AMBIENTE: La pesca divide a Europa

La reforma de la política pesquera en la Unión Europea (UE) está pensada para los mares del norte, más que para los del sur, señalan los críticos.

Hace dos años la UE comenzó a preparar una nueva política común sobre pesca (PCP) para proteger su riqueza ictiológica, pero los 15 Estados miembros no se ponen de acuerdo.

En la discusión, que estaba previsto concluir el año pasado, los países nórdicos abogan por reglas ambientalistas más severas, que no parecen interesar a los mediterráneos, aunque hay coincidencias en relación con criterios generales sobre protección del ambiente, y también acerca de los subsidios al sector.

El consenso desaparece cuando se trata de normas específicas, como aumentar de cuatro a seis centímetros las aberturas de las redes para evitar la captura de peces pequeños, exigir la medida mínima de 14 centímetros para las anchoas, prohibir la pesca en zonas de repoblamiento, y reglamentar el otorgamiento de días de descanso a los trabajadores del sector.

”Hay división norte- sur (dentro de Europa) en la reforma de la política pesquera”, comentó Raúl García, responsable del área pesca de la filial española del no gubernamental Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

”Los países del norte mantienen aparentemente una posición más conservacionista. Los del sur, donde la pesca tiene una mayor implicación social y económica, adoptan una posición más tradicional y conservadora”, explicó.

Italianos y españoles se oponen a algunas de las medidas propuestas por los países nórdicos, sobre todo las vinculadas con redes y anchoas, y arguyen que en los meridionales mares Mediterráneo y Adriático los peces son más pequeños y más escasos que en los mares del norte.

Además, el Mediterráneo es compartido por países que no integran la UE, como Argelia, Libia y Marruecos, que pescan el mismo medio centenar de especies sin normas limitantes.

En la península itálica, 90 por ciento de la pesca se realiza en forma artesanal, con pequeñas embarcaciones, y eso crea importantes dificultades para cumplir las nuevas normas propuestas.

”Hay que compensar a los pescadores con otras medidas sociales, porque con estas reglas no pueden hacer su trabajo o deben reducir al mínimo su actividad”, señaló la responsable del área legal de la filial italiana del WWF, Sara Fioravanti.

”Pero reconocemos que se han propuesto medidas interesantes, como reforzar la lucha contra la pesca ilegal. Además, hay que disciplinar la pesca deportiva, que afecta por ejemplo a la población de peces espada”, añadió.

Los peces espada deberían capturarse cuando ya miden un metro 40 centímetros, pero a menudo se les pesca en forma ilegal cuando apenas llegan a 60 centímetros.

En España, que era una potencia pesquera mundial y hoy sólo es la primera de Europa, la disminución de las capturas determina que estén inactivas miles de embarcaciones.

En 1990, según una investigación científica encargada por la UE y resumida en el llamado Informe Gulland, la flota pesquera del bloque europeo debía reducirse 40 por ciento, pero García aseguró que en España ”los fondos públicos destinados a este objetivo se desperdiciaron”, ya que ”31 por ciento de esa ayuda se invirtió en la renovación de los buques, y 32 por ciento en desguace”.

En los últimos ochos años, 66 mil personas en la UE perdieron sus puestos de trabajo en el sector pesquero, 20 mil de ellas en Galicia, al noroeste de España.

”La PCP necesita ser ajustada, está pensada para los mares del norte, más que para los del sur. El Mediterráneo es muy específico, tiene sus propias especies y la política comunitaria está muy poco centrada en esta zona”, alegó Silvio Greco, director del departamento de investigación del Instituto Central Científico-Tecnológico del Mar, con sede en Roma.

”Si no hay un organismo multinacional que administre esta cuenca habrá problemas”, pronosticó.

La propuesta de nueva PCP busca salvar especies que están a punto de desaparecer mediante drástica reducción de las capturas.

La pesca ilegal, la sobreexplotación del mar, el cambio del clima y la contaminación química han disminuido la población de peces. La merluza blanca (Merluccius albidus), por ejemplo, disminuyó 70 por ciento en los últimos 20 años y el atún rojo (Thunnus thynnus) 30 por ciento.

Al sur de Italia, menguan los camarones rojos, pulpos y moscardinos, aunque la situación no ha llegado a niveles que causen alarma.

En España se presenta un cuadro más grave de riesgo de desaparición de especies, que afecta entre otras al lenguado (Solea vulgaris), el langostino (Penaeus kerathurus), el bacalao (nombre genérico de unas 60 especies de la familia de los gádidos) y el atún rojo.

”El marco científico y ambiental de los países (de la UE) es pobre y desigual, y los nuevos mecanismos propuestos no garantizan que los Estados miembros logren el crucial equilibrio entre los recursos y el tamaño y naturaleza de sus flotas”, opinó Charlote Mójense, oficial de pesca para la UE del WWF.

El bloque europeo tampoco ha logrado consenso sobre normas para acuerdos pesqueros con países ajenos a la UE, aunque reconoce errores de gestión y negociación en ese terreno.

Los naciones nórdicas no tienen interés en pescar en aguas africanas o latinoamericanas, porque sus flotas son pequeñas. En cambio, los países mediterráneos, como España o Portugal, buscan nuevas áreas para ocupar embarcaciones ociosas.

Las naciones del sur europeo ”presionan para que los acuerdos con terceros países sean fundamentalmente comerciales, e incluso condicionan a ellos la firma de tratados de libre comercio con América Latina. La nueva propuesta (de PCP) implicaría, en cambio, una mayor preocupación por el ambiente”, comentó García.

* La autora es colaboradora de Tierramérica. Publicado originalmente el 14 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (

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