DERECHOS HUMANOS: Terminó la guerra fría y empezaron los negocios

Expertos militares que durante la guerra fría actuaron en comandos especiales de uno y otro bando conducen hoy empresas de seguridad y fábricas de armas que brindan servicios a grandes empresas.

Alan Golacinski y Michael Golovatov aparecieron junto al alcalde de Jacksonville, Florida (Estados Unidos), John Delaney, en la inauguración de un edificio en el nuevo centro comercial internacional de la ciudad.

Una década atrás, Golacinski y Golovatov eran rivales mortales.

Golacinski era asesor de seguridad de la Casa Blanca, un puesto al que llegó después de 20 años en el Departamento de Estado (cancillería). Golovatov pasó la misma cantidad de años en el exclusivo comando Alfa de la hoy disuelta Unión Soviética.

Hoy, Golacinski es presidente de Defense Systems (Sistemas de Defensa), una compañía privada de Estados Unidos que brinda seguridad a las embajadas de ese país, en especial las ubicadas en Africa.

Mientras, Golovatov es director de Alfa-A, una empresa de seguridad en transporte comercial que opera en el territorio de lo que fue la antigua Unión Soviética.

Golacinski y Golovatov están asociados con Defence Systems Limited (Sistemas de Defensa Limitada, DSL por sus siglas en inglés), con oficinas en Londres, y dirigida por Richard Bethell y Alistair Morrison, ex comandantes del Servicio Especial Aéreo Británico (SAS).

"Nuestros clientes son compañías petroquímicas, mineras, multinacionales, bancos, embajadas, organizaciones no gubernamentales, organizaciones nacionales e internacionales, o sea el tipo de gente que opera en un ambiente muy hostil", indicó Stephen Carr-Smith, de DSL.

Las compañías de petróleo y gas se ubican en primer lugar en la lista. Allí figuran Broken Hill Proprietary Petroleum, de Australia, British Petroleum, Shell y British Gas, las tres de Gran Bretaña, Amoco, Chevron, Exxon, Mobil y Texaco, las cuatro de Estados Unidos, y Ranger, de Canadá.

Compañías mineras como Cambior, de Canadá, y De Beers, de Sudáfrica, también se cuentan entre sus clientes.

Hombres como Bethell, Golacinski y Golovatov vuelcan la experiencia adquirida durante la guerra fría en la protección de quienes los contraten.

Bethell, por ejemplo, estuvo en el SAS durante la guerra de las islas Malvinas contra Argentina. Golacinski se encargaba de la seguridad de la embajada de Estados Unidos en Irán durante los últimos días de reinado del sha Mohamed Rezah Pahlevi.

La historia personal de Golovatov no es pública, pero el comando Alfa de la KGB es bien conocido porque estuvo a la vanguardia de la invasión soviética a Afganistán y aplastó las protestas independentistas en Lituania.

DSL brindó entrenamiento contrainsurgente a las fuerzas de seguridad de Sri Lanka, Papúa-Nueva Guinea y Mozambique. Bethell, apodado Tarzán por su larga cabellera rubia, entrenó a un grupo exclusivo de la policía de Colombia en 1990.

En 1997, Defence Systems fue comprada por Armor Holdings (Sociedades Acorazadas), de Jacksonville, Florida, fabricante de equipos de control de revueltas, que también compró Defense Technology (Tecnología de Defensa), de Caspar, Wyoming.

Defense Technology fabrica generadores de gas pimienta, sustancia química muy irritante usado por la policía en Estados Unidos, así como granadas para uso policial y de los guardias de cárceles.

La compañía ofrece granadas de "expulsión sin llamas", usadas para controlar grupos en ambientes cerrados, y granadas de gas lacrimógeno en forma de "pelotas de goma", que son difíciles de volver a arrojar a quien las disparó.

Además, vende granadas con una carga explosiva que dispersa perdigones de goma que contienen gas lacrimógeno.

Otros equipos de Defense Technology son lanzagranadas, pistolas y máscaras de gas, escudos contra manifestaciones, cachiporras, esposas niqueladas, protectores de piernas.

Además, la firma produce dispositivos para derribar puertas o barricadas y proyectiles que explotan ruidosamente y con luces brillantes para distraer la atención.

Uno de los clientes más importantes de DSL es la firma British Petroleum (BP), a través de su jefe de seguridad, Mark Heathcote, un ex oficial del MI6 (servicio de inteligencia británica) que dirigió operaciones en Argentina durante la guerra de las islas Malvinas.

Heathcote contrató a DSL para proteger los oleoductos de Colombia del Ejército de Liberación Nacional, la segunda fuerza insurgente de ese país, que cometió innumerables atentados dinamiteros en esas instalaciones para protestar contra la política petrolera del gobierno.

En 1996, DSL envió un grupo de instructores británicos a entrenar a policías asignados a las plantas de BP en el manejo de armas letales, técnicas de francotirador y combate a distancia cercana, informó el programa televisivo británico World in Action.

En El Morro, donde hay un yacimiento de BP, seis hombres fueron asesinados por integrar un grupo comunitario que se quejó por el daño causado a sus caminos y a la reserva de agua natural, dijo ese programa de televisión.

Algunos observadores creen que la proliferación de este tipo de empresas marca una tendencia a unir la actividad económica con la seguridad, y a transferir la función de control de los conflictos de baja intensidad a los grupos que prestan esos servicios. (FIN/IPS/tra-en/pc/kb/di-mj/hd ip if/98

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