TIMOR ORIENTAL: Musulmanes indonesios quieren quedarse

Un pequeño grupo de comerciantes musulmanes y sus familias, procedentes de Indonesia, siguen refugiados en una mezquita de la capital de Timor Oriental, devastada por las milicias favorables a Yakarta, a pesar de que la mayoría de los indonesios abandonaron el territorio.

Los inmigrantes musulmanes decidieron adoptar a Timor Oriental, independiente y en su mayoría católico, como su país.

Haji Abdul Jaliq, un anciano musulmán de la provincia indonesia de Sumatra, es el líder de las familias alojadas en la mezquita de Masjid Annur, en el distrito Kampong Alor, de Dili.

"Hay 40 familias aquí, con unas 180 personas. Todos pertenecemos a la fe musulmana, y nos mudamos a Masjid Annur en la noche del 8 de septiembre, cuando las milicias nos obligaron a dejar nuestras casas. Querían que los siguiéramos, pero nos escapamos y vinimos aquí", declaró Jaliq a IPS.

"Nos refugiamos en la mezquita para estar seguros", agregó. Las familias, en su mayoría pequeños comerciantes de Sumatra y de Sulawesi, quieren permanecer en Timor Oriental.

"Nuestro medio de vida y nuestras casas están aquí. Timor Oriental es ahora, para nosotros, nuestro hogar, y tomamos la decisión conjunta de quedarnos", anunció.

"Cuando aquí haya un gobierno y garantías para nuestra seguridad, volveremos a nuestras casas. Aunque es posible que las hayan incendiado, las reconstruiremos", aseguró Jaliq.

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) votó este lunes la creación de un gobierno provisorio que se llamará Administración Transitoria de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNTAET).

La UNTAET se ocupará formalmente de gobernar a Timor Oriental y será responsable de todo, desde entrega de visas hasta la moneda, pasando por la enorme tarea de reconstrucción que tiene por delante.

El gobierno provisorio deberá mantener la ley y el orden en el devastado territorio, y establecer una administración efectiva, servicios sociales, e infraestructuras políticas y de desarrollo.

Los milicianos favorables a Indonesia desencandenaron la destrucción de Dili y otras partes de Timor Oriental el 4 de septiembre, cuando se dio a conocer el resultado del plebiscito del 30 de agosto organizado por la ONU para que los timorenses decidieran el estatuto futuro del territorio.

Una mayoría arrasadora, 78,5 por ciento de los timorenses, se inclinó a favor de la independencia, y sólo 21,5 por ciento apoyó la propuesta de seguir integrados a Indonesia a través de un régimen de amplia autonomía.

La seguridad de Timor Oriental depende ahora de una fuerza multinacional de 7.500 efectivos al mando de Australia. Pero el contingente, que incluye soldados de Asia, será remplazado por efectivos de mantenimiento de la paz de la ONU, que se espera lleguen a Timor Oriental en los próximos dos o tres meses.

Arham Abdullah, de Sulawesi, llegó a Timor Oriental en 1990 y, desde entonces, no se volvió a ir de Dili.

"Hace casi una década que estamos en Timor Oriental. Somos personas amantes de la paz y no le causamos problemas a nadie. Queremos ayudar a reconstruir" el territorio, declaró Arham.

Arham señaló que muchos timorenses se equivocaron al pensar que las familias que se refugiaron en Masjid Annur aún son leales a Indonesia.

"No somos una organización ni un grupo político. Sólo (somos) gente religiosa y le rogamos a Alá todo el tiempo por una paz duradera en Timor Oriental. No somos como los otros emigrantes, que se fueron de aquí cuando la situación se puso difícil. Este es nuestro hogar y queremos adoptarlo como país", aseguró.

Los musulmanes, descendientes de comerciantes árabes que fueron seducidos por las ricas maderas de sándalo que salían de Timor Oriental en el siglo XVI, representan siete por ciento de las 850.000 personas que vivían en el territorio, de mayoría católica, antes de huir o ser expulsados por las milicias.

El presidente de Indonesia, Jusuf Bacharuddin Habibie, anunció el 27 de enero que Yakarta estaba dispuesta a considerar la independencia para el territorio si los timorenses rechazaban la propuesta de una amplia autonomía. A partir de entonces, miles de personas empezaron a irse de Timor Oriental.

Los centros de enseñanza están cerrados desde marzo, cuando unos 300 maestros indonesios pidieron volver a sus hogares ya que no se sentían seguros en el territorio.

El ganador del premio Nobel de la Paz en 1996 e independentista timorense José Ramos Horta declaró el viernes en su encuentro con el canciller de Francia, Hubert Vedrine, que está dispuesto a conversar con los timorenses favorables a la presencia indonesia en el territorio.

"Todo aquél que no haya tomado parte en el estallido de violencia ocurrido a partir de la abrumadora mayoría de votos por la independencia en el referéndum, es bienvenido de vuelta al territorio", agregó.

La ONU se ocupará de administrar justicia para los milicianos y quienes organizaron los ataques, agregó.

Grupos de ayuda humanitaria entregaron arroz y medicamentos a los refugiados en Masjid Annur, declaró Jaliq.

"Estoy muy agradecido de que no se hagan distinciones entre mi pueblo y los timorenses. Hay muchos niños hambrientos aquí que necesitan ayuda", sostuvo.

Un equipo de médicos fue a la mezquita la semana pasada, al saber que había un brote de varicela entre los niños.

"Los jóvenes y los niños de aquí no se recuperaron aún de la violencia. Quedaron muy golpeados luego de ser testigos de algunas escenas horribles. Muchos ni siquiera se animan a salir de la mezquita por temor a que los maten", comentó Arham.

El representante del Consejo Nacional de Resistencia Timorense de Kampong Alor, Armando Gómez, declaró que no le parece problemático que los inmigrantes se queden en Dili.

"Pueden permanecer en la mezquita y luego reconstruir sus casas, siempre que renuncien a todo tipo de lazos con Indonesia. No hay problema con que se queden aquí, pero los estaremos vigilando", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/si/ral/ceb/aq/pr-hd/99

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