VENEZUELA: Reserva militar contra invasión virtual

Venezuela comenzó a preparar a centenares de miles de ciudadanos para conformar una reserva militar capaz de sumarse a la defensa del país si se ve obligado a entrar en una guerra, que el presidente Hugo Chávez identificó como asimétrica.

”Se trata de la nueva doctrina militar venezolana”, dijo Chávez a centenares de oficiales en un foro castrense sobre las llamadas guerras de cuarta generación.

”Pongamos en marcha todos nuestros motores, la voluntad, el esfuerzo individual y colectivo para irnos progresivamente sumergiendo en los conceptos del conflicto asimétrico”, postuló.

Chávez designó al general Julio Quintero, ex jefe del comando unificado de la Fuerza Armada, para que dirija la organización progresiva de reservistas y otros civiles en una formación de reserva que ”puede legar a tener hasta dos millones de integrantes”, añadió el mandatario de Venezuela, donde la mitad de sus 25 millones de habitantes son adultos.

Las fuerzas militares regulares del país ûEjército, Marina, Aviación y Guardia Nacional— totalizan 82.000 efectivos, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), basado en Londres.

Tradicionalmente, las fuerzas armadas emplearon como reservistas a quienes egresaban más jóvenes del servicio militar, cuya inscripción es obligatoria a los 18 años pero su incorporación como recluta es voluntaria desde hace dos décadas.

Desde entonces, el contingente de los 20.000 jóvenes que se estima cada año visten por primera vez el uniforme militar, y lo llevan por 18 meses, proceden de los estratos sociales más pobres, que ven allí una oportunidad para estudiar una profesión, aprender un oficio y obtener un ingreso equivalente al salario mínimo nacional (poco más de 160 dólares).

Ahora, la intención del gobierno y del alto mando militar es conformar una reserva más extensa, con civiles voluntarios, con edades de 18 a 50 años, además de llamar a la colaboración activa de empresas y otras personas jurídicas, según las previsiones del proyecto de nueva ley de la Fuerza Armada que se estudia en el parlamento.

Esta iniciativa aparece en el marco de la disputa entre Washington y Caracas, que ha derivado en los últimos tiempos en una escalada de recriminaciones y acusaciones mutuas, entre ellas la aseveración de Chávez de que Estados Unidos ha hecho planes para asesinarlo y así propiciar una invasión armada a Venezuela.

A su vez, el gobierno estadounidense de George w. Bush cuestionó la decisión de Venezuela de comprar aviones militares a Brasil y España, corbetas y naves patrulleras españolas, además de helicópteros y 100.000 fusiles AK kaláshnikov a Rusia.

La compra a Moscú fue especialmente criticada por el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, y otros portavoces de gobierno de ese país.

Los AK reemplazarán la dotación de FAL (fusil automático ligero) de fabricación belga que usa la Fuerza Armada venezolana desde hace medio siglo.

”La pregunta que uno puede hacerse es qué harán con los 120.000 o 150.000 FAL que debe haber en el país ¿irán a la reserva?”, comentó a IPS un oficial retirado de la Armada.

”No todo integrante de la reserva estará armado”, aclaró el general Melvin López, secretario del Consejo de Defensa de la Nación. ”Cada cual ejercerá su papel: los médicos, los enfermeros, los periodistas. Se trata de saber a quién contactar en la hipótesis de peligro, pero no todos cargarán un fusil”, aseguró.

”Lo que se quiere es consolidar una posición de respuesta ante la hipótesis de agresión externa. Que un Estado agresor lo sepa antes, que tenemos una reserva entrenada y lista para cumplir con su deber. Es un efecto disuasivo”, agregó López.

Chávez dijo que ordenó maniobras y otras actividades conjuntas cívico-militares ”porque, en el marco de la guerra asimétrica, la participación del pueblo es imprescindible en la defensa del país y de nuestra soberanía”. Simultáneamente renovó sus advertencias sobre el deseo de Washington para controlar las reservas petroleras venezolanas.

