La admisión de Turquía como candidato para ingresar a la Unión Europea (UE) fue recibida con entusiasmo casi unánime entre los turcos, pese a la perplejidad de grupos defensores de los derechos humanos de todo el mundo.
A nadie parece importarle que la mayor parte del territorio turco se encuentre en Asia. "Volverse europeo" obviamente resulta más beneficioso que permanecer asiático.
El ingreso a la UE es una meta indudablemente popular en un país donde todas las familias tienen algún miembro trabajando en Europa occidental.
"Cuando entremos a la Unión Europea habrá más trabajo. Es muy bueno volverse europeo", opinó Mehmet Cihan, un taxista de Estambul.
Por otra parte, su colega Mesut Yekyek considera que "Turquía vendió Chipre a Grecia".
Mientras, el primer ministro Bulent Ecevit destacó que "no se puede ejecutar a (el líder kurdo Abdullah) Ocalán y transformarse en miembro de la UE al mismo tiempo". "Deberíamos abolir la pena de muerte si queremos ser parte de Europa", exhortó.
"Este régimen del 'estado sagrado' tendrá que cambiar inevitablemente. Precisamos reformas democráticas, empezando por una reforma constitucional", agregó Recai Kutan, del opositor e islamista Partido del Bienestar.
Sólo ha pasado una semana, y la admisión de Turquía en la "sala de espera" de la UE ya cambió el discurso de casi todos los sectores políticos.
El cambio también es visible en la esfera pública. La "Oda a la Alegría" de Ludwig van Beethoven, el himno de la UE, adquirió ahora un contenido "a la turca".
"La integración a la UE es compatible con nuestras prácticas religiosas. Sacrificar corderos en el feriado musulmán de acuerdo con las normas europeas es aceptable", observó Mehmet Nuri, encargado de asuntos religiosos del Partido de la Madre Patria.
Algunos temen que las normas sobre higiene alimenticia de la UE eliminen algunos de los platos más apreciados en Turquía, como los basados en intestinos de vaca.
Distintos "expertos" se ocupan a destacar a diario que comidas como el "kokoretch" (intestino relleno y asado) son seguras y que otras similares de Grecia pasaron las normas de la UE. "Pero no debe asarse en la calle", advierten.
Convertirse en un estado miembro de la UE implicaría tragar algunas "píldoras amargas", previno una académica de Estambul que solicitó reserva.
"Supongo que, económicamente, los próximos tres o cuatro años serán los más difíciles de todos, pero habrá más fondos para mejorar la calidad académica", expresó.
Algunos padres temen que las normas de la UE sobre los derechos de la infancia afecten su autoridad en el hogar al prohibir prácticas como las bofetadas.
Casi todo el espectro político de Turquía, excepto por los nacionalistas e izquierdistas radicales, creen que una posible integración a la UE satisfará sus expectativas de bienestar y libertad en un mundo "civilizado".
La comunidad empresarial encabeza las celebraciones, convencida de que para ganar una mayor porción del mercado europeo es necesario mejorar la situación de los derechos humanos y la democracia.
"La candidatura exige el establecimiento de normas democráticas", destacó Erkut Yucaoglu, de la Asociación Turca de Industriales y Empresarios.
Mientras, los islamistas se encuentran en un dilema. Por un lado creen que la integración generaría una mayor libertad de conciencia, pero por otro acusan al gobierno de "vender la causa nacional" al aceptar negociaciones con Grecia sobre Chipre, como lo expresó Kutan, líder del Partido del Bienestar.
Paradojalmente, los más optimistas son los kurdos y el proscripto Partido Kurdo de los Trabajadores liderado por Ocalan.
Aunque tradicionalmente los kurdos se opusieron al ingreso de la UE sin el reconocimiento de los derechos de su minoría, ahora creen que el ingreso al bloque aumenta las probabilidades de obtener dicho reconocimiento.
"Un gran proceso democrático ha comenzado. La candidatura de Turquía es el segundo gran paso adelante de nuestra república después de su fundación, en 1923", resaltó Ocalan en una declaración desde su celda solitaria.
Los kurdos "nunca hemos buscado privilegios. Todo lo que queremos es nuestra identidad, nuestro lenguaje y nuestra cultura", subrayó el líder, cuya sentencia de muerte probablemente nunca se ejecutará.
En una respuesta implícita a Ocalan, el canciller Ismail Cem declaró en un programa de televisión que su gobierno "no se opone a emisiones por televisión en la lengua nativa de sus ciudadanos".
"Si lo desean, nuestros ciudadanos pueden fundar un canal de televisión kurdo", declaró el canciller, aunque hasta hace poco el gobierno desconocía oficialmente el idioma y la identidad cultural de los kurdos. (FIN/IPS/tra-en/nm/ak/mlm/hd-ip/99