefe

El próximo secretario general de la ONU vendrá de Asia, aseguró en una entrevista para IPS el vicesecretario del foro mundial, el británico Mark Malloch Brown, quien a su vez descartó permanecer en el cargo cuando llegue a su fin la administración de Kofi Annan en diciembre.

Los 192 miembros de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) siguen divididos sobre varios temas clave, como el número de potenciales candidatos, la rotación geográfica como criterio de selección y cambios en el procedimiento para designar al sucesor de Annan.

¿El nuevo secretario general debe ser de Asia o Europa oriental? ¿Se debería elegir a la primera mujer en el cargo en los 60 años de historia de la organización? ¿La última palabra la debe tener el Consejo de Seguridad, como ha ocurrido siempre, o ese poder debería ser transferido a la Asamblea General? ¿Qué pasa si las discusiones entran en un callejón sin salida?

Estas son algunas de las dudas que surgen en las oficinas de Nueva York.

Malloch Brown ha sido mencionado como un posible "candidato del acuerdo" si el proceso de elección queda en un punto muerto.
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Este funcionario se ha desempeñado como vicepresidente del Banco Mundial, administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y jefe del equipo de la Secretaría General.

Se caracteriza por ser franco en sus declaraciones públicas, las que han desatado controversias en los últimos meses con el Sindicato de Funcionarios de la ONU y con el Grupo de los 77 (G-77), la máxima coalición de naciones en desarrollo dentro del foro mundial, con 132 miembros.

En una entrevista de una hora con IPS, Malloch Brown calificó de "injustas" las afirmaciones de que él es actualmente el "secretario general de facto de la ONU", a pesar de que, en los hechos, es él quien dirige las actividades diarias de la organización, mientras Annan realiza una gira por varias capitales antes de abandonar su puesto en diciembre.

"Creo que es muy injusto, pues dejé un maravilloso trabajo en el PNUD para enfrentar una crisis de la ONU en ese momento, que incluía al (escándalo por casos de corrupción en la administración del) programa Petróleo por Alimentos (para Iraq) y un conflicto en las relaciones con Estados Unidos", afirmó.

"Trabajé muy duro con el secretario general para estabilizar estas cosas. Y cuando me veo a mí mismo satisfecho con mi trabajo es siendo leal teniente de un muy exitoso secretario genera", indicó.

"Lo hice para que (Annan) recuperara su autoridad y su reputación. Lo hice por alguien que conozco desde hace 20 años como un amigo muy cercano. Lo hice por una organización por la cual me preocupo y a la cual estoy orgulloso de servir", agregó.

Esta es parte de la conversación que mantuvo IPS con Malloch Brown:

— Como ex jefe de equipo de la Secretaría General y ahora vicesecretario general, ¿por qué piensa que ha atraído tanta controversia?

—Si la organización no está bien dirigida, no es por el secretario general de turno, sino por el pobre jefe de equipo, quien es el que siempre recibe la culpa. La gente aún clava agujas a la figura de cera del ex jefe de equipo (Iqbal) Riza. Cuando dejé el puesto de jefe de equipo (en abril de 2006), yo esperaba que así abandonaría los problemas, pero estos se fueron conmigo. Uno sólo necesita ser fuerte y mantener el sentido del humor. No me preocupa admitir que en el proceso de limpiar las cosas el último año y medio estuve dispuesto a tomar decisiones muy duras. Creo que los que toman las decisiones son muy raros por aquí y atraen mucha controversia y agresividad. Pero creo que puedo destacar lo que he realizado en 18 meses y decir que, lejos de ser, para usar sus propias palabras, el secretario general de facto, he hecho más fuerte a nuestro secretario general de lo que era antes. ¿Usted discreparía con eso? Él está otra vez en forma cuando se acerca el fin de un período muy exitoso. La organización está en general bastante bien dirigida, y él es el líder, y esto redunda en su crédito, y así debe ser.

—Cuando fue creado el puesto de vicesecretario general en 1997, se dijo que había un "acuerdo de caballeros" por el cual si el secretario general de turno era hombre, su segundo debería ser mujer. ¿Hay algo de verdad en esto?

—El secretario general no parece estar enterado de eso, y nunca lo planteó en mi caso. Obviamente, si el secretario general nombra a un segundo para un período completo, sería muy sensato en la sociedad de hoy tener a una mujer como segunda, y viceversa. Por eso, espero que si el próximo secretario es hombre, escoja a una mujer como vicesecretaria. Sin embargo, no me compete a mí nada más que imaginar. Yo espero que el nuevo secretario general siga de verdad esa norma si se busca un equipo que cuente con el máximo de confianza en el actual ambiente intelectual, social y político. Aquí (en las oficinas de la Secretaría General, en el piso 38 del edificio de la ONU) no ha cambiado el equilibrio (de género). Sí, somos dos hombres en los dos principales puestos, pero por primera vez tenemos a una jefa de quipo procedente de un país en desarrollo (la mexicana Alicia Barcena). Lo más importante es que en el piso 38 no ha cambiado el equilibrio en términos de género y de representación del Sur en desarrollo: están Ghana, Gran Bretaña, México, India y Guinea-Bissau. Soy el único occidental en este grupo.

—Se especula que si hay un punto muerto en la elección del sucesor de Annan usted podría ser un candidato para propiciar un consenso. ¿Cuál es su opinión?

—Bien, si quería saber la razón por la cual algunas personas afirman que soy el secretario general de facto, debe ser que están preocupadas. Pero yo puedo sacarles ese temor porque, hasta donde yo sé, estoy completamente seguro de que saldrá un nuevo secretario general de primera clase de Asia mucho antes de diciembre. Y estoy aun más seguro de que esta organización necesita en este momento a alguien que represente al mundo emergente de Asia y a un nuevo liderazgo. Por eso, como un leal funcionario de la ONU, estoy absolutamente comprometido con la causa de colaborar con el proceso de elección, que permita la asunción de un nuevo secretario general de Asia el año próximo.

—¿Está tan seguro de que el próximo secretario general vendrá de Asia?

—Bueno, eso depende de los estados miembro. No tengo participación en eso. Creo que debería ser la mejor persona para el cargo. Pero parte del criterio, que Kofi Annan reunió en abundancia, es capturar las aspiraciones del mundo en el momento que la persona asume el puesto. Y usted sabe que un británico de dentro de la ONU no lograría eso. Es un puesto para un líder moderno de Asia que tenga experiencia directa en este fenómeno extraordinario del crecimiento económico, el cambio político, los desafíos ambientales y la inestabilidad ocasional que afronta Asia. Alguien que tenga experiencia en todo eso capturará exactamente lo que necesita la ONU para los próximos 10 años. Necesita ser un gran diplomático, un gran administrador y también un líder fuerte. Pero creo que la apuesta asiática es parte crucial de esta receta.

—Usted hizo una declaración pública afirmando que dejaría la ONU junto al secretario general. Sin embargo, existe una teoría conspirativa manejada por algunos diplomáticos según la cual, sin importar quién sea electo máximo jefe del foro mundial, las grandes potencias pedirían que usted permanezca en su cargo como condición para apoyarlo. Bajo estas condiciones, si el nuevo secretario general insiste, ¿usted se quedaría?

—En primer lugar, la razón por la cual esto funciona ahora es que el secretario general y yo hemos sido amigos durante 20 años. Además, nos entendemos bien y nuestra amistad es muy larga. La situación que usted describe sería la de un caso impuesto, sin una amistad de 20 años. ¿Por qué querría yo algo así? La gente olvida que yo soy un hombre vinculado a asuntos de desarrollo. Kermal Dervis piensa que tiene el mejor trabajo del mundo al ser administrador del PNUD. Yo pensé lo mismo, y ahora quiero volver a algo en el área del desarrollo. Venga el 31 de diciembre y verá que habré terminado con esto. Llevaré el bolso del jefe al auto cuando él se vaya.

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