La prensa de Asia sudoriental amplía su lista de enemigos de los habituales sospechosos —es decir, los regímenes represivos— para incorporar organizaciones criminales, políticos y empresarios.
Mecanismos como la publicidad, la posesión de acciones y el soborno a periodistas son utilizados para acallar a sectores críticos de la prensa, dijo la directora ejecutiva del Centro Filipino para el Periodismo de Investigación (PCIJ), Sheila Coronel.
Las leyes elaboradas tras la caída del autoritarismo nos da poca protección contra esta arremetida. La represión del estado ha sido privatizada, sostuvo Coronel, en una conferencia regional de medios celebrada este lunes, Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Estos desafíos ganan impulso en Tailandia, Indonesia y Filipinas, tres países considerados con frecuencia como los que gozan de mayor libertad de prensa en el sudeste asiático.
En Tailandia, por ejemplo, el año pasado presionaron a los periodistas personas de los mismos grupos empresariales o de las mismas familias, dijo Boonrat Apichattrisorn, de la Asociación de Periodistas Tailandeses.
Familiares del peso completo político Suriya Juengrungruangkit tuvieron éxito en la adquisición de una gran porción de las acciones del Nation Multimedia Group, consorcio de medios de comunicación notorio por su actitud crítica.
Algunos diarios debieron pensar dos veces antes de publicar comentarios críticos o negativos sobre el gobierno, luego de las ofertas de compra de espacios publicitarios formulados por empresas con vínculos con personalidades oficialistas, según Apichattrisorn.
Los diarios de provincia son los más vulnerables a esa presión, pues son proclives a la intervención de grupos influyentes que ofrecen apoyo financiero y compran espacio publicitario a cambio de informes o editoriales favorables, agregó.
En Indonesia, algunos poderosos empresarios han demandado a los medios en tribunales penales para silenciar a los periodistas que los critican, dijo Lukas Luwarson, quien encabeza la rama nacional de la Alianza de la Prensa del Sudeste Asiático.
En la actualidad hay 17 casos presentados ante la justicia. Eso no estaría mal si hubieran razones, pero no debería aplicarse como forma de intimidación, declaró Luwarson a IPS.
Entre los empresarios a los que el periodista atribuyó esa actitud figuran Tommy Winata y Sinevasan Manimaren, entre otros allegados al depuesto presidente Alí Suharto, dijo el activista Tedjabayu, defensor de la libertad de prensa en Indonesia.
En Filipinas, los medios debieron lidiar con una realidad aun más ominosa que la censura del empresariado: los siete periodistas asesinados por razones relacionadas con el ejercicio de su profesión, informó Philippe Latour, de la organización internacional Reporteros sin Fronteras.
Eso eleva a 44 la cantidad de periodistas asesinados en Filipinas desde 1986, el año del retorno a la democracia luego de la prolongada dictadura de Ferdinando Marcos.
La impunidad alienta la violencia contra la prensa, dijo Latour.
La cantidad de asesinatos de periodistas en Filipinas llevó a la organización internacional Freedom House, que retiró al archipiélago de su lista de países que gozan de libertad de prensa luego de seis años.
Mientras, Camboya puja por tener una prensa libre a pesar de su elevada pobreza. Un presentador de radio fue muerto durante una ola de asesinatos de opositores al primer ministro Hun Sen, informó Reporteros sin Fronteras.
Las dictaduras de la región, como Birmania, Laos y Vietnam, fueron acusados de arrojar a los periodistas a la cárcel. En el caso de Birmania, son torturados durante sus primeras semanas en prisión y luego mantenidos en horribles condiciones, al igual que otros miles de prisioneros de conciencia.
En ese país hay 10 periodistas presos, mientras en Vietnam cinco ciberdisidentes fueron encarcelados el año pasado, uno de ellos con una pena de 12 años de cárcel.
También la opulenta Singapur fue acusada de reprimir la libertad de expresión. El primer ministro Goh Chok Tong fue ubicado entre los demócratas impostores. (
