SIDA-INDIA: Mujeres en la vanguardia

Un grupo de portadoras del virus del sida revelaron su condición en un teatro, ante un nutrido auditorio. Fue una revolución para Madurai, la conservadora ciudad del sur de India famosa por sus antiguas pagodas de granito.

Fueron casi media docena de mujeres, decididas a enfrentar lo que equivale a una sentencia de muerte y una condena social vitalicia.

Mientras el público permanecía sentado en embelesado silencio, las voces de las mujeres resonaron a través del hall repleto. Algunas expresaban enojo. Otras, desconcierto. Un par de ellas lloraban.

Una dijo que su esposo falleció "no a causa del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), sino por falta de asesoramiento psicológico y por pura aflicción". Por el bien de sus hijos, ella renunció a suicidarse y se decidió luchar contra el virus.

Tuvo suerte, dijo, porque sus padres y demás familiares la aceptaron y mantuvieron en secreto su enfermedad. Hoy se desempeña como trabajadora de salud en un centro comunitario de servicio social.

Su testimonio fue importante porque Madurai, entre sus muchas distinciones, es uno de los siete distritos con mayor prevalencia del VIH del estado de Tamil Nadu, en el sur de India. Tal vez fuera del teatro hubiera portadores anónimos necesitados de que alguien los alentara a buscar ayuda.

Por pura coincidencia, la velada, organizada por la Asociación de Planificación Familiar de India (FPAI, por sus siglas en inglés) se hizo eco de informe anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNPFA), dedicado a cómo mejorar la vida de los pobres y necesitados, no solo financiera sino emocional y psicológicamente.

Pero el principal objetivo de la convocatoria fue ayudar a otras personas que viven con VIH y sida a aprender a vivir con dignidad, a salir de la depresión, así como explicar al público cómo ayudar a los afectados por el virus.

Una ex obrera de la construcción narró cómo se transformó en trabajadora sexual, pues, tras descubrir que era portadora de VIH, necesidad de ganar más dinero.

Viuda, con tres hijos que mantener y pocas ventajas, se convirtió a sí misma en una "negociadora calificada" para hacer lo mejor posible en una situación mala y no propagar más el virus.

Muchas personas que viven con VIH y sida se someten a tratamiento psicológico y están en la vanguardia de la lucha contra la enfermedad en Tamil Nadu, cuyas autoridades aseguran haber "revertido la epidemia en los últimos dos años".

Ahora son las mujeres las que se ubican en la vanguardia de la guerra contra el VIH, negociando prácticas de sexo seguro hasta involucrando a grupos de autoayuda de amas de casa en la tarea de difundir información sobre el virus.

Las barreras son constantemente rotas en esta batalla en que el estigma y la discriminación son los principales enemigos.

Los resultados son visibles: pocas familias que se rompen, cada vez más padres aceptan a sus hijos con VIH en lugar de abandonarlos en orfanatos y no portadores del virus que apoyan a sus parejas que sí lo están.

En algunos casos, aldeas enteras respaldan a sus vecinos con VIH y sida, determinados a no discriminar a sus comunidades ni a los niños que asisten a la escuela.

"El cambio es lento pero visible", afirma T. Raja, de la Sociedad de Servicio Social Madre Saradadevi, del cercano poblado de Dindigul.

Raja atribuye este "cambio considerable en la actitud y el comportamiento de los pueblos" al hecho de que más trabajadoras del hogar son víctimas del VIH y merecen compasión, a diferencia de sus esposos, percibidos como los caprichosos culpables de traer el virus al hogar.

Extrañamente, dijo Raja, la mayor resistencia procede del gremio médico. A comienzos de este mes, por ejemplo, varios hospitales de Madurai rechazaron a un portador de VIH con un doloroso absceso en el antebrazo. Ningún médico accedió a atenderlo.

"Aquí es donde nosotros intervenimos, ofreciendo servicios de referencia e intentando ayudar a médicos, enfermeras y paramédicos a atender a los pacientes con VIH en lugar de permanecer inmersos en la ignorancia y el miedo", dijo Louis Paulraj, de la FPAI.

"No podemos seguir en guerra con los médicos, porque constantemente necesitamos su ayuda. Pero definitivamente nos resulta más fácil, por ejemplo, motivar a la población rural que a los médicos", agregó Paulraj.

De todos modos, la nueva tendencia en todo Tamil Nadu, el estado donde en 1986 apareció el primer caso de VIH de India, apunta a que la gente que vive con el virus o con sida sea aceptada y viva una vida normal.

En Tirunelveli, otro poblado periférico, mujeres con VIH y sida que integran un grupo de autoayuda preparan comidas especiales para distribuirlas entre otras como ellas en Tamil Nadu, en un esquema que también genera ingresos.

Algunos portadores prefieren mantener sus trabajos de siempre, como la venta de frutas y verduras, o formarse en una nueva vocación a través de organizaciones no gubernamentales.

"Compramos máquinas de coser para algunas mujeres, pero ellas no quisieron ir a cursos lejos de sus aldeas u optar por cualquier vocación menos la propia", expresó Jaya Karupai, de una fundación benéfica de Madurai. "Nos dimos cuenta de que los programas de cuidado y apoyo tienen que ser específicos a las necesidades y a las áreas".

Tamil Nadu —cuya jefatura de gobierno es ejercida por una mujer, Jayaraman Jayalalithaa— se enorgullece de su aporte en la lucha contra el VIH y la ayuda que brinda a las mujeres para que se ayuden a sí mismas.

"Siempre se ha tratado de atender con rapidez la necesidad de terapias antirretrovirales, o de prevenir la transmisión de madre a hijo. Incluso el sistema de asistencia primaria de la salud del gobierno es bueno y la maquinaria estatal ha tomado la iniciativa para solucionar los problemas de los portadores", observó Pichai Mani, presidente de la Red de Gente Positiva de Tamil Nadu.

En India, las personas que viven con VIH aumentaron de dos millones en 1994 a 5,19 millones en la actualidad. Diversos estudios prevén que esa cantidad aumentará a 25 millones para 2010.

En este escenario, el desempeño de Tamil Nadu se destaca como símbolo de esperanza.

En este estado, donde viven 60 millones de personas, la prevalencia del VIH se redujo de 0,75 por ciento en 2003 a 0,50 por ciento en 2004.

Tamil Nadu fue el primer estado indio en introducir la educación sobre sida en los programas de enseñanza secundaria, establecer líneas telefónicas para brindar información y lanzar campañas de concienciación contra la ignorancia y el estigma asociados con el VIH.

En lugar de restringir su enfoque a grupos considerados "de alto riesgo", Tamil Nadu amplió el espectro. Las autoridades obligan a los cines a mostrar avisos contra el sida y lanzaron programas innovadores y efectivos y baratos, tales como convertir a miles de peluqueros como promotores del condón y difusores de información.

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