MEDIO ORIENTE: Plan de Ginebra goza de buena salud

El Plan de Ginebra, lanzado en esa ciudad suiza el 1 de diciembre de 2003, fue decisivo para impulsar la retirada israelí del territorio palestino de Gaza, y una activa campaña mediática podría convertirlo en una guía esencial para futuras negociaciones bilaterales.

Este acuerdo alternativo fue el resultado de un esfuerzo extraoficial auspiciado por Suiza y realizado por políticos, académicos y miembros de la sociedad civil de ambos lados del conflicto palestino-israelí, y aspiró a demostrar que un entendimiento viable no era sólo deseable sino también realista.

Aparte de estipular una completa retirada israelí de Gaza y Cisjordania, el Plan de Ginebra estableció soluciones para temas espinosos como el estatus de Jerusalén y la repatriación de refugiados. La capital sería dividida entre dos estados soberanos en base a las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días (junio de 1967), mientras que el regreso masivo de refugiados palestinos se evitaría a cambio de compensación financiera.

El primer ministro israelí Ariel Sharon, que se opuso fuertemente al plan, admitió ahora que su decisión unilateral de retirarse de Gaza (que materializó en agosto de este año) sobrevino parcialmente como respuesta a la creciente importancia del Plan de Ginebra.

"Sharon se sintió amenazado", dijo a IPS Yossi Beilin, jefe de la delegación israelí para la iniciativa de Ginebra en una reunión sobre el plan que se celebró en Budapest a mediados de octubre. "Él actuó para que el mundo no se lo impusiera", afirmó.

Beilin señaló que el Plan de Ginebra sigue siendo efectivo. "Aun cuando la Hoja de Ruta no está implementada en absoluto, tenemos que encontrar maneras de avanzar. Cualquier vacío será llenado con violencia", agregó.

Participantes en el encuentro de Budapest dijeron que la Hoja de Ruta, un plan de paz patrocinado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es un esfuerzo bien intencionado pero no es tomado en serio por ninguna de las partes. Su vaguedad y su falta de detalles a menudo condujeron al unilateralismo y a la postergación de los problemas reales, que en cambio son abordados por el Plan de Ginebra, opinaron.

Exponentes de la línea dura de ambos lados del conflicto con frecuencia han etiquetado las propuestas de Ginebra como concesiones inaceptables y traición de los intereses nacionales.

Beilin dijo a la conferencia de Budapest que las concesiones son hechas sólo en momentos de verdad. "El odio existe, pero no es infranqueable", afirmó. "Las líneas rojas del otro lado nunca son tan rígidas como uno cree. Este fue el éxito del Plan de Ginebra. Podrá no ser el acuerdo real, pero todavía no tiene competencia".

Yasser Abed Rabbo, jefe de la delegación palestina, dijo que el Plan de Ginebra podría llenar los vacíos dejados por negociaciones previas. "Si mañana nos sentamos a negociar, el modelo de Ginebra será la única solución balanceada. Esto no es ideología, es experiencia", agregó.

Partidarios del plan sostienen que disfruta de 40 por ciento de aprobación pública en las dos partes del conflicto y que ese respaldo está en ascenso. Esto podría convertir al plan en un punto de referencia para esfuerzos futuros.

Daniel Dor, experto en comunicaciones de la Universidad de Tel Aviv, apeló a "aquellos elementos que pueden cambiar los patrones mediáticos de ambos lados para cooperar", haciendo las propuestas de Ginebra más realistas a los ojos del público.

"La opinión pública israelí, en última instancia, es la única fuerza", dijo Avi Primor, analista del Centro Herzliya en Israel. "La comunidad internacional necesita apoyar a la sociedad civil y a las iniciativas locales favorables al proceso de paz. Es la única manera de presionar al gobierno israelí", opinó.

Primor también acusó al lado palestino de "no haber comprendido realmente cómo hablarle a la opinión pública israelí". Dijo que los palestinos deberían dar el primer paso para convencer a los israelíes de sus intenciones.

"Los israelíes sólo se preocupan por la seguridad, y se les debería garantizar eso", afirmó. "Sé que esto podría sonar injusto, pero es efectivo".

Samith Al-Abed, miembro de la delegación palestina, dijo que no se podía poner semejante carga sobre los hombros de los palestinos. "Se está confiscando nuestra tierra y destruyendo nuestros edificios. ¿Nosotros mismos tenemos que preocuparnos por la opinión pública israelí? ¿Y nuestra opinión pública?", preguntó.

Pero Al-Abed dijo que se deberían dar más pasos hacia la oficialización del plan. "Necesitamos una posición europea fuerte, porque necesitamos justicia. No vemos justicia en América (Estados Unidos)".

Estados Unidos no apoyará el Plan de Ginebra, afirmó Clayton Swisher, del Instituto para el Medio Oriente, con sede en Washington. Ese país "no quiere una solución hecha en una Europa 'de izquierda' y 'que come chocolate'", dijo Swisher en alusión a Suiza. Ambas partes deben "promocionar no (el Plan de) Ginebra, sino su espíritu", puntualizó.

(

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe