Grupos de la sociedad civil censuraron la designación en la ONU de Michel Camdessus, el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), para supervisar la iniciativa de «Financiación para el Desarrollo»
El nombramiento realizado por el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, constituye una aprobación tácita a la ortodoxia de libre mercado y una actitud de indiferencia hacia la experiencia de los países pobres, dijeron los críticos.
Los proponentes de una «globalización compasiva» acusaron al francés Camdessus, quien en 2000 abandonó el máximo cargo del FMI luego de 13 años de mandato, de perjudicar a los países en desarrollo con malos consejos económicos y duras condiciones para concederles créditos.
«En todo el mundo, millones y millones de personas cayeron en la pobreza debido a las políticas dictadas por el FMI y el Banco Mundial», afirmó Arjun Karki, representante de organizaciones no gubernamentales asiáticas en la actual reunión preparatoria de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo.
«¿Cómo pudo el secretario general designar a una persona que como director del FMI causó el actual desastre, incluso el de Argentina?», preguntó Karki.
Junto a Camdessus, Annan eligió al ministro de Finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel, para supervisar la iniciativa de Financiación para el Desarrollo, que incluye temas como el alivio de la deuda externa de los países más pobres y el nivel de ayuda económica para el desarrollo.
En general se acepta que se precisa más de las dos cosas, pero se ha hecho difícil concretarlas, más aún en medio de una recesión mundial que tiende a agravarse.
Fred Eckhard, portavoz de Annan, defendió la designación de Camdessus y destacó que su estatura profesional y su experiencia son incuestionables.
«Nadie cuestiona su experiencia», replicó el nepalí Karki. «Pero de nada sirve la experiencia si no se utiliza para mejorar las condiciones de un país pobre como el mío».
Nepal, agregó, destina casi 40 por ciento de sus ingresos al pago de los intereses de la deuda externa.
«Mientras más y más países caen en la ruina, instituciones como el FMI continúan con las mismas políticas macroeconómicas de antes», criticó Gemma Adaba, representante ante la ONU de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres.
Funcionarios como Camdessus defienden en sus discursos el alivio de la pobreza y el aumento del gasto en educación y salud pública, pero imponen condiciones que se oponen a esos objetivos, agregó Adaba.
«Esta no es una designación afortunada para los países en desarrollo, porque no indica que ha llegado el momento del cambio», declaró.
Sin embargo, el mundo sí debe cambiar, dijeron Karki, Adaba y otros activistas «globalifóbicos».
Según los activistas, las protestas que acompañan a las conferencias de instituciones financieras y comerciales internacionales y de gobiernos de países ricos son una prueba de que millones de personas de todo el mundo consideran al libre mercado como una fuerza hostil y excluyente.
El FMI ha sido acusado de estar aliado con Estados Unidos, que controla casi un quinto de los votos de la junta directiva. Ese número es suficiente para vetar cualquier reforma política, para lo cual la carta constitutiva del Fondo exige 85 por ciento de los votos.
Las conversaciones preparatorias para la conferencia sobre Financiación para el Desarrollo comenzaron el lunes en la sede de la ONU, en Nueva York, y terminaron el viernes. La conferencia se celebrará en marzo en Monterrey, México. (FIN/IPS/tra-en/au/aa/mlm/if/02
