IRAQ: Callejón sin salida constitucional

Al finalizar el plazo para cerrar las negociaciones este lunes, los partidos políticos de Iraq no lograron un acuerdo sobre la nueva Constitución, a pesar de la intensa presión de Estados Unidos.

Portavoces de la comunidad chiita aseguraron haber acordado un borrador de Constitución con los kurdos, pero los sunitas niegan que exista tal acuerdo, lo que agravó la incertidumbre política.

Dadas las grandes diferencias sobre asuntos fundamentales, los líderes de los distintos grupos que participan de las negociaciones tienen cada vez menos esperanzas en que pueda encontrarse una solución.

Los chiitas y los kurdos, al contar con la mayoría del parlamento, podrían acordar una Constitución sin el apoyo de los sunitas, pero los observadores políticos lo consideran poco probable.

"Es realmente imposible que las conversaciones tengan un resultado en el poco tiempo que queda, ya que las posturas son demasiado distantes entre sí", dijo a IPS desde Bagdad el negociador kurdo Falakaddin Kakayee.
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"Los chiitas presionan para crear un estado religioso con muchas restricciones a las libertades individuales, así como a los derechos de las mujeres y de las minorías. El tema aquí no son las demandas kurdas. El problema es que las libertades básicas y la democracia están en juego", señaló.

La Asamblea Nacional Iraquí aprobó por unanimidad el 15 de este mes la extensión una semana más del plazo para llegar a un acuerdo sobre la nueva Constitución. Sin embargo, las grupos mantienen sus discrepancias.

Tres cuartas partes de los 24 millones de iraquíes son árabes, 20 por ciento kurdos y el resto de pequeñas minorías. El Islam es la religión predominante.

Sesenta y dos por ciento de la población es de la rama chiita del Islam, concentrada en el sur del territorio, y 35 por ciento de la sunita, que predomina en el mundo árabe. Hay una pequeña minoría cristiana.

Las últimas discusiones han sido sobre todo entre chiitas y kurdos, y las principales diferencias tienen que ver con el sistema federal, la distribución de los recursos naturales entre los distintos grupos, el papel del Islam en los asuntos estatales y los derechos de las mujeres.

Los kurdos demandan un alto grado de autonomía para el Kurdistán, en el norte iraquí, con su propia administración y Constitución. También exigen una importante porción de los recursos naturales de la zona, rica en petróleo.

Las demandas chiitas son muy similares. A inicios de este mes, el líder del poderoso partido chiita Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, Abdul Aziz al-Hakim, dijo en una reunión con sus seguidores en la meridional ciudad de Nayaf que "es necesario establecer una región chiita en el sur de Iraq" con amplia autonomía.

Esta declaración causó una fuerte preocupación en la comunidad sunita, que ha gobernado este país desde su fundación a comienzos de los años 20 y hasta la caída del régimen de Saddam Hussein con la invasión de Estados Unidos en 2003.

Los sunitas consideran que los reclamos de federalismo tanto de los kurdos como de los chiitas podrían desintegrar Iraq.

Otra señal de peligro son las diferencias sobre el papel que debe tener el Islam. Durante la redacción de la Constitución interina en marzo de 2004, los partidos religiosos chiitas accedieron a incluir una cláusula que considera a la religión musulmana sólo como una fuente de legislación.

Sin embargo, ahora reclaman que el Islam sea la principal fuente de las leyes iraquíes.

Esa demanda es rechazada por los kurdos y otros sectores seculares. Los grupos iraquíes defensores de los derechos de la mujer realizaron una serie de manifestaciones contra la pretensión chiita.

"Esto no es sólo un golpe a los derechos de las mujeres, sino los de todos los iraquíes, porque restringe las libertades individuales y crea discriminación de género", dijo a IPS la activista y parlamentaria kurda Khaman Zirar, de 31 años.

Un dirigente del Partido Democrático del Kurdistán, liderado por Massoud Barzani, señaló que existe la posibilidad de que "los kurdos opten por la opción de disolver" la Asamblea si las negociaciones fracasan.

"Las conversaciones han durado días y, en vez de un progreso, hemos constatado un retroceso en varios asuntos", afirmó.

También negó las versiones de que los kurdos hayan renunciado a sus demandas de autonomía.

"El concepto de respetar la Constitución puede ser interpretado de diferentes maneras", sostuvo.

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