Brasilia acogerá en los próximos siete días tres conferencias nacionales, culminando discusiones locales y estaduales que movilizaron a centenares de miles de personas en todo Brasil, pero eso no configura un gobierno participativo, según activistas.
"El gobierno estimula a la población a hablar, pero no la escucha", concederle voz a uno no significa reconocerlo "como interlocutor", resumió Cándido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase), una organización no gubernamental preocupada por las políticas públicas y la participación democrática.
El proceso de debates promovido por el actual gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT), sin embargo, impresiona por su cantidad y amplitud.
Este sábado empezará la segunda Conferencia Nacional de Ambiente, que concluirá el martes, cuando se inaugure la primera de cultura. Coincidiendo parcialmente con ambas, tendrá lugar desde este lunes hasta el próximo jueves la de los derechos de la niñez y la adolescencia, heredada del gobierno anterior y ya en su sexta edición.
Esas conferencias de ámbito nacional, de duración uniforme de cuatro días y siempre con más de 1.200 participantes, son antecedidas de numerosas reuniones preparatorias en alcaldías o en conjuntos de municipios y en los 27 estados brasileños.
Esta semana, desde el lunes hasta el jueves, fue dedicada a la quinta Conferencia Nacional de Asistencia Social, que reunió a 2.000 participantes en Brasilia, la mayoría delegados elegidos en 4.704 encuentros locales y estaduales que se realizaron en los últimos seis meses, aprobando recomendaciones para una política asistencial para los próximos diez años.
La semana anterior había tocado el turno a la segunda Conferencia de Ciudades, para tratar del tema "Reforma urbana, la ciudad para todos", con 3.000 representantes de alcaldías, sindicatos, comunidades varias, movimientos populares y organizaciones no gubernamentales.
En meses o años previos hubo conferencias sobre igualdad racial, políticas para las mujeres, seguridad alimentaria, salud, y ciencia y tecnología.
Tanta participación "nada significa" si estas instancias se mantienen meramente consultivas, y las propuestas aprobadas "no producen consecuencias", sostuvo Grzybowski, ejemplificando con los productos transgénicos, rechazados en la primera conferencia ambiental de 2003, pero luego liberados por el gobierno.
Esta experiencia frustra expectativas creadas con anterioridad por gobiernos locales del izquierdista PT, cuyas consultas populares producían resultados efectivos, recordó. El Presupuesto Participativo es el gran ejemplo, en el que asambleas comunitarias de alcaldías o municipios se reúnen y deciden en qué proyectos aplicar las inversiones públicas.
Las alianzas hechas por el PT con sectores políticos y económicos conservadores para ganar las elecciones de 2002 condujeron a su gobierno a abandonar el modo participativo de hacer política, según el informe del proyecto Mapas (Monitoreo Activo de la Participación de la Sociedad), impulsado por el Ibase con el apoyo de otras organizaciones no gubernamentales.
Las conferencias están "lejos de lo ideal, pero son un buen intento, un primer paso para fortalecer la participación y el poder de la sociedad para influir en políticas públicas", según Valeria Pinheiro, técnica de proyectos del Centro de Estudios, Articulación y Referencia sobre Asentamientos Humanos, en el nororiental estado de Ceará.
Es "interesante" ese formato de debates a partir de la base local hasta el plano nacional, aunque "a veces parezca un teatro en que simulamos participar y el gobierno finge oír las propuestas", matizó la activista, una de las presentes en la Conferencia Nacional de las Ciudades la semana pasada.
Lo que falta es "determinación del gobierno nacional" para hacer que las recomendaciones aprobadas en esos foros sean de hecho aplicadas por el poder local en los municipios, donde las políticas ganan materialidad, dijo Pinheiro a IPS.
En ese proceso, "la sociedad aprende a participar", se capacita para "pensar más ampliamente" y proponer medidas más maduras, reconoció Pinheiro, graduada en derecho.
Una evaluación similar efectuó Rosa Moura, del Observatorio de Políticas Públicas, una red de organizaciones no gubernamentales, movimientos populares y universidades del meridional estado de Paraná.
"No todo lo que se aprueba en las conferencias se convierte en políticas del gobierno, pero se amplió mucho el debate, con incorporación de sectores antes en silencio", observó. Hay grupos que se dan cuenta de la necesidad de capacitarse para influir en la discusión temática, señaló a IPS.
En la primera Conferencia de las Ciudades, "la principal conquista fue la creación de Consejos de las Ciudades", una instancia de participación permanente que este segundo encuentro llamó a multiplicar en todos los estados del país y en los municipios más poblados, destacó.
La "formación amplia de consejeros, representantes y líderes de comunidades, y sobre todo de la sociedad en general en sus distintos segmentos", es el camino para fortalecer la participación en las decisiones sobre políticas públicas, opinó Moura.
La conferencia ambiental de este sábado debería tener mayor repercusión que las otras, pues tratará asuntos más polémicos, como la deforestación amazónica, la transposición del río Sao Francisco para llevar agua al semiárido nordeste, y los cultivos transgénicos, que vuelven a preocupar por denuncias de contrabando de semillas de maíz genéticamente modificadas en el sur del país.