Francia debe prepararse para soportar altas temperaturas veraniegas, sequías y erosión, con daños a la agricultura, las playas, la biodiversidad y la salud humana, a raíz del cambio climático, advirtieron científicos y ambientalistas.
El informe "¿Cómo adaptarse a un clima a la deriva?", presentado al gobierno de Jacques Chirac por el Observatorio Nacional sobre el Efecto del Recalentamiento Planetario (ONERC), indica que la temperatura en Francia podría elevarse nueve grados para fines de este siglo.
Ese pronóstico excede el peor escenario de los presentados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que asciende a nueve grados promedio mundial.
El IPCC fue instalado por la Organización Meteorológica Mundial (OIC) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) para evaluar información técnica, científica y socioeconómica en la materia.
La proyección se basa sobre un estudio del aumento de las temperaturas, tanto en todo el mundo como en Francia en particular. "La temperatura global se elevó 0,6 grados desde 1950, pero un grado solo en Francia", dijo a IPS el presidente de ONERC, Paul Vergès.
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Una de las consecuencias podría ser la ocurrencia de veranos mucho más calurosos que el de 2003, cuando murieron más de 15.000 en el país por esa razón. Por otra parte, según estadísticas oficiales, más de un quinto de las costas franceses ya está afectadas por la erosión.
La erosión es particularmente visible en las playas de la costa atlántica sudoccidental, donde afecta alrededor de la mitad de la costa, incluidos conocidos centros turísticos como Cap Breton, Cap Ferret, Soulac-sur-Mer y Biscarrosse.
Según un estudio realizado hace dos años por la Universidad de Bordeaux, la erosión en Biscarrosse se tragó unos 60 metros de playas entre 1957 y 2002, de los cuales 15 metros se perdieron desde 1997.
Ambientalistas consideran que la erosión en las playas se vincula directamente con el recalentamiento planetario. En ese sentido, explican que el nivel del mar se elevó como consecuencia de la disolución de los glaciares, lo que originó cambios en los patrones de las mareas, que, además, se fortalecieron.
El IPCC calculó que el nivel del mar podría elevarse 44 centímetros para 2100, lo que triplicaría el aumento del último siglo. Autoridades francesas comenzaron a construir arrecifes artificiales para contener las mareas y limitar el daño sobre las playas.
Cadenas de grandes rocas se instalaron en lugares de gran erosión, pero la medida podría resultar insuficiente. Del mismo modo, "alguien podría plantar un par de árboles en el desierto con el argumento de que hacer un bosque sería una buena idea", dijo a IPS Denis Lacroix, de Ifremer, institución francesa especializada en recursos marinos.
"Los arrecifes artificiales detienen parte de la erosión, pero es extremadamente difícil evaluar su impacto en una mayor escala, o sus efectos secundarios", agregó.
El experto Roland Paskoff, de la Universidad de Lyon, dijo que los arrecifes artificiales son como aspirinas: "Pueden reducir la fiebre, pero no curan la enfermedad", explicó a IPS. Tales ingenios deben reforzarse con medidas más radiales, sostuvo.
"Ya podemos observar un retroceso sustancial de los glaciares en los Alpes franceses", consideró Paskoff.
La evidencia de tales cambios es más que anecdótica, dijo el director de la organización no gubernamental France Nature Environnement, Christophe Aubel. "Obviamente nos enfrentamos con un inquietante cambio climático, que puede provocar la aniquilación de cientos de miles de especies para 2050", dijo Aubel a IPS.
La elevación de la temperatura marítima ya ha causado la extinción de especies de peces y otros animales, según Aubel. "La biodiversidad está en particular peligro", consideró.
France Nature Environnement publicó, en conjunto con Greenpeace Francia y el Fondo Mundial para la Naturaleza, el manual "Cambio climático: Naturaleza amenazada en Francia/Saber más, cómo actuar".
