La mayoría de los países de América Latina y el Caribe desean el ALCA, aunque sea de forma acotada, frente a la resistencia de una minoría que, empero, suma una poderosa economía. Por eso expertos y activistas se preguntan si hay margen aún para relanzar esta iniciativa impulsada por Estados Unidos.
"Hablar de un ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) sin el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) y Venezuela no sólo no es aventurado, sino que ya es parcialmente verdad", dijo a IPS Germán de la Reza, profesor de la cátedra Simón Bolívar en la Universidad de París y de temas de integración comercial en varias universidades mexicanas.
El especialista aludió así a los acuerdos comerciales que Estados Unidos firmó ya con Chile y con cinco países de América Central más República Dominicana (DR-Cafta, por sus siglas en inglés) y a otros que negocia con Colombia, Perú, Bolivia y con Panamá. Este proceso es llamado también como ALCA "light" (suave).
"Posiblemente luego se busque una reunión de los tratados bilaterales en uno solo", concretando de ese modo una nueva versión del ALCA, sostuvo. El problema es que bajo esta estrategia, impulsada por Washington, "se aísla a cada país latinoamericano del entorno regional, lo cual disminuye su capacidad negociadora".
Luis Macas, presidente de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), coincidió parcialmente con De la Reza. "A nivel de acuerdos bilaterales, es cierto que avanza un ALCA diferente, pero no va tocar puerto, pues, aunque la mayoría de los gobiernos lo quieran, los pueblos resistiremos", declaró este dirigente a IPS.
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La IV Cumbre de las Américas, celebrada en el viernes y el sábado en Argentina, terminó con una declaración en que al menos 29 países, cuyo líder visible fue México, dejaron constancia de su interés en relanzar el ALCA.
El resto expresó que no existen ahora condiciones para tal propósito.. Este último grupo, que conforman Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, representa 75 por ciento del producto interno bruto de América del Sur.
El proceso de las cumbres americanas se inició en 1994 en Miami con la convocatoria a los miembros activos de la Organización de Estados Americanos, todos los del continente a excepción de Cuba, suspendida desde 1962 del sistema.
Según el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y numerosos activistas sociales que se reunieron en Argentina en la III Cumbre de los Pueblos, el ALCA ya es un "cadáver, está muerto".
Tal postura es verdadera si se refieren a la versión original del proyecto, trazado en la I Cumbre de las Américas, señaló De la Reza.
Los gobiernos de la región habían ratificado al finalizar la cumbre de la ciudad canadiense de Québec, en abril de 2001, que las negociaciones para llegar a este acuerdo de libre comercio hemisférico debían estar terminadas en enero de este año, lo que no sucedió, y en vigencia desde diciembre una vez que fuera ratificado por los parlamentos, lo que se ve ahora imposible.
Pero en 2003, los ministros de Comercio convinieron en que cada país se sumaría al ALCA según plazos y términos flexibles, un camino que podría comenzar a tomar forma luego de la reunión de Argentina.
En esa cita ministerial, Vicente Fox, presidente de México, país campeón en tratados de libre comercio al tener vigentes 12, declaró que 29 países de América Latina y el Caribe están de acuerdo en avanzar con el acuerdo y que así lo harán aunque el resto no lo quisiera.
En ese grupo están los países que mantienen la mayoría de su intercambio comercial con Estados Unidos o que centran su interés en ese mercado.
Si otros quieren hacer un ALCA entre sí, es problema de ellos, respondió Celso Amorin, canciller de Brasil, país que junto a los otros del Mercosur (Mercado Común del Sur), concentra su comercio en América del Sur o con países que están fuera del continente.
"Es evidente que hay una ruptura regional, pero que bueno que hay al menos algunos países luchando por una integración verdadera y no por la hegemónica y anexionista que representa el ALCA", señaló el presidente de la Conaie.
Para las organizaciones de la sociedad civil reunida en la Cumbre de los Pueblos, el ALCA es una expresión acabada del neocolonialismo estadounidense que quiere sacar provecho de los débiles mercados latinoamericanos.
Bajo la bandera de la llamada Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Venezuela y Cuba, la Conaie y otras organizaciones sociales de la región pugnan por el descarrilamiento final del ALCA y la creación de una modelo de integración diferente, que ponga en el centro a las personas, según dicen.
Con ese proyecto muestran cierta simpatía los países del Mercosur, cuyo poder político en la región es creciente, especialmente el de Brasil, impulsor principal de la Comunidad Sudamericana de Naciones nacida el año pasado en una cumbre regional de Perú.
Pero según observadores se trata de una postura pegada con alfileres.
Si el ALBA o la Comunidad Sudamericana de Naciones funciona desde el punto de vista comercial y da beneficios económicos ahí estará Brasil, Argentina y otros, pero si eso no sucede y hay esperanzas de que el ALCA sea más efectivo, los actores se moverán hacia este otro proyecto, dijo a IPS el catedrático mexicano de economía Carlos Vásconez.
"Todo es cuestión de intereses", consideró este observador. El ALCA original fue perdiendo posibilidades, entre otros motivos, por la negativa de Washington a reducir su proteccionismo comercial, especialmente del sector agrícola, lo que perjudica a fuertes competidores en ese ramo como Brasil, Argentina y Uruguay.
Washington argumenta que el tema debe tratarse en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que no puede ceder mientras otros países que aplican subsidios a la agricultura, como la Unión Europea y Japón, mantienen esas políticas.
El proteccionismo agrícola será abordado en la próxima conferencia ministerial de la OMC, que se celebrará en diciembre en Hong Kong.
Brasilia sostiene que podría incluso retomar el proceso de creación del acuerdo de libre comercio americano luego de esa cita, siempre que haya avances en la OMC en cuanto a los subsidios. Pero todo indica que poco se avanzará en la cuestión de la controversia por el comercio agropecuario en la cita en la ciudad asiática.
"Todo es cuestión de intereses, hay que quitar toda la parafernalia política y ver que en los hechos lo que interesa a los países es hacer buenos negocios ya sea en el ALCA, ALBA lo que sea", apuntó Vásconez.
Por lo pronto, De la Reza sostiene que, más allá de la discusión sobre el futuro del ALCA original o el llamado "light", lo que está claro es que ese proyecto ya dejó sus huellas en la región.
A su entender, gracias al proceso del ALCA se "estableció el avance en la facilitación de negocios a escala continental y estimuló directa e indirectamente la homologación de las legislaciones en diversas áreas de interés económico (comercio desleal, derechos de propiedad, protección a las inversiones, etc.)"
Además, "creó las bases que han permitido negociaciones relativamente rápidas de los tratados de libre comercio bilaterales, que ya se aplica a 10 países del continente y en un futuro próximo podría llegar a 13", puntualizó.