IRAQ: EEUU sigue los pasos de Saddam

Docenas de seguidores del líder chiita Muqtada al-Sadr entonan cánticos mientras cargan los ataúdes de dos camaradas suyos hacia el santuario del imán Alí, en la ciudad santa iraquí de Nayaf.

Cada noche, los combatientes del Ejército Mehdi, liderado por Sadr, chocan con fuerzas estadounidenses que ubicaron sus tanques en las afueras de la ciudad del sur iraquí. Pero no fue aquí donde murieron estos dos hombres.

En los ataúdes están dos encumbrados jeques, Methen al-Khzoni y Satchit al-Mahawli. Se dice que el segundo es descendiente del profeta Mahoma. El modo en que murieron dice mucho sobre la actitud de la ocupación militar de Iraq, encabezada por Estados Unidos.

En el pequeño poblado de Hilla, a una hora de automóvil desde Bagdad hacia el sur, la sangre cubre un muro del edificio de la organización de derechos humanos Babilonia.

Fue aquí que los soldados estadounidenses irrumpieron en una reunión pública, mataron a los dos jeques y desaparecieron a otros dos importantes líderes comunitarios. Se trataba de una reunión para llamar por la paz, según los organizadores.
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”Estaban representadas todas las instancias de poder: partidos políticos, científicos y religiosos. Tratábamos de entender qué sucede en Hilla, qué pasa alrededor nuestro, en nuestro país”, dijo uno de los participantes, Sayyed Fadel al-Mousawie.

El principal objetivo de la reunión era buscar mecanismos para tratar con la ocupación estadounidense sin recurrir a la violencia, dijeron miembros de Babilonia.

Se trata de un punto permanente en la agenda de la organización y, según indicó la organización, no es ningún secreto para las autoridades de la ocupación.

Hace pocos meses, el subsecretario (viceministro) de Defensa estadounidense Paul Wolfowicz visitó la oficina de Babilonia para aplaudir su labor. Uno de sus miembros, Hazen al-Safi, solía mostrar con orgullo una fotografía en la que aparecía estrechándole la mano al funcionario.

Safi ya no se siente así.

”Solo teníamos lapiceras y papel, pero ellos llegaron con un montón de armas”, dijo el activista a IPS.

Quince soldados estadounidenses ordenaron a todos a echarse cuerpo a tierra y se dirigieron a la tarima para arrestar al orador, el clérigo Sayyed Adnan Onaibi, representante de Muqtada al-Sadr en Hilla. Cubrieron su cabeza con una capucha negra.

A continuación, fueron a por los jeques Khzoni y Mahawli. ”Les dispararon en la cabeza. Les dispararon ahí mismo, donde estaban parados. Usted puede ver la sangre a uno o dos metros de donde estaban ellos”, dijo Hazem.

Los proyectiles que mataron a los jeques fueron los únicos disparados en la oficina. En la pared manchada de sangre están aún los orificios de bala.

Hoy, Sayyed Adnan Onaibi está desaparecido. Soldados en la base militar local, a cargo del contingente polaco, dijeron que no sabían nada sobre la operación. La Autoridad Nacional de la Coalición en Bagdad informó que le tomará 10 días determinar su paradero, si está detenido.

La cárcel no es algo nuevo para este dirigente chiita, quien estuvo preso un año entero por criticar al hoy depuesto presidente iraquí Saddam Hussein en los servicios religiosos de los viernes.

”Adnan esperaba que Estados Unidos nos liberara de Saddam (Hussein), y estaba feliz cuando éste cayó porque había sufrido muchas torturas a manos del régimen”, dijo Hazem.

Los arrestos y asesinatos de simpatizantes de Sadr en Hilla se registran en momentos de intensos combates en Nayaf. Veinte miembros del Ejército Mehdi murieron el lunes de noche. No serán los últimos: numerosos combatientes se acercan a la ciudad santa a toda hora.

Adem Zohr dejó su casa en Mosul, en la septentrional región de Kurdistán, para combatir contra las fuerzas estadounidenses en Nayaf. Dejó atrás a su esposa y a su hijo de seis meses.

”Creemos en Dios. Dios nos creó y Dios nos llevará. Si protegemos nuestra religión, seremos llevados al lugar sagrado. Podemos hacer algo. Seguiré mis órdenes, sean de arrojar bombas o de matar. Cualquier cosa”, dijo Zohr.

Al mismo tiempo, ambas partes buscan una salida. Akil Abdul-Munaf Zwein ha negociado con comandantes estadounidenses en nombre de Sadr.

”Los jefes de todas las tribus del área están en las negociaciones. Una condición presentada por Muqtada al-Sadr es retirar las tropas estadounidenses de Nayaf, porque aquí está el santuario del imán Alí, la paz sea con él”, indicó Zwein.

Además, los seguidores de Sadr exigen que su líder siga vivo y libre, y que su destino sea decidido por un gobierno iraquí legítimo. Si se cumplen esas condiciones, el Ejército Mehdi dejará de atacar a las fuerzas de ocupación.

Depende ahora del gobierno de George W. Bush aceptar o rechazar la oferta.

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