IRAQ-EEUU: Bush no logra controlar a opositores iraquíes

Los planes de Estados Unidos para el futuro de Iraq chocan con el rechazo de una organización opositora al régimen de Saddam Hussein, mientras Washington acelera sus preparativos para invadir.

Washington pretende instaurar en Bagdad luego de la guerra un gobierno militar estadounidense respaldado por su Agencia Central de Inteligencia (CIA) y su Departamento de Estado (cancillería), informó a dirigentes opositores iraquíes el representante especial del presidente George W. Bush, Zalmay Khalilzad.

En una reunión de cuatro días que concluyó el fin de semana en la septentrional ciudad iraquí de Salahudeen – – controlada por Estados Unidos y Gran Bretaña – – , Khalilzad aseguró que el régimen militar duraría sólo lo necesario para garantizar la estabilidad del país.

El presidente Bush también aludió indirectamente al asunto. ”Será difícil que la libertad reine en un país que sufrió tres décadas de dictadura, policía secreta, divisiones internas y guerra”, dijo el sábado.

Pero opositores iraquíes calificaron la propuesta estadounidense de antidemocrática y la consideraron una prolongación del régimen de Saddam Hussein. Washington pretende desalojar del poder a los funcionarios más encumbrados pero dejar al resto en el próximo gobierno, advirtieron.

La actual oposición debería constituirse en gobierno y rechazar ”cualquier tipo de ocupación o de régimen militar nacional o extranjero”, según la Conferencia Opositora Iraquí celebrada en diciembre en Londres y de la cual la reunión de Salahudeen fue una continuación.

A las reuniones en Londres y en Salahudeen asistieron opositores musulmanes chiítas y sunitas, cristianos y representantes de las etnias árabe, kurda, turca, asiria y caldea, que dejaron de lado sus rivalidades históricas.

En Londres se creó un consejo integrado por Masoud Barzani, del Partido Democrático de Kurdistán, Jalal Talabani, de la Unión Patriótica de Kurdistán, Mohammad Bakir al-Hakim, del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, Ahmad Chalabi, del Congreso Nacional Iraquí, Ayad Allawi, del Acuerdo Nacional Iraquí, y el árabe sunnita independiente Adnan Pachachi.

Ahora, este consejo aspira a ganarse la credibilidad de la comunidad internacional con el fin de ejercer el gobierno cuando Saddam Hussein sea desalojado del poder.

El plan estadounidense desnuda las verdaderas intenciones de Bush, según el analista político de la Universidad de Ajman, Emiratos Arabes Unidos, Nasseb Al Saleh.

”El llamado original era por la eliminación de las armas de destrucción masiva, el cambio de régimen y la restauración de la democracia”, recordó Saleh. Pero la instauración de un régimen militar transitorio a cargo de Estados Unidos significará el fin del Estado iraquí, aunque sea por un tiempo, agregó.

”Eso alentará a las fuerzas secesionistas a tomar el control de tanto territorio como les sea posible, lo que dificultará el establecimiento de un gobierno central”, según Saleh.

Los opositores también perciben la presión de Bush para que den más responsabilidad a iraquíes proisraelíes, asignen a Estados Unidos la protección de los campos petroleros, reduzcan el papel de los clérigos musulmanes en el futuro gobierno y en el sistema legal y admitan la presencia de tropas turcas en el norte del país.

Otro factor de discordia entre el consejo opositor iraquí y Washington es la insistencia de Khalilzad, estadounidense nacido en Afganistán, en incluir en el futuro gobierno a todos ”aquellos que sufrieron bajo (el régimen de) Saddam” Hussein, una fórmula que alude a actuales funcionarios iraquíes.

Las diferencias alientan los contactos entre el consejo opositor e Irán, país que libró con Iraq una guerra de ocho años en la década del 80 y que siempre defendió la causa de los musulmanes chiítas, comunidad religiosa mayoritaria en este país cuyo gobierno controlado por árabes sunitas, es secular.

El consejo también postula eliminar la influencia del Baath, el gobernante partido secular, panárabe y socialista, no solo mediante una purga sino también a través de juicios que hagan responsables a los actuales funcionarios de sus actos de gobierno.

Además, el consejo se propone constituir un gobierno provisional apenas el ejército de Iraq se rinda ante Estados Unidos y sus aliados. Washington ha rechazado esa posibilidad, mientras Irán anunció que reconocerá ese gobierno de inmediato.

Los dirigentes opositores iraquíes no se han mostrado impresionados ante el compromiso enunciado el domingo por Washington con ”un futuro gobierno iraquí democrático, representativo y de amplia base, que respete los principios de justicia, la vigencia de la ley y los derechos humanos”.

El problema, en parte, es que la oposición iraquí desconfía de Estados Unidos, que la ”traicionó” dos veces, en 1975 y en 1991, cuando alentó a los kurdos a rebelarse contra el gobierno del Baath y luego les retiró su apoyo.

”La oposición, en particular los kurdos, temen ser traicionados por tercera vez”, dijo el investigador de la Universidad de Sharjah, Emiratos, Iqbal Ismail Mubarak.

”¿Cómo pueden los políticos y militares de Washington dictaminar el futuro de Iraq? La arrogancia del gobierno de Bush es alucinante, en particular porque la mayoría de los anteriores intentos estadounidenses de cambios de régimen en otros países dieron resultados negativos”, sostuvo Mubarak.

Entre otros ejemplos, el experto mencionó la intervención en Chipre en 1974 y el golpe contra el presidente nacionalista iraní Muhammad Mossadeqh, que facilitó el retorno del shah Rezah Pahlevi, derrocado luego en 1979 por la Revolución Islámica antiestadounidense.

”En ninguno de los países en los que Washington intentó un cambio de régimen hubo esfuerzos serios por invertir en la recuperación de la calidad de vida y en la reconstrucción de la infraestructura destruida durante el periodo de transformación”, afirmó Mubarak.

El primer ministro de la Unión Patriótica de Kurdistán, Barham Salih, quien controla la zona oriental del norte de Iraq, sostuvo que la ayuda de Estados Unidos es bienvenida, pero ”luego de la guerra los iraquíes deberán seguir sus propios designios”.

”La coalición que liderará Estados Unidos será instrumental para desembarazarnos de la dictadura”, afirmó Salih en una columna publicada por el diario estadounidense Los Angeles Times.

”Pero en el Iraq de posguerra no podrá establecerse la democracia sin la plena participación de las organizaciones seculares y otros grupos políticos locales, incluidos movimientos religiosos y hasta tribales”, agregó.

”Un retraso en la entrega del poder a una autoridad nacional servirá de ayuda a fuerzas antidemocráticas y antioccidentales, no solo en Iraq sino en todo el mundo islámico”, concluyó Salih. (

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