El primer ministro de Gujarat, Narendra Modi, planea iniciar el 1 de septiembre una gira por ese estado del oeste de India que puede reavivar la violencia religiosa, causante de más de 2.000 muertes a comienzos de este año.
Modi, del gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés), nacionalista hindú, fue acusado de graves omisiones en el control de la oleada de violencia que comenzó el 27 de febrero, con la muerte de 58 radicales hindúes, y siguió con terribles represalias contra la minoría musulmana.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, el opositor Partido del Congreso y un grupo de ciudadanos encabezado por el ex primer ministro (1997) Inder Kumar Gujaral, del centrista Frente Unido, convencieron en julio a Modi de no realizar la gira llamada Gaurav Yatra (Peregrinación del Orgullo), para evitar una nueva oleada de violencia.
Sin embargo, acontecimientos políticos posteriores lo llevaron a retomar ese propósito.
Modi disolvió el parlamento estatal para realizar elecciones anticipadas, y esperaba capitalizar el fortalecimiento de la identidad hindú tras los disturbios, pero la Comisión Electoral declaró a comienzos de este mes que eso sería inconveniente, y sugirió que Gujarat fuera intervenido por el gobierno federal.
Eso irritó al BJP, y el gobierno federal pidió a la Corte Suprema que revisara la decisión de la Comisión Electoral. El partido gobernante decidió también reactivar el proyecto de Gaurav Yatra, con la intención declarada de destacar los logros de Gujarat y contrapesar la mala imagen creada por la violencia.
El 27 de febrero, militantes hindúes pasaron en tren por la estación de Gujarat, de regreso tras una peregrinación religiosa en apoyo a la construcción de un templo de su religión sobre las ruinas de una medieval mezquita destruida por fanáticos hindúes en 1992, en el septentrional estado de Uttar Pradesh.
Militantes musulmanes agredieron a esos hindúes, y el incendio de un vagón del tren, en circunstancias aún no aclaradas por la investigación judicial, causó la muerte de 58 personas.
Luego, una oleada de represalias en Gujarat adoptadas por hindúes causó la muerte de más de 2.000 musulmanes y el desplazamiento forzoso de más de 150.000, debido a incendios intencionales de viviendas y comercios, acompañados de violaciones y otros abusos.
Esas represalias fueron impulsadas por integrantes del BJP y del Foro Mundial Hindú, un grupo extremista religioso aliado con el partido gobernante, y fue notoria la pasividad de las autoridades de Gujarat ante los actos de vandalismo.
Los incidentes de este año entre hindúes y musulmanes fueron los más graves en el país desde la creación en 1947 de India y Pakistán, ideada a fines de la dominación colonial británica para que hindúes y musulmanes contaran, respectivamente, con patrias propias.
Las yatras son una antigua tradición de los gobernantes hindúes, que recorrían sus dominios en carruaje para buscar la aprobación de sus súbditos a diversas iniciativas. Pero Modi se desplazará Modi en una moderna camioneta con aire acondicionado y dispositivos para transmitir imagen y sonido desde el interior a reuniones masivas.
El BJP era en los años 80 un pequeño partido con sólo dos representantes en el parlamento, y su ascenso al poder comenzó con una yatra por todo el país de realizada por su líder Lal Krishna Advani en otoño (boreal) de 1990, cuyo paso avivó pasiones sectarias y causó numerosos incidentes de violencia.
Advani, en la actualidad ministro del Interior, fue designado viceprimer ministro el mes pasado, y eso fue interpretado por observadores como un fortalecimiento de las posiciones más extremistas en el BJP.
Vajpayee ha criticado la pasividad de Modi ante los incidentes y llegó a expresar su voluntad de destituirlo, pero luego la facción fundamentalista del BJP, encabezada por Advani, impuso el respaldo del partido al primer ministro de Gujarat.
El 15 de agosto, en un discurso conmemorativo del aniversario de la independencia, Vajpayee afirmó que esos incidentes fueron atemorizantes y que ese tipo de violencia no debe tener lugar en una sociedad civilizada.
En esa ocasión, el primer ministro reivindicó la histórica concepción laica y tolerante del Estado, y sostuvo que esos principios guían la administración del estado de Jammu y Cachemira, de población mayoritariamente musulmana y disputado desde hace más de medio siglo por India y Pakistán.
Pero Sonia Gandhi, líder del Partido del Congreso, aseveró que es preciso elegir entre el Gujarat de Gandhi y el Gujarat de Godse, en alusión a que nacieron en ese estado Mahatma Gandhi, líder de la resistencia pacífica que llevó a la independencia, y Nathruam Godse, el fanático hindú que lo asesinó.
Académicos y escritores anunciaron la publicación de El Libro Negro de Gujarat, que reunirá informaciones y análisis sobre la violencia de este año.
Evidencia surgida de testimonios e investigaciones prueba en forma concluyente que la burocracia y las fuerzas de seguridad del estado fueron espectadores silenciosos, sostuvo el profesor de sociología Imtiaz Ahmad, de la Universidad Jawaharlal Nehru, uno de los autores del libro.
Otros colaboradores fueron Roger Fisher, presidente del Grupo de Manejo de Conflictos de la estadounidense Universidad de Harvard, Henry Rowen, profesor emérito de la estadounidense Universidad de Stanford, y la organización no gubernamental humanitaria estadounidense Human Rights Watch.
El libro incluirá informes forenses que sugieren participación gubernamental en los incidentes, y los resultados de la investigación realizada en Gujarat por la Comisión Electoral.
Mientras tanto, en Gujarat se lleva a cabo una campaña publicitaria oficialista en medios de prensa, en la cual se acusa a la Comisión Electoral, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y a la Comisión Nacional para las Minorías de no tener en cuenta los derechos de la mayoría hindú de ese estado. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/js/mp/ip cr/02
