A cuatro décadas del triunfo de la Revolución Cubana, la oposición permanece fragmentada y dispersa en pequeñas organizaciones que el gobierno califica de "grupúsculos al servicio de Washington".
"El modelo es impermeable a la vertebración de una oposición", dijo a IPS Elizardo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación, creada en la segunda mitad de los años 70.
Como en los países del ex bloque socialista europeo, el sistema está diseñado para impedir que se organicen fuerzas opositoras, porque "cualquier intento en esa dirección, significa violar la ley", afirmó el opositor más solicitado por la prensa extranjera y personalidades que visitan la isla.
Subrayó que a 40 años del triunfo de la Revolución, que se cumplen el 1 de enero próximo, en Cuba "el cuadro es menos cerrado que el que había en la Unión Soviética, Checoslovaquia, Bulgaria o Hungría".
Sin embargo, no vislumbra a corto ni mediano plazo un proceso "de vertebración de las fuerzas opositoras", con la formación de partidos o sindicatos, y se pronunció por "un proceso de transformaciones bajo un pacto político al interior de Cuba y también en el orden geopolítico".
Sánchez, un ex profesor de marxismo en la Universidad de La Habana, defiende la tesis de que el país caribeño necesita un "proceso de graduales reformas democráticas", liderado por el propio gobierno y los dirigentes del Partido Comunista.
"Si ese proceso de transformaciones no se lleva a adelante de manera deliberada y desde el poder mismo, los costos humanos podrían ser demasiado altos", afirmó.
La propuesta, alimentada por la tesis de "reconciliación nacional en las condiciones de Cuba" lanzada en 1987 por un sector "dialogante" de la disidencia interna, "ha sido atacada por tirios y troyanos".
"El gobierno dice que es contrarrevolucionaria porque aquí no hay que reconciliar a nadie y por tanto la tesis sirve a los intereses de Washington", en tanto los grupos más radicales del exilio cubana aseguran que "se trata de una componenda con el régimen de (el presidente Fidel) Castro", dijo Sánchez.
El opositor cubano indicó que "en algunos círculos de Estados Unidos prevalece una especie de fundamentalismo anticastrista", según el cual "habría que pasarle la cuenta a un político cubano que se atrevió a desafiar a Washington y sigue haciéndolo".
Pero destacó que hay también un creciente sector más liberal, "aunque no mayoritario, que vería con buenos ojos un proceso de reformas democráticas graduales en Cuba, incluso bajo el liderazgo del actual gobierno".
En su balance de estas cuatro décadas, reconoce la existencia de elementos positivos que deben preservarse y que hicieron que "la mayoría del pueblo cubano apoyara a la Revolución". Como elementos negativos mencionó al "modelo totalitario, un fardo que pesa sobre el pueblo y el propio gobierno".
Entre los primeros mencionó alfabetización, reforma agraria y urbana, universalización de la enseñanza y la asistencia médica, pero "sobre todo el hecho de haber cultivado un sentido de la solidaridad entre la gente" y "un reforzamiento del sentimiento de independencia y dignidad nacionales que todavía perdura".
Pero mucho de lo positivo "se ha ido erosionando" con el paso del tiempo, puntualizó.
Sánchez condena el embargo de casi cuatro décadas que mantiene Estados Unidos contra Cuba. "Esa política sólo ha tenido éxito en cuanto a facilitar toda clase de argumentos al gobierno para justificar el fracaso del modelo", sentenció.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación calculó en un informe de julio pasado en algo menos de 400 la cantidad de personas detenidas "por motivos políticos" en el país caribeño.
"En los ultimos años ha estado disminuyendo de manera constante el número de prisioneros, la represión ahora mismo mantiene un perfil muy bajo, yo diría que el más bajo em toda la historia de este gobierno", que "no necesita tener tantas personas encarceladas por razones políticas", comentó Sánchez. (FIN/IPS/pg/ag/ip-hd/98