El aumento constante de la violencia en Guatemala preocupa a la misión de la ONU en el país, que pidió al gobierno medidas inmediatas para poner fin a los secuestros, linchamientos, asaltos y otros delitos.
La cantidad de personas muertas por delincuentes comunes llegó en diciembre al promedio de 14 por día, advirtió la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (Minugua), encargada de fiscalizar los acuerdo de paz de 1996 entre el gobierno y la guerrilla izquierdista.
Es brutal y tremendo. En Guatemala se vive un clima de inseguridad que afecta a toda la población, dijo a IPS la portavoz de Minugua, la rusa Seda Pumpianskaya.
Las proyecciones de la misión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) indican que este año aumentará la violencia ciudadana.
Pumpianskaya señaló que la inseguridad afecta por igual a jueces, profesionales, trabajadores, personas adineradas y barrios pobres.
El propio asistente de Pumpianskaya, un indígena guatemalteco, se encuentra internado en un hospital con pronóstico reservado por las heridas recibidas de asaltantes que le robaron un teléfono celular y el dinero que portaba, apenas seis quetzales (menos de un dólar).
El año pasado fue el más violento desde que finalizó la guerra civil (en 1996). Hemos enviado al gobierno una serie de recomendaciones de emergencia, pues este es un año electoral, explicó la funcionaria de la ONU.
Minugua solicitó al gobierno de Alfonso Portillo decisiones urgentes para mejorar la actuación de la policía nacional civil, el Ministerio Público (fiscalía) y el Poder Judicial, con el aporte de más recursos financieros, la reasignación de cargos para aumentar la eficiencia y erradicar la corrupción enquistada.
En diciembre se cumplieron seis años de la firma de los acuerdos de paz entre la guerrilla y el gobierno, que dejaron atrás más de tres décadas de guerra civil, con el saldo de 150.000 muertos, más de un millón de desplazados de sus hogares, 250.000 huérfanos y 100.000 viudas.
El problema es que el crimen organizado está dentro de las estructuras del actual gobierno, aseguró a IPS el director de la organización no gubernamental Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), Mario Polanco.
El activista sostuvo que la inseguridad reinante va de la mano de los delitos comunes, los llamados de cuello blanco y el narcotráfico.
Las supuestas relaciones entre la admnistración de Portillo y el narcotráfico es uno de los argumentos esgrimidos por el gobierno estadounidense de George W. Bush para incluir a Guatemala en la lista de países pasibles de sanciones económicas por su falta de eficacia en la lucha contra las drogas.
Bush envió el informe sobre drogas el 31 de enero al Congreso, que decide anualmente desde 1986 sobre ese listado de países, una especie de boletín de certificación, con su evaluación sobre el nivel de la ayuda otorgada al combate antidrogas de Washington.
El panorama para este año es bastante turbio (para Guatemala), pues las recomendaciones de la ONU, la descertificación de Estados Unidos y los conflictos sociales internos están aumentando la tensión, puntualizó Polanco.
La descertificación de Guatemala la expone a ser excluida de las negociaciones en busca de un tratado de libre comercio, iniciadas en enero por el llamado Grupo de los 5, conformado por este país Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua, con Estados Unidos.
Estados Unidos ubicó a Guatemala, junto con Haití y Birmania, en esa especie de calificación negativa por entender que han fallado manifiestamente en la lucha contra el narcotráfico.
Pero las presiones contra Guatemala también provienen de la Unión Europea, que ha amenazado con retirar su ayuda económica y todos los programas de cooperación sino mejora la situación humanitaria y económica.
Analistas políticos entienden que, tras seis años de haberse firmado la paz, el país no ha podido consolidar sus instituciones democráticas, una situación sumamente preocupante ante la proximidad de las elecciones presidenciales.
En los comicios a realizarse en noviembre aparecen con mayores posibilidades de ganar las dos principales fuerzas de derecha, el gobernante Frente Republicano Guatemalteco y el opositor Partido de Avanzada Nacional.
Portillo ha decidido por ahora refugiarse en el silencio y ha ordenado a sus ministros y otros funcionarios hacer lo mismo, tanto respecto de la situación de extrema violencia como de la decisión de Estados Unidos sobre las drogas.
El presidente está indispuesto, no quiere dialogar con los periodistas porque considera que algunos medios tienden a manejar la información con sesgo antigobierno y con desprestigio hacia su persona, declaró su portavoz, Byron Barrera. (
