El gobierno de México capacita a profesores en análisis de mensajes audiovisuales, decidido a enfrentar la influencia que ejerce la televisión en los niños, que unas 2.000 horas al año frente al televisor, el doble que las que dedican a la escuela.
La prohibición de ver televisión sería contraproducente, lo que se necesita es permear en escuelas y hogares una visión crítica frente a ese medio, indicó la Secretaría de Educación al presentar el programa.
Los niños mexicanos se incian en el hábito de ver televisión antes de los tres años y pasan hasta cinco horas diarias frente al televisor.
Cuando cumplen 15 años vieron más de 7.300 crímenes por televisión, apunta un estudio conjunto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Iberoamericana (UI) realizado en 1997.
México es hoy, junto con Japón, el país del mundo donde se ve más televisión, afirma por su parte un estudio difundido en abril por Euro Data TV, un consorcio de institutos de investigación sobre medios con sede en Francia.
Con seminarios para profesores, se busca "rebasar el enfoque centrado en los efectos perversos de los contenidos televisivos, reconociendo que la familia y la escuela pueden auxiliarse de éstos en el proceso de enseñanza-aprendizaje", dijo Vladimir Peña, responsable del programa en la capital mexicana.
Se pretende, además, que "los maestros se acerquen al análisis de los medios y comprendan que desde una visión crítica la televisión puede ser útil como instrumento de conocimieto", añadió.
Peña calificó de "visión cómoda" atribuir a los medios "la culpa de todo lo negativo que los niños reciben".
"Si ese fuera el caso, para terminar con la violencia bastaría con prohibir programas violentos, pero el problema es más complejo y es necesario conocer la relación de los receptores con el mensaje de los medios", afirmó.
Según la investigación de la UNAM y la UI, 67 por ciento de la programación de las televisoras locales se sustenta en series con alto contenido de violencia. Luis Lara, investigador de la UNAM, estima que la programación televisiva insensibliza y conduce a conductas violentas.
A fines de 1997, Televisa y TV Azteca, las dos principales cadenas de televisión de México, sacaron del aire sus populares noticieros de sucesos, luego de recibir críticas del presidente Ernesto Zedillo.
La aceptación que alcanzaron dichos programas, que se sumaron a decenas de series extranjeras de contenido violento, oscilaron entre siete y 20 millones de televidentes, los más altos alcanzan los programas de televisión en México.
Las televisoras volvieron este año a difundir con otros nombres esa clase de programas, en los que se muestran cadáveres, personas heridas y peleas callejeras, con una crónica detallada y en algunos casos dramatizada de los delitos, y el juicio de los reporteros sobre los hechos y la presentación de casos insólitos.
Televisa y TV Azteca ocupan en promedio más de la mitad de su programación semanal a esos programas de "crónica roja", señaló la investigadora en comunicación Ligia Fadul.
Los programas de televisión no influyen en forma determinante en el comportamiento delictivo de las personas, pero pueden ser el detonante de actitudes agresivas, advirtió Guillermo Orozco, de la UI.
El programa para que los profesores enfrenten la influencia que reciben sus alumnos de la televisión recuerda que la educación no comienza ni se termina en el salón de clase. La presencia de los medios de comunicación es un hecho y debe enfrentarse con instrumentos críticos, señala. (FIN/IPS/dc/ag/cr-ed/99