CHILE: Paro general ahonda quiebre entre gobierno y sindicatos

La primera huelga general en Chile desde el restablecimiento de la democracia en 1990, realizada este miércoles, dejó como balance una profundización del quiebre entre el movimiento sindical y el gobierno del socialista Ricardo Lagos.

El también socialista Arturo Martínez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), proclamó el éxito de la movilización, convocada por su organización en protesta por el modelo neoliberal y la ”prepotencia” con que el Poder Ejecutivo y los empresarios desconocen, a su juicio, los derechos y las demandas laborales.

En cambio, el ministro del Interior, José Miguel Insulza, aseguró que ”esto no fue un paro, sino un montón de desórdenes provocados por personas que no tienen nada que ver con las organizaciones de trabajadores”.

Insulza aludió así a los disturbios que se registraron desde temprano con centenares de arrestos en las principales ciudades chilenas, y a actos de vandalismo como lanzamientos de bombas de ruido y la quema de un autobús cuyo conductor fue asaltado por tres desconocidos en esta capital.

La CUT convocó a cuatro marchas que convergieron en el centro de Santiago, donde se produjeron incidentes con la policía antimotines, que detuvo a unos 70 manifestantes, mientras en el puerto de San Antonio, 90 kilómetros al oeste de la capital, se reportaron otros cien arrestos durante manifestaciones de trabajadores.

Ricardo Morales, presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte, aseguró que el servicio de buses y taxis se redujo en 70 por ciento, mientras el Ministerio de Educación informaba que hubo un ausentismo de 77 por ciento de los estudiantes en los establecimientos de enseñanza básica y media.

”Nos llama mucho la atención el descaro con que el gobierno está tratando de hacer creer que estamos en un país normal. Da la impresión que algunas personas del Estado han perdido la razón”, señaló a IPS el secretario general de la CUT, José Ortiz.

Lagos, quien viajó este miércoles a la localidad de Rengo, 80 kilómetros al sur de la capital, para hacer entrega de viviendas a familias modestas, se declaró preocupado por la imagen exterior de Chile a raíz del paro.

”Lo único que se verá afuera son los disturbios que provocan las protestas y no que la gran mayoría de los chilenos contribuye día a día a hacer un mejor país”, dijo.

Según la empresarial Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), que reúne a los industriales, la movilización de la CUT provocó un ausentismo de solo 3,7 por ciento en las fábricas y una caída en la producción diaria de 4,6 por ciento.

La Asociación de Exportadores de Manufacturas, que agrupa a un segmento más específico de los industriales, señaló tras una encuesta a sus afiliados que 13 por ciento de sus operarios no se presentaron este miércoles a trabajar.

Las agrupaciones fundamentales que adhirieron al paro de la CUT fueron la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, los funcionarios del sector de la salud, gran parte de los gremios de trabajadores de los municipios, el Colegio de Profesores y sindicatos de choferes de buses y de automóviles de alquiler.

La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y otras organizaciones estudiantiles se plegaron igualmente a la protesta.

Carmen Espinoza, directora del Programa de Economía del Trabajo, un centro no gubernamental vinculado a la Iglesia Católica, señaló a IPS que lo relevante de esta paralización radica en que convocó tanto a trabajadores asalariados, como a desocupados y a sectores del llamado ”autoempleo”.

”De alguna forma, (en la adhesión al paro) se expresa la diversidad de sentimientos de frustración que hay en los distintos espacios de la vida de las personas en Chile”, comentó Espinoza.

Según la experta, los tres gobiernos de la Concertación por la Democracia, de centroizquierda, no han cumplido las expectativas de resolver los problemas de inequidad e inseguridad laboral y de fortalecer los derechos humanos de segunda generación, en áreas sociales, culturales y económicas.

La CUT anunció el paro en la última celebración del Día de los Trabajadores, el 1 de mayo, bajo el lema general de rechazo al modelo económico, e incluyó como demandas específicas la oposición a los planes de flexibilización laboral y al tratado de libre comercio con los Estados Unidos.

”Este es un paro para decirle al gobierno, a los empresarios, al Poder Legislativo y al Poder Judicial, que los trabajadores estamos cansados de tanta injusticia. Queremos un Chile distinto, con empleos decentes, salarios dignos, un país donde se respeten los derechos laborales”, indicó Ortiz.

La CUT, nacida en 1953 como Central Unica de Trabajadores, estuvo ilegalizada bajo la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), lo que obligó al movimiento sindical a constituir otras organizaciones para llamar a protestas en demanda del retorno a la democracia desde comienzos de los años 80.

Con el restablecimiento de la democracia, la CUT recuperó su legalidad y conservó su sigla, aunque cambió su nombre de central ”única” a ”unitaria”, pero jamás volvió a ser la gran matriz sindical que contaba con un millón de afiliados durante el gobierno de Salvador Allende, derrocado el 11 de septiembre de 1973.

La central registra hoy unos 300.000 miembros, en un cuadro de crisis del sindicalismo —común a toda América Latina con la única excepción de Brasil—, originada en la desregulación del empleo y en el crecimiento de la economía informal.

La tercera Encuesta Laboral, divulgada el martes por la Dirección del Trabajo y sobre una muestra de 1.248 empresas de todo el país, determinó que el índice de sindicalización con respecto a la fuerza laboral, disminuyó de 29,3 por ciento en 1998 a 21,4 por ciento en 2002.

En este cuadro de debilidad de las tradicionales estructuras sindicales, la CUT se planteó el desafío de convocar al primer paro general desde que el 11 de marzo de 1990 se restableciera la democracia.

La central participó en mesas tripartitas con el gobierno y los empresarios para conseguir la derogación de las ”leyes antisindicales” heredadas de la dictadura, bajo la administración del democratacristiano Patricio Aylwin (1990-1994).

Pero se distanció de su sucesor, Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994- 2000), del mismo partido.

La ruptura se acentuó con la actual gestión de Lagos, un socialista moderado a quien la CUT acusa de privilegiar los entendimientos con la Sofofa y otras asociaciones empresariales con las que impulsa la llamada ”Agenda pro crecimiento”.

El paro de este miércoles, de acuerdo al análisis de la directora del PET, podría abrir paso a una revalorización de la CUT que, pese a no ser más la gran confederación laboral de antaño, puede legitimarse como catalizadora del descontento de diversos sectores sociales. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe