EEUU-AMÉRICA DEL SUR: Negociación andina pierde ropaje técnico

La negociación de un tratado de libre comercio entre Estados Unidos y tres países del área andina (Colombia, Ecuador y Perú) ingresó en su novena ronda envuelta en aires más políticos luego de que el presidente peruano Alejandro Toledo pidiera mayor flexibilidad a Washington.

Durante una reunión el lunes por la tarde en el Palacio de Gobierno con miembros de los cuatro equipos negociadores, Toledo solicitó se acelerara el proceso de negociación, a fin de firmar el acuerdo en julio.

También pidió ”flexibilidades en ambos lados”, en lo que pareció una alusión a la actitud de Estados Unidos en las rondas anteriores, especialmente en los capítulos de agricultura y de propiedad intelectual.

El jefe del equipo peruano y viceministro de Comercio Exterior, Pablo de la Flor, dijo a IPS que no había estancamiento en el proceso, y que llegar a un acuerdo final podría ”cambiar completamente el perfil económico del Perú”.

De la Flor recordó que casi un millón de empleos peruanos están actualmente vinculados al comercio con Estados Unidos, cantidad que podría aumentar si se firma el tratado.
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Hasta hace algunos meses, casi todos los funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior negaban los matices políticos o geopolíticos del acuerdo y, en declaraciones a la prensa, procuraban mantener la discusión en el terreno puramente técnico.

Pero el mismo De la Flor dijo semanas atrás que se estaba entrando en la etapa de la definiciones políticas.

Al término del primer día de la novena ronda negociadora, el lunes, el parlamentario del Frente Independiente Moralizador (FIM, aliado del gobernante Perú Posible), Luis Iberico, corroboró este punto de vista en declaraciones a IPS.

”Estamos entrando en la fase de la resolución política del TLC (Tratado de Libre Comercio). Mantenemos la posición de firmar sí o sí este tratado, pero siempre y cuando haya una buena negociación, una negociación que sea plenamente aprobada por el Congreso” legislativo.

Para su vigencia, el tratado requiere la ratificación parlamentaria de los países firmantes. En el caso de Perú, se necesita la mayoría del Congreso, de 120 legisladores.

En el parlamento peruano hay viento favorable al tratado.

Mientras, la sociedad civil reclama mayor información y poder de decisión sobre lo negociado. Los críticos organizaron en días previos al inicio de la ronda la Semana de Acción Global, poniendo a debate varios puntos controvertidos del acuerdo que Washington busca firmar con Colombia, Ecuador y Perú.

Respecto de la propiedad intelectual, uno de los capítulos delicados de la negociación, Washington está particularmente interesado en el aspecto de los derechos de autor, sobre todo en el área de la química farmacéutica.

El activista Roberto López, de Acción Internacional por la Salud (AIS), alertó sobre la insistencia estadounidense en imponer patentes de segundo uso, mecanismo que podría encarecer los precios de los medicamentos.

Si se adoptara este tipo de patentes, los laboratorios podrían reclamar su pago si se descubre una nueva cualidad de un medicina ya circulante, o restringir la fabricación de fármacos genéricos, menos costosos pero con el mismo principio activo que los originales patentados.

”Se corre el riesgo de abolir la disponibilidad de las medicinas”, dijo López.

La propuesta de Washington quiere extender las patentes a los datos de pruebas de sustancias actualmente en investigación, lo cual también restringiría la fabricación de vitales medicinas genéricas contra el sida, agregó.

Por este asunto expresó su desacuerdo con el equipo negociador peruano la ministra de Salud, Pilar Mazzetti. ”No es exactamente lo más beneficioso para nosotros”, dijo Mazzetti al diario limeño La República, reiterando una posición que sostiene desde el inicio de las conversaciones.

Otro aspecto del capítulo de patentes se refiere al uso y derechos sobre la riqueza biológica.

Como países integrantes de la Comunidad Andina de Naciones (a la que también pertenecen Bolivia y Venezuela), los tres sudamericanos están obligados por la normativa de ese bloque en materia de recursos genéticos, adoptada en 1966, que reconoce el valor estratégico de la gran biodiversidad de la región y prohíbe patentar plantas y animales.

Otro capítulo delicado, especialmente para Perú, es la agricultura. La semana pasada, los cultivadores reunidos en la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) realizaron protestas y bloqueos de carreteras en varias zonas del país, que desembocaron en disturbios con algunos heridos y muchos detenidos por las autoridades.

Hay varios productos agropecuarios peruanos que podrían ser seriamente afectados si el equipo negociador estadounidense no acepta acabar o limitar los abundantes subsidios que otorga a sus productores, dijo a IPS el presidente de Conveagro, Luis Zúñiga.

Algunos de esos productos son el maíz, el algodón, la cebada, el trigo, las carnes, el arroz, los aceites y los lácteos.

Estados Unidos destina casi 94.000 millones de dólares anuales a subvencionar a su sector agrícola. El arroz estadounidense tiene un subsidio de 51 por ciento y el trigo, de 34 por ciento, mientras en Perú ese tipo de protección casi no existe.

Zúñiga estima que hay dos formas de neutralizar esa competencia desleal: la aplicación de subsidios en Perú, o el mantenimiento de aranceles a las importaciones, ninguna de las cuales ha sido aceptada en la mesa de negociación.

De acuerdo con los negociadores peruanos, el acuerdo es un esfuerzo por prolongar los beneficios que Washington otorgó a los países andinos mediante la Ley de Promoción Comercial y Erradicación de la Droga (ATPDEA, por sus siglas en inglés) que permitía, temporalmente, el ingreso preferencial de diversos productos a su enorme mercado de más de 200 millones de consumidores.

No hay indicios de que esta motivación estadounidense de fondo haya cambiado, alegan.

Además, se debe tener en cuenta la notable asimetría comercial entre Estados Unidos y sus socios en este acuerdo. Perú ocupa el lugar 52 entre los proveedores de mercancías a ese país y representa apenas 0,19 por ciento de sus importaciones.

Pero por la particular ubicación de los países andinos, atravesados por el fenómeno del narcotráfico, otros factores entran en juego.

Esos factores, junto a las necesarias precisiones técnicas en el ámbito comercial, son los que rondan las 10 salas instaladas en el hotel Sheraton de Lima.

La reunión se prolongará hasta este viernes, cuando los cuatro equipos negociadores ofrecerán una conferencia de prensa conjunta. Mientras, en las calles de Lima y hasta en la puerta de este recinto hotelero se hacen notar algunas manifestaciones de protesta.

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