Una mujer del pobre nordeste que triunfa como empresaria en Río de Janeiro, un diario cerrado por la dictadura militar, una hija robada y buscada por más de 20 años, lesbianismo y políticos corruptos son algunos de los tópicos que se entrecruzan en la telenovela que entretiene cada día a Brasil.
El diversificado paquete, bien urdido en un ritmo más ágil que el usual, produce la gran audiencia que Señora del destino mantiene ya a cuatro meses de su estreno, contrariando una tendencia de baja en el tramo intermedio de las muy largas telenovelas brasileñas.
Dejar de ver algunos capítulos significa perder muchos acontecimientos que se van sucediendo y el hilo de las historias, contrastando con el lento desarrollo de la trama en otros casos.
El autor, Aguinaldo Silva, ya escribió más de 20 guiones para la TV Globo, en general sobre realidades de su tierra de origen, el Noreste de Brasil. Esta vez eligió como escenario Río de Janeiro y su periferia más poblada, la Baixada (Bajada) Fluminense, compuesta de inmensas ciudades pobres que concentran a los inmigrantes del nordeste de Brasil.
La cada día más difícil tarea de Silva y un grupo pequeño de guionistas probados, como Gilberto Braga y Gloria Pérez, es mantener el liderazgo del consorcio de comunicaciones Globo, con una forma de entretenimiento que hace 40 años mantiene cautiva la atención de decenas de millones de brasileños y brasileñas, todas las noches, de lunes a sábado.
Además es un gran producto de exportación, que Globo vende a más de 100 países, en algunos casos generando fenómenos de identificación en culturas totalmente distintas, como la china o la húngara.
El modelo de la Hollywood brasileña está consolidado, no hay mucho espacio para innovaciones. Por ello es una hazaña inventar historias que recuperan o amplían la audiencia obtenida por las telenovelas cuando ellas sorprendían por su alto nivel creativo, en los años 70.
Es el caso de Señora del destino que, sin presentar grandes novedades temáticas como hace tres años El clon, de Pérez, mantiene alto el interés del público.
Su éxito se mide también por el récord de publicidad inserta de forma disfrazada en la trama (merchandising en la jerga brasileña), casi un aviso por día, costando más de 100.000 dólares cada uno.
El personaje central, Maria do Carmo, la inmigrante exitosa interpretada por Suzana Vieira, es la preferida para la publicidad, pese a que ha superado los 50 años. Es que se trata de una persona positiva, que transmite confianza y tenacidad, que creó sola sus cuatro hijos y busca obstinadamente a su hija desaparecida.
Las historias, variadas y entretejidas comienzan vertiginosamente en diciembre de 1968, cuando Maria do Carmo, procedente del nordeste del país, llega a Río de Janeiro con sus cinco hijos pequeños buscando su hermano mayor, quien migró antes y trabaja como conductor del automóvil de la dueña de un diario.
El arribo coincide con el endurecimiento de la dictadura militar (1964-1985) y la represión al movimiento estudiantil que convirtió las calles de Río de Janeiro en un campo de guerra. Maria do Carmo es detenida, la hija recién nacida robada por una prostituta que la usa para obligar el amante a casarse, los hijos van a un orfanato, el diario es clausurado.
Un vuelo de 20 o 30 años y todo pasa a desarrollarse en los tiempos actuales. La inmigrante es una próspera comerciante en la Baixada, sus hijos viven sus propios enredos, su enamorado periodista intenta reabrir el viejo diario, la búsqueda de la hija se acerca al desenlace, repitiendo una hechos reales vividos en 2002 por una familia de Goiania, en el oeste de Brasil.
Los varios núcleos, grupos de personas que viven situaciones comunes, ponen en la pantalla las distintas realidades y problemas de la Gran Río de Janeiro. Violencia doméstica y callejera, drogas, criminalidad, jóvenes en lucha contra el rígido moralismo o el elitismo de los padres, son muchos los dramas.
También se muestra como funciona una escuela de samba del famoso carnaval carioca, patrocinado por un jefe del juego del bicho (lotería ilegal, pero tolerada) que busca ser reconocido como un empresario respetable.
El lesbianismo agregó más complejidad a los capítulos actuales, con una joven sufriendo el conflicto entre los prejuicios sociales, confundidos con anhelos personales, y el deseo manifestado por su gran amiga.
Señora del destino es autobiográfica, reconoció el autor, refiriéndose a su condición de inmigrante del noreste que enfrentó muchas dificultades para alcanzar su actual posición en la sociedad.
También sufrió muchas discriminaciones como un homosexual asumido aunque no militante en favor de las minorías. Antes de ser absorbido por la televisión publicó 13 libros de novelas, admitiendo que la mayoría es de mala calidad.
La movilidad social, los choques y diferencias entre las clases constituyen la base de las telenovelas, en su evaluación. La ficción realiza el deseo de ascenso de las personas. La enorme desigualdad social del país sería por tanto la fuente del persistente éxito y creatividad de la telenovela brasileña.