Los residentes del poblado pakistaní de Pulosa identifican sin dudar el agua como su necesidad más urgente.
Pulosa, en la Provincia de la Frontera Noroccidental, limítrofe con Afganistán, se prepara para implementar un plan de desarrollo con ayuda de un grupo de interés público.
Se trata de uno de los miles de poblados pakistaníes que sufren escasez de agua, cada vez más aguda en los últimos años.
Apenas 30 por ciento de los 150 millones de habitantes del país tienen acceso a agua por cañerías, y sólo en las ciudades. El resto de la población depende de pozos y reservorios, y la situación empeora cuando las lluvias escasean.
”La disponibilidad de agua por habitante cayó de 5,3 metros cúbicos en los años 50 a un metro cúbico actualmente. Los problemas de acceso y de calidad afectan por igual a áreas rurales y urbanas”, dijo el máximo funcionario de la Agencia de Protección Ambiental de Pakistán, Shujaa Khan.
El público cada vez presiona más al gobierno para disponer de agua potable.
La población de Pulosa reivindica ese derecho instalando bombas de mano cerca de sus hogares, cansados de recorrer largas distancias para acceder a agua.
El poblado, con unos 10.000 habitantes, dispone de escasos depósitos públicos de agua, llamados ”talab” en pushto, el idioma local. Esos depósitos son alimentados por una pequeña represa cercana, y cuando se secan, la población debe emplear el agua aportada por cañerías a otras aldeas.
”Esto es insuficiente. Debemos caminar varias millas para abastecernos de agua, y muy a menudo es preciso esperar días para conseguirlos, lo que nos fuerza a racionar” el líquido, dijo un habitante de Pulosa en un encuentro para preparar el plan de desarrollo.
Ese plan fue facilitado por Khwendo Kor, una organización que trabaja desde 1993 en la Provincia de la Frontera Noroccidental, para educar a las conservadoras comunidades rurales sobre cuestiones que afectan las vidas de las mujeres.
Khwendo Kor significa ”Hogar de la Hermana” en pushto.
La organización ha ayudado a los habitantes de unas 30 aldeas cercanas a la ciudad de Karak a preparar sus planes de desarrollo, y en todas se identificó al agua como la principal prioridad.
Roohi Tabassum, a cargo de la oficina de Khwendo Kor en Karak, dijo a IPS que la primera etapa del método que emplea la organización es ayudar a los grupos de varones y mujeres de una aldea a identificar sus necesidades, para darles respuesta en un plan de desarrollo.
La segunda etapa es facilitar el vínculo de los habitantes del poblado con organismos del gobierno e instituciones locales elegidas mediante el voto, para asegurar que las prioridades identificadas por la población pasen a formar parte de los planes oficiales de desarrollo.
La tercera etapa es el seguimiento, mientras las comunidades presionan a las autoridades para que satisfagan las necesidades que han identificado.
Ese método condujo en los últimos años a la instalación de más de 100 bombas de mano en los poblados en los que ha trabajado Khwendo Kor.
La creciente presión política por acceso a agua potable ha forzado al gobierno a aprobar la construcción en la región de dos represas, en las áreas de Changoz y Sharki del distrito de Karak, con un costo previsto de 50 millones de dólares.
”Las represas permitirán al gobierno suministrar agua potable mediante cañerías a miles de personas, para beber y para riego, de modo que sea posible ampliar las actuales áreas cultivadas”, explicó a IPS el clérigo Shah Abdul Aziz, representante de Karak en la Asamblea Nacional (parlamento). ' Las obras son realizadas por el programa gubernamental Asistencia de Emergencia para el Alivio de la Sequía, que cuenta con financiamiento del Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo.
Pero los planes de largo plazo no bastan para satisfacer las acuciantes necesidades actuales, y Tabassum señaló que las bombas de mano instaladas son insuficientes.
Para Fazeelat Bibi, integrante de un concejo local de mujeres de esta montañosa región de difícil acceso, el agua por cañería es un lujo inimaginable. ' ”Lo único que quiere la gente de estas aldeas es poder acceder al agua mediante bombas de mano que no estén demasiado lejos de sus casas. Las cuestiones de calidad son secundarias en esta etapa”, opinó.
Las carencias de agua potable y de saneamiento determinan creciente incidencia de enfermedades que afectan especialmente a mujeres y niños.
”Las mujeres cargan con la responsabilidad de traer agua desde lugares lejanos”, indicó Faheem Khattak, la responsable de la educación sanitaria e higiénica que brinda Khwendo Kor en Karak.
La mayoría de las mujeres de la región padecen anemia y desnutrición. Cargar con pesados recipientes de agua sobre la cabeza produce a las embarazadas hemorragias preparto. La placenta se desprende de la pared del útero, y eso causa abortos o el nacimiento de bebés muertos.
La escasez de agua también implica mala higiene. La mayoría de las mujeres de los poblados cercanos a Karak sufren infecciones uterinas, y en la población infantil son cada vez más frecuentes las diarreas, los parásitos intestinales y las enfermedades de la piel.
Además, el consumo de agua con alto contenido salino causa alta incidencia de hipertensión en toda la población.
”En Khwendo Kor nos esforzamos por educar a las comunidades sobre el mejor uso de los recursos con que cuentan. Mejores hábitos de higiene y hervir el agua que se usa minimizan la incidencia de muchas enfermedades”, comentó Khattak.
En última instancia, se trata de cambiar las actitudes y prácticas de las personas”, y ”el cambio desde la base es un proceso lento que no puede cuantificarse”, sostuvo.
”Pero algo que por cierto está cambiando es que las personas ya no se sientan a esperar que alguien venga a ayudarlas. Están organizadas y movilizadas para ejercer la presión adecuada sobre las autoridades, a fin de que éstas satisfagan sus necesidades básicas”, subrayó la educadora. (
