/BOLETIN-INTEGRACION/ CUBA: La diplomacia del béisbol llega a EEUU

La selección nacional de béisbol de Cuba jugará este lunes en Estados Unidos contra el equipo Baltimore Orioles, en una jornada en que las protestas anticastristas, el ambiente festivo y la diplomacia prometen relegar el deporte a un segundo plano.

Este será el segundo partido celebrado entre ambos equipos este año, y tendrá lugar en la ciudad de Baltimore, estado de Maryland, en el estadio oficial de los Orioles, Camden Yards.

Los jugadores de los Orioles reciben 80 millones de dólares por año en sueldos, mientras el salario mensual de la selección cubana asciende a unos pocos cientos de dólares.

La dirección de los Orioles planea un acontecimiento festivo. Habrá música cubana grabada y en vivo, dos cerdos asados, venta de souvenirs, banderas especiales y una gran pantalla de video mostrará fragmentos del partido disputado el 28 de marzo en La Habana, cuando los estadounidenses vencieron a los cubanos.

Fuera del estadio, exiliados cubanos del sur de Florida, Nueva York, Nueva Jersey y Baltimore realizarán manifestaciones contra el comunismo y contra el presidente cubano Fidel Castro.

Las manifestaciones se realizarán en áreas especialmente asignadas por la policía y funcionarios de la ciudad. La dirección de los Orioles, supuestamente con el apoyo del gobierno de Baltimore, tomó todos los esfuerzoas para que no hayan desórdenes en el estadio.

Al estadio no se podrán llevar banderas, pancartas, megáfonos, silbatos e instrumentos musicales, excepto los que usará un grupo musical cubano de 15 integrantes en su presentación.

El municipio destinó 140 policías a vigilar el partido, más del triple de la cifra usual, y pidió a la Administración Federal de Aviación (FAA) que prohíba los vuelos sobre el estadio para impedir que avionetas arrojen folletos anticastristas.

El área detrás de los vestuarios cubanos se reservó para los miembros de la delegación que viaja desde La Habana, con el acceso limitado sólo a los jugadores y funcionarios cubanos.

La comunidad de exiliados cubanos, que se opuso a los juegos desde que comenzaron las negociaciones para la serie a mediados de enero, protestó por esas restricciones.

En ese momento, el gobierno de Bill Clinton rechazó los pedidos de los grupos de exiliados para detener las negociaciones.

Todo comenzó el 5 de enero, cuando la Casa Blanca anunció medidas para mitigar el embargo contra Cuba y aumentar el "contacto entre cubanos y estadounidenses".

Un portavoz del Departamento de Estado (cancillería) dijo que el partido ayudaría a mostrar que "el pueblo estadounidense no guarda rencor al pueblo cubano".

"Queremos que los cubanos estén expuestos a los valores democráticos y los contactos deportivos servirán para eso", agregó.

En febrero, una manifestación anticastrista organizada durante el partido entre los Baltimore Orioles y los Florida Marlins en Fort Lauderdale tuvo una respuesta poco entusiasta.

Sin embargo, cuatro jugadores de Marlins de origen cubano boicotearon el juego y declararon su oposición al plan de los Orioles de ir a Cuba.

Nueve miembros del Congreso escribieron a la asociación de jugadores de béisbol buscando apoyo para impedir los partidos. Según la carta, los mismos son "insensibles a las brutales violaciones a los derechos humanos en Cuba" y "darán una desgraciada imagen de normalidad" del régimen.

La carta tampoco tuvo mayores consecuencias.

En una declaración separada, el congresista de Miami, Lincoln Díaz Balart dijo que la serie de partidos "sería como ir a jugar durante el apartheid en Sudáfrica, algo que nunca ocurrió, o como ir a las Olimpíadas de Hitler en 1936, algo que sí ocurrió pero fue inescrupuloso y luego considerado vergonzoso".

Funcionarios de la FAA frustraron un plan de la organización de exiliados cubanos "Hermanos al Rescate" para arrojar folletos anticastristas sobre La Habana durante el primer partido.

El partido de la Habana, en lo que muchos llaman "la diplomacia del béisbol", tuvo lugar sin incidentes.

El de Baltimore es la oportunidad para que los grupos de exiliados tomen una posición más eficaz contra lo que algunos de ellos consideran pasos del gobierno de Clinton hacia la normalización de las relaciones con Cuba.

La semana pasada, varios se declararon contra el contacto a través del béisbol. La legisladora republicana Ileana Ross Lehtinen dijo que los partidos son consecuencia de "la creencia equivocada e idealista de que si jugamos a la pelota con el dictador (Castro), se convertirá en un Boy Scout".

Agregó que esta creencia "no está basada en la realidad", daña al pueblo cubano y da a Fidel Castro "mayor estatura internacional".

Todo aquel que quiera protestar contra la presencia cubana tiene a su disposición autobuses contratados para viajar a Baltimore. Cientos de cubanos residentes en Florida compraron boletos para protestar dentro del estadio.

"Hermanos al Rescate" y otros pilotos particulares tienen la intención de arrojar panfletos sobre el estadio de Camden Yards y todo indica que más de 1.000 opositores al embargo contra Cuba manifestarán su sentir en Baltimore.

Tanto la dirección de los Orioles como los organizadores nacionales del partido insistieron en que la competencia no tiene una dimensión política.

El propietario de los Orioles, Peter Angelos, dijo que los partidos tienen la intención de utilizar "el béisbol, el deporte nacional de ambos países, para sentar lazos de amistad y cooperación con el pueblo cubano".

"Si esto produce el tipo de resultados humanos que todos esperamos, entonces podría ser algo muy grande. Siento gran orgullo de hacer algo constructivo que trascienda el béisbol", dijo el comisario del deporte en este país, Bud Selig.

Pero sus intentos de limitar las manifestaciones de protesta durante el partido del lunes provocaron la ira de grupos de exiliados cubanos y de políticos.

El demócrata Bob Menéndez y el republicano Díaz Balart, que piensan asistir al partido, denunciaron que la prohibición de las pancartas y carteles dentro del estadio es una restricción de la libertad de expresión.

Luis Queral, uno de los coordinadores de la protesta, apeló a la FAA para que rechace el pedido del municipio para limitar el uso del espacio aéreo sobre el estadio.

Queral prometió que la manifestación será "organizada y pacífica. No queremos ofender a nadie, con excepción de Fidel Castro", dijo. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/at-aq/cr-ip/99

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