La salud mental reviste para el bienestar de las personas y de la sociedad la misma importancia que la salud física, argumentó hoy la OMS, al proponer a la comunidad internacional una nueva perspectiva para considerarla.
Los científicos disponen ahora de nuevos conocimientos sobre la manera en que factores genéticos, biológicos, sociales y ambientales determinan en conjunto la aparición de enfermedades mentales y trastornos cerebrales, explicó Gro Harlem Brundtland, directora de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
La agencia especializada dedicó a la salud mental el Informe sobre la Salud en el Mundo 2001, que pretende crear conciencia entre el público y los profesionales sobre la verdadera carga y el costo humano, social y económico que representan los trastornos mentales.
Brundtland recordó, en la presentación del informe anual este jueves, que las estimaciones preliminares elevan a 450 millones el número de personas que padecen trastornos mentales o neurológicos.
Esa categoría incluye a las personas que tienen problemas psicosociales, como los relacionados con el alcohol y el uso indebido de drogas.
En muchos casos, sufren en silencio y en soledad. En el cuadro de la enfermedad aparecen la estigmatización, la vergüenza, la exclusión y, con mayor frecuencia de lo que sería deseable, la muerte, describió la directora de la OMS.
El informe se ocupa de enfermedades comunes que pueden provocar discapacidades graves como trastornos depresivos, esquizofrenia, retraso mental, trastornos de la niñez y la adolescencia, dependencia de las drogas y el alcohol, enfermedad de Alzheimer y epilepsia.
La inclusión de la epilepsia en esa categoría, a pesar de que no es una enfermedad mental, obedece a que esos pacientes son víctimas del mismo tipo de estigmatización, ignorancia y miedo con que se suele reaccionar ante las enfermedades mentales.
El estudio de la OMS se propone ayudar a desmantelar muchos de los obstáculos, en especial la estigmatización, la discriminación y las deficiencias de los servicios, que impiden a millones personas recibir el tratamiento que necesitan.
La depresión grave es hoy la causa principal de discapacidad y el cuarto entre los factores que inciden en la morbilidad en el mundo. Las proyecciones actuales prevén que dentro de 20 años la depresión será el segundo de esos factores.
La descripción de la OMS agrega que en el mundo existen 70 millones de personas dependientes del alcohol. Unos 50 millones padecen epilepsia y otros 24 millones esquizofrenia. Cada año, un millón de personas se suicidan y entre 10 y 20 millones lo intentan.
El informe consigna las principales recomendaciones que la OMS dirige a los gobiernos, entre las cuales figura, en primer lugar, el manejo y tratamiento de los trastornos mentales en el ámbito de la atención primaria de la salud (prevención).
De esa manera, la asistencia mejora y se reduce el despilfarro de investigaciones innecesarias y tratamientos inadecuados, pero se requiere que el personal de salud general reciba formación sobre la atención de salud mental.
Otra condición necesaria es asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos esenciales, que pueden paliar los síntomas, reducir la discapacidad, abreviar el curso de muchos trastornos y prevenir las recaídas.
En otra recomendación, la OMS enuncia que la atención comunitaria tiene mejores efectos que el tratamiento institucional en el pronóstico y la calidad de vida de las personas con trastornos mentales crónicos.
Los grandes hospitales psiquiátricos custodios —los antiguos manicomios— deben ser sustituidos por centros de atención comunitaria respaldados por camas psiquiátricas en los hospitales generales y apoyo a la asistencia domiciliaria, aconseja.
Otros dos pasos del programa incluyen la educación del público y el involucramiento de las comunidades, las familias y los consumidores en la adopción de políticas.
La política, los programas y la legislación deben basarse en conocimientos actualizados y en el respeto de los derechos humanos, agregó la OMS.
El informe estima que es preciso que la mayoría de los países aumenten sus presupuestos para programas de salud mental por encima de los bajos niveles actuales.
Otro factor relevante es la necesidad de incrementar y mejorar en la mayoría de los países la formación de los profesionales de la salud mental llamados a prestar asistencia especializada y apoyar los programas de atención primaria.
La mayoría de los países en desarrollo carecen de suficientes especialistas de ese tipo para los servicios de salud mental, comprobó la OMS.
Pero una vez capacitados, se debe alentar a esos profesionales a pernecer en sus países ocupando puestos donde sus competencias se aprovechen al máximo, advirtió el informe.
La mejora de la salud mental de las comunidades requiere también la participación de otros sectores además del sanitario, como los de la educación, el trabajo, la asistencia social, la legislación y las organizaciones no gubernamentales.
Las organizaciones no gubernamentales deberían ser mucho más dinámicas, tener un papel mejor definido y ser alentadas a prestar más apoyo a las iniciativas locales, según el informe.
La OMS recomendó la vigilancia de la salud mental de las comunidades mediante la inclusión de indicadores de la salud mental en los sistemas de información y de notificación sanitaria.
Esa vigilancia facilita la detección de las tendencias y variaciones de la salud mental resultantes de acontecimientos externos, como los desastres.
Por último, aconsejó investigar a fondo los aspectos biológicos y psicosociales de la salud mental, y subrayó la necesidad de aumentar con urgencia la capacidad de investigación en los países en desarrollo.
Los gobiernos han sido negligentes, al igual que la comunidad de salud pública, estimó Brundtland.
La OMS no tiene otra alternativa que velar por que la actual sea la última generación que tolere que la vergüenza y la estigmatización prevalezcan sobre la ciencia y la razón, concluyó. (FIN/IPS/pc/mj/he/01