/BOLETIN-DD HH/ ARGENTINA-URUGUAY: Intensifican búsqueda de hijos de desaparecidos

Los familiares uruguayos y argentinos de detenidos desaparecidos durante los años 70 han intensificado en los últimos meses sus esfuerzos por encontrar a los hijos de esas víctimas de las dictaduras militares.

La "ofensiva", admitida por las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo de Argentina y la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Uruguay, coincide con la decisión de jueces argentinos de reabrir las causas por la apropiación ilegal de hijos de secuestrados.

Se estima que durante la última dictadura militar argentina (1976-83) unos 500 niños y niñas fueron separados de sus padres y entregados en adopción ilegal, en su mayoría a militares.

En esa situación se hallan también hijos de algunos de los 130 uruguayos desaparecidos en Argentina.

Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han probado que la apropiación clandestina de niños formaba parte de un plan sistemático de las dictaduras del Cono Sur.

De los 500 casos de apropiación estimados, sólo se presentaron denuncias formales en 240, de los cuales 62 tuvieron un final relativamente "feliz", al haber sido identificados los niños secuestrados y restituida su identidad.

A mediados de 1998, la justicia argentina reactivó las causas por apropiación ilegal de niños, que no estaban comprendidos en las leyes de amnistía que dejaron sin castigo a los militares acusados de violaciones a los derechos humanos.

La primera "víctima" de esa nueva actitud de los magistrados del país rioplatense fue el ex dictador Jorge Rafael Videla, primer presidente militar de Argentina tras el derrocamiento del gobierno constitucional de María Isabel Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976.

Le siguieron luego otros ocho militares. Cinco de ellos, al igual que Videla, son mayores de 70 años, y por esa razón cumplen en sus domicilios las penas de prisión a las que fueron condenados.

Desde que Videla fue detenido, se multiplicó por tres el número de adolescentes que se presentaron ante un servicio especializado en Buenos Aires para averiguar si eran hijos de desaparecidos.

Gracias a esas comparecencias voluntarias resultó posible identificar a varios hijos de víctimas de la represión a los que se buscaba desde hace años, entre ellos a Javier Penino, Carolina Guayane y Andrea Hernández Hobbas, hija de un matrimonio uruguayo.

Todos ellos tienen hoy más de veinte años y manifestaron su deseo de retomar contacto con sus familias biológicas.

La organización Abuelas de Plaza de Mayo admite que la multiplicación de las presentaciones voluntarias de jóvenes no sólo debe mucho a la nueva actitud de la justicia, sino también a la agitación del problema de los hijos de desaparecidos por parte de músicos de rock y realizadores cinematográficos.

Varias de las bandas de rock más populares del Río de la Plata, como Los Caballeros de la Quema, 2 minutos, Fun People y Los Pericos, tienen canciones que se refieren a esa cuestión.

También películas documentales como "Por esos ojos", de los uruguayos Gonzalo Arijón y Virginia Martínez, o "Botín de guerra", que se está filmando actualmente, están basadas en historias reales de hijos de desaparecidos.

"La sensibilidad creada en los últimos tiempos ha permitido que el problema vuelva a los primeros planos, y despertado la voluntad de aclarar su historia en muchos jóvenes que dudaban sobre su verdadera identidad", dijeron a IPS fuentes de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Uruguay.

En Uruguay, siete de los 12 niños arrebatados a sus padres por militares en Argentina han logrado recuperar su identidad.

No todos los casos tuvieron un final acorde a las expectativas de los familiares biológicos. El más notorio, entre los que no terminaron en un reencuentro con quienes los buscaban, fue el de Mariana Zaffaroni, hija de los uruguayos Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas, secuestrados en Buenos Aires en 1976.

En ese entonces se apropió de la niña, que tenía menos de dos años, el militar argentino Miguel Angel Furci, que participó en el secuestro de sus padres, quienes se presume que fueron ejecutados.

Durante años, incluso después de que pericias judiciales probaron su verdadera identidad, la niña, que había sido inscrita ilegalmente en el Registro Civil argentino como Daniela Furci, no ha querido vincularse con sus abuelas biológicas uruguayas, a las que escribió cartas acusándolas de "comunistas".

Se estima que en sólo 12 de los 62 casos esclarecidos de hijos de desaparecidos en Argentina las adopciones fueron "de buena fe", realizadas por parejas que no conocían el origen de los niños.

Diversos psicoanalistas especializados en este tipo de situaciones opinan que a la larga la mayoría de los niños que fueron adoptados y tienen dudas sobre la forma en que la adopción se produjo "querrán saber la verdad".

"No hay que presionarlos, porque un proceso de este tipo es muy difícil. El fenómeno de los niños secuestrados es una de las herencias más atroces de las dictaduras latinoamericanas", comentó el psicoanalista uruguayo Marcelo Viñar. (FIN/IPS/dg/mp/hd ip/99

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