Una agencia de la ONU declaró su preocupación ante la vehemencia del debate en Europa sobre el problema de los refugiados, que en su opinión puede tener resultados peligrosos para los futuros solicitantes de asilo.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) distribuyó cifras de los refugiados llegados a la Unión Europea que demuestran una marcada disminución el año pasado respecto de 1992.
El informe consigna que en muchos países las cantidades no son muy elevadas, en particular en aquellos que más claman por drásticas restricciones contra el arribo de refugiados, como España y Gran Bretaña.
Por el contrario, son los países en desarrollo los receptores del mayor número de refugiados, con centenares de miles de ingresos o inclusive, como los casos de Irán y Pakistán, con millones de asilados, precisó el portavoz de Acnur, Rupert Colville.
La cantidad de personas protegidas por el mandato de Acnur en el mundo asciende a 21 millones, distribuidas en 8,5 millones en Asia, 6,1 millones en Africa, 5,6 millones en Europa, un millón en América del Norte, 600.000 en América Latina y el Caribe, y 76.000 en Oceanía.
Las estadísticas de Acnur revelan el número de solicitudes de asilo recibidas en 30 países industrializados, que incluyen a todas las naciones de Europa central y occidental.
Las cifras de refugiados crecieron a comienzos de la década del 90 en esos 30 países, en coincidencia con las guerras libradas en Croacia y Bosnia. Luego, disminuyeron a mediados del decenio pasado, para volver a trepar en los últimos años como consecuencia principalmente de la crisis de Kosovo.
Desde entonces, el número de solicitudes en ese grupo de países se mantiene casi estable, con ligeras oscilaciones entre 350.000 y 400.000 anuales.
De los datos suministrados por esta agencia especializada de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) se desprende un respaldo muy endeble a la idea dominante en varios países europeos de que están siendo inundados por falsos solicitantes de asilo.
La cantinela habitual es que la gran mayoría (de los refugiados) son tramposos, pero esas manifestaciones son en absoluto inexactas y engañosas, describió Colville.
El portavoz de Acnur declaró la inquietud de la institución por los ribetes que está adquiriendo el actual debate, vehemente en grado sumo, dijo.
La fuente aludía a las negociaciones iniciadas esta semana por la Unión Europea (UE) para establecer una política de férreo control de las fronteras, con el fin de impedir la entrada de inmigrantes y dosificar la llegada de refugiados.
En ese marco, se incluye el anuncio del gobierno británico de que estudia un proyecto para establecer la deportación automática de los solicitantes de asilo cuyas demandas sean juzgadas como manifiestamente infundadas.
El presidente del gobierno español, José María Aznar, uno de los promotores del endurecimiento de la política de control fronterizo, sostiene que esas disposiciones permitirán distinguir entre inmigración legal e ilegal.
La decisión final sobre la política comunitaria se adoptará en la reunión del Consejo de Europa, que se realizará el 21 y el 22 de junio en la ciudad española de Sevilla.
El giro apresurado en la política inmigratoria de varios países de la UE ha sido relacionado por los analistas políticos con los resultados de las últimas elecciones celebradas en Italia, Dinamarca y Portugal, donde resurgieron los partidos hostiles a los extranjeros.
Pero en particular, los resultados más inquietantes se registraron en los comicios de este mes en Francia y en Holanda. El candidato de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen, llegó a la segunda ronda de la elección presidencial con un discurso xenófobo. Le Pen perdió con el candidato conservador Jacques Chirac.
En Holanda, los partidarios de Pim Fortyun, un dirigente opuesto a la inmigración y a los fieles musulmanes que murió asesinado, lograron colocar a su partido en la segunda posición, detrás de la Democracia Cristiana.
Si todo esto desemboca en una política y en una legislación de hostigamiento, podría ocasionar resultados muy peligrosos para los futuros refugiados, tanto para su acceso a Europa como para obtener un tratamiento decente una vez que lleguen aquí, alertó Colville. (FIN/IPS/pc/dm/pr/02
