CUBA: El crecimiento económico espera más azúcar

Cuba se esfuerza para sacar adelante su maltrecha industria azucarera, aunque el optimismo oficial respecto de los resultados de la cosecha de este año aún podría ser empañado por imprevistos climáticos.

El ministro del Azúcar, Ulises Rosales del Toro, reiteró en varias ocasiones, en las últimas semanas, que la producción planeada para la actual temporada de 3,6 millones de toneladas "se cumplirá" antes del 1 de mayo.

Rosales del Toro informó que hasta los 12 primeros días de este mes se habían producido unas 700.000 toneladas de azúcar más que en igual etapa de la zafra anterior (1997-1998), la peor de las últimas cinco décadas al totalizar 3,2 millones de toneladas.

Sin embargo, las cifras fraccionadas que se han brindado hasta el momento, esquivando la habitual discreción de las autoridades respecto del estratégico renglón económico, son observadas con cierta cautela por los expertos consultados por IPS.

"Para llegar a la producción prevista ya deberíamos tener tres millones de toneladas, porque los mejores momentos de la zafra ya pasaron", dijo un especialista que solicitó el anonimato.

Conciliador, el periódico de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) alertó que no se está hablando de una "buena zafra", sino solamente de una "mejor que la anterior, cuantitativa y cualitativamente"

Pero, además, los precios en el mercado internacional se encuentran en el peor momento de los últimos 12 años, entre cinco a seis centavos de dólar la libra, una noticia que desluce el optimismo por mejores resultados de la cosecha.

Las autoridades achacaron a los fenómenos climáticos que se registraron desde fines de 1997 y todo 1998 los magros resultados de la cosecha anterior.

Pero a las lluvias torrenciales en los tres primeros meses del año pasado, en plena etapa de cosecha, se unieron problemas tecnológicos y de tipo organizativo, además de bajos rendimientos en plantaciones insuficientes.

Datos oficiales revelaron que en esa zafra, el país dejó de recibir unos 250 millones de dólares, por las 550.000 toneladas que faltaron para alcanzar la meta prevista de exportar cerca de tres millones de toneladas.

En lo que va del año prácticamente no ha llovido, tanto que ya se habla de que la sequía se extiende por las provincias del oriente del país.

A la tregua de las lluvias, el gobierno sumó una estrategia de reducción de costos de producción, reorganización empresarial, modernización tecnológica y desarrollo de la industria de los derivados, que en los años 80 logró producir por 100 millones de dólares.

De acuerdo a lo planeado, se dejó fuera del proceso de refinación de azúcar a poco más de una decena de ingenios, dentro de un total de 156, que fueron considerados no aptos para lograr la cuota indispensable de eficiencia.

En materia organizativa, se estableció, entre otras medidas, el pago por calidad de la caña y no por tonelaje. "Ahora, la industria puede desestimar las cañas que no cumplan los parámetros de calidad previstos", explicó un experto.

Al mismo tiempo, se comenzó en algunos lugares a contratar macheteros mediante pago según sus resultados, en sustitución de los tradicionales voluntarios que "tanto pesan en el costo final de la cosecha", añadió.

Asimismo, se puso en práctica un programa para sembrar 362.340 hectáreas de caña en tres años, con el fin de recomponer las plantaciones graveamente dañadas por la política aplicada años atrás de cortar hasta el último tallo, con tal de cumplir el plan trazado oficialmente.

La aplicación de esta estrategia levará a la "revitalización irreversible" de la agroindustria azucarera, que en 1989 cubría 75 por ciento de las exportaciones cubanas, indicaron directivos del sector.

Pese al protagonismo económico del turismo en los últimos tiempos, la recuperación de Cuba pasa por la reanimación de la industria del azúcar, que en la actualidad representa sólo 43 por ciento de la actividad del país.

A más largo plazo, economistas estudiosos del tema alertan que la economía mundial no ofrece muy buenos augurios a la industria azucarera cubana, que involucra de manera directa a unas 300.000 personas.

"Está demostrado que en Cuba se puede producir azúcar y bien", comentó a IPS Pedro Monreal, del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional.

Monreal adviertió, sin embargo, los "problemas" a vencer para la inserción internacional en las condiciones actuales.

El tamaño relativo y la tecnología de la industria azucarera cubana no son compatibles con los niveles de eficiencia requeridos por el mercado mundial, señaló.

Hacer más eficiente el sector para competir en el mercado internacional significa modernizar y replantearse su tamaño, lo cual requeriría "cerrar ingenios, quitarle caña a la mitad de la tierra y dinero para invertir", entre otras cosas, dijo.

Monteal agregó que hacer esos cambios "puede ser un buen negocio, pero imposible políticamente", aunque en un proceso aplicado a largo plazo la estrategia podría ser socialmente manejable. (FIN/IPS/pg/dm/if ip/99

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