El embajador de Washington en Caracas, William Brownfield, salió al cruce de esas declaraciones al señalar en una entrevista de televisión que ”nunca, en dos siglos de historia, Estados Unidos ha invadido Venezuela, no la está invadiendo, y no la invadirá”. ”Punto final”, remató.

En tanto, el teniente retirado del ejército Eliécer Otaiza, un seguidor de Chávez que dirige el instituto encargado de la reforma agraria, sostuvo en televisión ûa título personal, según aclaró— que ”debemos empezar a sembrar el odio a los Estados Unidos, porque si vamos a una guerra (es) para 'caernos a tiros' (tirotearse) y no para abrazarnos”.

Brownfield deploró esa declaración, ante lo cual la cancillería venezolana precisó que esa certera ministerial es la única autorizada para exponer la política internacional del país. Chávez también dijo que ”Otaiza se equivocó”, pues ”nosotros no pregonamos el odio sino el amor y la solidaridad”.

Por su parte, el general Raúl Baduel, comandante del Ejército de Venezuela y un estudioso de filosofías orientales y del clásico del chino Sun Tzu ”El arte de la guerra”, ha sostenido que los militares deben ”interpretar las nuevas estrategias y tecnologías de la posguerra fría y las amenazas que se ciernen sobre nuestro país”.

Entre esas amenazas citó un posible enfrentamiento bélico regional, como extensión de lso conflictos en países vecinos ”bajo el pretexto de contrarrestar a factores generadores de violencia”, lo que alude sin indicarlos expresamente a que la guerra civil colombiana alcance el territorio venezolano.

Además, según Baduel, puede sobrevenir sobre Venezuela un golpe de Estado, una invasión ”al estilo de las coaliciones que han intervenido en otras partes del mundo bajo el mandato de la OEA (Organización de Estados Americanos) y la ONU (Organización de las Naciones Unidas)” o ”una guerra de cuarta generación como paso previo a operaciones destinadas a destruir el Estado-nación”.

Las ”generaciones bélicas”, explicó a IPS el analista Alberto Garrido, corresponden a modelos utilizados desde el siglo XVII: la primera generación empleó masivamente hombres en columnas, la segunda privilegió el fuego masivo, la tercera la iniciativa para romper las líneas enemigas y, en la cuarta, el Estado pierde el monopolio de la guerra, como ocurre con el terrorismo moderno.

”Plantear una guerra asimétrica desde el poder del Estado, como hacen Chávez y el alto mando militar, implica reconocer que la totalidad de las fuerzas defensivas no dependerán del Ejército, porque las definiciones aceptadas de guerra de cuarta generación y guerra asimétrica, es decir, sin límites, implica a oponentes no estatales que combaten al ejército de un Estado”, abundó Garrido.

En cambio, el general retirado Alberto Müller, cercano al chavismo, dijo a IPS que ”no se ha inventado nada nuevo, pues la reserva está en nuestras constituciones desde 1810 y son conceptos propios de los estados capitalistas, con un ejemplo claro en Suiza”.

Para los opositores políticos de Chávez, la nueva reserva pretende formar una milicia represiva contra la disidencia interna y sus manifestaciones.

”Con centenares de miles de militantes chavistas armados ¿qué democracia y elecciones libres puede haber en Venezuela?”, se preguntó Leopoldo Puchi, secretario general del Movimiento al Socialismo, un pequeño partido de izquierda moderada.

”Crear una fuerza armada paralela es un irrespeto a la institución castrense y una aberración doctrinaria”, deploró el Frente Institucional Militar, una organización de militares retirados opositores. ”Armar a miles y miles de partidarios del gobierno nos lleva a alertar sobre los riesgos de una guerra civil”, según ese frente.

A su vez, el general Raúl Salazar, quien fuera ministro de Defensa de Chávez en 1999 y ahora se pasó a la oposición, sostuvo que ”una reserva tan grande simplemente es algo irrealizable”.

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