GUINEA-BISSAU: Desesperada guerra al cólera

Casi un año después del último conflicto armado en Guinea Bissau, ese país de África occidental está a punto de agotar sus reservas de suero y antibióticos por la epidemia de cólera, que ya mató a 112 personas y ha infectado a otras 6.420, cuyas vidas corren riesgo.

Portugal y Francia fueron los primeros países en enviar ayuda para el relativamente barato tratamiento de la enfermedad. Un litro de suero cuesta poco más de un dólar, y tres litros y medio pueden evitar la muerte por deshidratación.

Esa pequeña ex colonia portuguesa de 36.125 kilómetros cuadrados y 1,2 millones de habitantes, desde su independencia de Lisboa en 1974 no ha logrado salir de la lista de los 24 países más pobres del mundo, con un producto interno bruto por habitante de 216 dólares anuales.

Esa precaria situación económica, debida en gran parte a una serie de conflictos armados en los últimos ocho años, convierte a Guinea-Bissau en extremadamente dependiente de la ayuda internacional, incluso para combatir enfermedades.

El cólera apareció como un brote a fines de junio en la región de la capital, Bissau, pero ante su expansión a siete de las nueve regiones del país, el gobierno declaró la situación como de epidemia esta semana.

En declaraciones el miércoles a corresponsales de prensa portugueses destacados en Bissau, la ministra de Salud Pública, Maria Odete Semedo, consideró ”bastante grave” la situación.

La ministra citó datos confirmados por los servicios de Higiene y Epidemiología de su cartera, según los cuales en algunas aldeas de la región meridional de Quinará, la población está abandonando sus casas tras la muerte de personas infectadas.

La desbandada empezó cuando cinco integrantes de una familia perdieron la vida el mismo día en una aldea, ante lo cual los supervivientes huyeron a la aldea vecina ante el recelo de la contaminación, explicaron los funcionarios de salud citados por la agencia portuguesa de noticias Lusa.

Según la titular de Salud Pública, la situación ”va de mal en peor”, por lo que lanzó un exhorto a la comunidad internacional para apoyar la lucha contra el cólera en Guinea-Bissau.

Semedo expresó especial preocupación pues la gente asume comportamientos de riesgo, como aglomeraciones en locales de fiesta y manoseo de cadáveres o de personas contagiadas de cólera. Las autoridades sanitarias enfrentan ”tremendas dificultades” para evitar esas prácticas ya enraizadas en la población, enfatizó.

Portugal respondió al pedido de ayuda reuniendo 6,5 toneladas de material médico y medicamentos, secundado por Francia, que contribuyó con 1,5 toneladas de fármacos, que llegan este jueves a la capital.

Portugal está contribuyendo también con recursos humanos especializados de la organización no gubernamental Médicos del Mundo – Portugal, que ya están en el terreno trabajando con las autoridades nacionales.

El miércoles, la Asociación de Amistad Portugal Guinea-Bissau lanzó en medios de comunicación una campaña para reunir y enviar rápidamente dinero, suero y antibióticos a las zonas afectadas.

La zona más afectada por la epidemia es la capital, Bissau, pues concentra 80 por ciento de los casos.

En orden descendente, las regiones de Biombo, Quinará, Cacheu y el archipiélago de Bijagós, todos sobre el océano Atlántico, han sido más golpeados por el cólera, de acuerdo con un informe de la Dirección General de Salud Pública, citado el miércoles por la prensa portuguesa.

Hasta el momento, solo las regiones de Bafatá y Gabú, centro y oriente del país respectivamente, continúan sin registro de cólera.

El cólera es una infección intestinal aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminada con la bacteria Vibrio cholerae.

Se caracteriza por un comienzo repentino, diarrea acuosa y profusa, vómitos ocasionales, deshidratación rápida, acidosis y colapso circulatorio. Son comunes los casos leves en los que solo hay diarrea, particularmente en niños.

En los casos graves no tratados, el enfermo puede morir en horas, y la mortalidad excede 50 por ciento, pero con tratamiento apropiado, las muertes bajan a menos de uno por ciento.

La falta de suero para hidratar a los afectados por diarreas y vómitos, y las deficientes condiciones sanitarias, hacen que esta enfermedad acabe en una rápida muerte.

En su grado más grave, los enfermos pueden llegar a perder un litro de líquidos por hora, y ante la falta de suero, sucumben por deshidratación..

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