El gobierno del estado brasileño de Sao Paulo enfrenta dificultades para implementar su plan de emergencia contra el desempleo y logró ofrecer ocupación temporal a sólo 844 personas, al cumplir su primer mes de vigencia.
La meta de emplear a 50.000 personas hasta julio se postergó para septiembre, informó Walter Barelli, secretario del Empleo y Relaciones de Trabajo. En este mes serán admitidas sólo 14.000, en lugar de las 30.000 anunciadas anteriormente.
Esta es una operación sin precedentes en grandes ciudades brasileñas y los órganos públicos no estaban preparados para enfrentar su complejidad con tanta rapidez, admitió Barelli.
La idea consiste en dar ocupación a trabajadores desempleados hace más de un año, ofreciéndoles una remuneración equivalente a unos 85 dólares mensuales durante seis meses, además de ayuda en alimentación, transporte y cursos de capacitación profesional.
La prioridad la tienen los jefes de familia, los más pobres y las personas sin empleo hace más tiempo. Sin embargo, entre los casi 500.000 candidatos aparecieron incluso graduados universitarios y técnicos de alta calificación.
Los admitidos trabajarán en tareas como conservación de manantiales, reforestación de parques, limpieza urbana, recuperación de escuelas y hospitales, y mantenimiento de ferrocarriles.
El programa estadual busca ampliar el iniciado en mayo por la Alcaldía de Sao Paulo, que ofreció trabajo y entrenamiento profesional durante seis meses a 10.000 desempleados.
La iniciativa responde a una situación dramática, con más de 1,8 millones de desempleados en la región metropolitana de Sao Paulo, 20 por ciento de su población económicamente activa, según el Departamento Intersindical de Estudios y Estadísticas Socioeconómicas (Dieese).
El hecho más grave consiste en que el gran aumento del desempleo en la década actual afecta especialmente a los jefes de familia, que ya representan 25,3 por ciento del total. Esa participacin era de 19,2 por ciento en 1985.
El área metropolitana de Sao Paulo sufrió más duramente los efectos de la apertura del mercado y de la globalización. Nuchas industrias quebraron ante la competencia externa o se desplazaron a otras zonas del país, en búsqueda de mano de obra más barata o mejores condiciones económicas y ambientales.
Las ciudades más afectadas fueron las que componen el ABC, conjunto de municipios vecinos a la capital estadual, que concentra la industria automovilística desde los años 50 y ahora busca actividades alternativas, ante la fuga de empresas o su reestructuración con fuerte reducción de la mano de obra ocupada.
El gobernador de Sao Paulo, el socialdemócrata Mario Covas, anunció una gestión más preocupada por los problemas sociales del estado y pidió la implantación urgente de los "frentes de trabajo", como se conoce el programa.
En Brasil ya hay una tradicin de impulsar frentes de trabajo en el noreste del país, como mecanismo para atenuar las crisis provocadas por las frecuentes sequías en la región.
Fuerza Sindical, una de las centrales brasileñas, pidió al gobierno central que extendiera el programa paulista a todo el país, para generar un millón de empleos temporales. El costo de esti, según su presidente, Paulo Pereira da Silva, sería de cerca de 500 millones de dólares.
La solicitud no tuvo sin respuesta, pero gobiernos locales tratan de impulsar sus frentes de trabajo para atacar la pobreza.
El problema del desempleo se agrava en Brasil porque hay ocho millones de jubilados y menores de 18 años trabajando, según Marcio Pochmann, investigador de la Universidad de Campinas.
Esa cifra es superior al total de desempleados que registran las estadísticas oficiales, que ascinde a 7,7 por ciento.
Como su remuneracin es insuficiente para mantener a la familia, millones de jubilados continúan en actividad y aunque el trabajo infantil está prohibido en Brasil, cuatro millones de niños dejaron la escuela o tratan de estudiar en las horas que les deja libre la jornada laboral. (FIN/IPS/mo/ag/if/99
