Mientras fuerzas estadounidenses continúan chocando con el Ejército Mehdi del clérigo chiita Muqtada al-Sadr en la ciudad santa de Nayaf, resuena el llamado a la oración en el pobre barrio de Showle, en la capital de Iraq.
Un grupo de vecinos se aglomeran alrededor de un kiosco de cigarrillos para explicar a un reportero del ejército estadounidense lo sucedido la semana pasada, cuando sus compañeros de armas llegaron a Showle con tanques y vehículos artillados a este barrio chiita.
Alí Hakim, de 17 años, recuerda ante el periodista militar que los soldados fueron directamente contra el afiche con la imagen de de Sadr que tenía pegada en la pared de su casa. Usaron las ametralladoras para quitarla de allí, sostuvo.
Alí indicó que los soldados no estaban acompañados por un intérprete en su incursión. No hablaron conmigo. Eran 15. Cerraron la calle antes de empezar. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué podíamos hacer mientras ellos retiraban las fotografías?
Mientras, el capitán a cargo de la requisa de afiches del clérigo chiita dijo a la agencia noticiosa del ejército estadounidense Army News Service que la operación fue importante porque Sadr apoya todo lo anticoalición.
[related_articles]
El oficial consideró importante demostrarle a la gente que podemos combatir la propaganda de una forma no amenazante, más que hacerlo con dureza y violentamente.
Pero la redada no fue bien recibida. Vine con cinco de mis amigos y le arrojamos piedras a los soldados. Usamos todas las piedras que pudimos. Los estadounidenses se fueron, dijo a IPS Narah Habi, de 17 años.
Un anciano allí cerca pide la palabra. Son un ejército de cobardes. Son un país de cobardes. No pueden parar a Sadr, y por eso quitan las fotos del hombre.
El enfrentamiento en Showle es apenas uno de muchos entre las fuerzas estadounidenses y las fotografías de Sadr.
Hace dos semanas, un civil iraquí que supuestamente se negó a retirar la imagen de Sadr de la ventanilla de su automóvil fue muerto a bastonazos por soldados en la ciudad chiita de Kut.
Una incursión sobre la Universidad de Bustansuriye, en Bagdad, tuvo objetivos similares. Los soldados destrozaron toda ventana donde hubiera una imagen de Sadr.
Luego, el ejército envió tanques al barrio de clase media alrededor de la universidad para propalar un mensaje. Lo leía un traductor árabe encapuchado sentado sobre la cabina de un tanque.
Un residente de Mustansuriye, Salahadul Karim, recordó: Nos decían: 'Ustedes tienen un barrio muy bueno y deben que estar con nosotros, no contra nosotros. Aplastaremos al Ejército Mehdi y si este barrio lo apoya también los aplastaremos a ustedes.'
Al igual que a la mayoría de los sunitas de clase media, a Karim no le agrada Sadr en lo más mínimo. Los seguidores del clérigo, la mayoría de los cuales son jóvenes y pobres, suelen hacer justicia por mano propia, y también cometen delitos.
Sin embargo, el ejército estadounidense encarceló dos veces a Karim en el último mes. A este iraquí sunita no le gusta el modo en que las fuerzas de ocupación dicen mantener la paz.
Realmente odio a Muqtada. Pero ahora, con los estadounidenses persiguiéndolo y con él sin dejar de manifestarse, comienzo a respetarlo de algún modo, sostuvo.
Los extranjeros, sean estadounidenses, británicos o franceses, son bienvenidos en Iraq, aseguró Karim. Pero si un ejército se nos enfrenta, nos opondremos a él sin interrupción, advirtió.
El enfrentamiento entre el ejército estadounidense y el Ejército Mehdi comenzó luego de que la Autoridad Provisional de la Coalición encabezada por Washington clausuró el periódico de Sadr, al-Hawza.
El jefe de la Autoridad, el embajador L. Paul Bremer, sostuvo que la publicación difundía artículos falsos que incitaban a la violencia contra los soldados ocupantes y contra los civiles iraquíes que los respaldan.
Entre los artículos mencionados por el funcionario estadounidense figuraba uno titulado Bremer sigue los pasos de Saddam Hussein.
