/BOLETIN-DD HH/ R.D. CONGO: Kabila recluta refugiados hutus, según ACNUR

Hutus participantes en el genocidio de Ruanda de 1994 fueron reclutados en el exterior por el gobierno de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) para combatir la insurgencia en el este del país, informó ACNUR.

Cientos de hutus abandonaron el campamento de refugiados de Kintele, 25 kilómetros al norte de Brazzaville, donde fueron reclutados por las Fuerzas Armadas Congoleñas, informó Judith Kumin, portavoz de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) en Brazzaville.

Kinshasa, capital de la RDC, queda frente a Brazzaville, capital de la vecina República de Congo. Entre ellas corre el río Congo.

Los refugiados de Kintele se encontraban entre miles de miembros de la mayoría hutu de Ruanda que huyeron hacia el este del antiguo Zaire en julio de 1994, después que rebeldes del Frente Patriótico Ruandés derrocaran un régimen extremista en Kigali.

La victoria del Frente, que luego formó el nuevo gobierno de Ruanda, puso fin a tres meses de genocidio en que murieron hasta un millón de tutsis y hutus moderados.

En octubre de 1996, la persecución de tutsis en el este de Zaire desató una guerra de guerrillas que culminó en mayo de 1997 con el derrocamiento del dictador Mobutu Sese Seko, fallecido después en el exilio.

Mientras avanzaba la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL), liderada por el actual presidente Laurent Kabila, surgieron denuncias de que los rebeldes masacraban refugiados hutus en Zaire.

Tras la victoria de la AFDL, el gobierno de Kabila impidió que un equipo de derechos humanos de las Naciones Unidas completara su investigación de las acusaciones.

Más de 10.000 hutus huyeron a la República de Congo (Congo- Brazzaville) cuando cayó el régimen de Mobutu. La mayoría de ellos eran miembros del anterior Ejército Ruandés y de las milicias interahamwe, que perpetraron gran parte de las matanzas en Ruanda.

Es entre ellos que el gobierno de la RDC estaría reclutando combatientes contra el Movimiento Democrático Congoleño, un grupo insurgente que intenta derrocar a Kabila con el respaldo de Uganda y Ruanda.

Las autoridades de Kinshasa negaron estar reclutando hutus establecidos en Brazzaville, mientras el gobierno de Congo- Brazzaville parece indignado por el curso de los acontecimientos.

"El gobierno de Congo no está involucrado en esto", aseguró Jean Claude Gakosso, asesor de Relaciones Públicas del presidente Denis Sassou Nguesso. "El presidente está escandalizado y por eso publicó una declaración expresando su indignación", agregó.

La cancillería de Congo-Brazzaville había emitido una declaración este mes condenando "el reclutamiento clandestino de refugiados en flagrante violación de las leyes nacionales y las convenciones de la Organización de Unidad Africana y las Naciones Unidas relativas a los refugiados".

Brazzaville negó toda responsabilidad por el reclutamiento, reiteró que promueve "una solución pacífica y negociada" para la crisis en la RDC y urgió a ACNUR a "adoptar medidas urgentes para encontrar otro país que albergue a los refugiados ruandeses".

Hutus de Kintele rechazaron las acusaciones de ACNUR. "No es cierto que algunos refugiados se hayan ido a Kinshasa. Ni un solo hutu se unió a las fuerzas de Kabila", afirmó Anastase Bazimana, vicepresidente de los refugiados de Kintele.

De hecho, el número de refugiados en Kintele aumentó de 3.720 en junio a 4.787 el 12 de este mes.

Bazimana atribuyó el incremento al hecho de que los refugiados se trasladan de un lugar a otro. "Los refugiados abandonan el campamento para buscar mejor comida. No nos gusta lo que nos dan acá. Nos dan maíz y arvejas", dijo.

Otra razón por la que Congo-Brazzaville desea que los hutus salgan del país es que alberga también a 150 refugiados tutsis que se vieron obligados a abandonar Kinshasa. Las autoridades creen que tener tutsis y hutus juntos es una receta para la inseguridad.

Miembros tutsis de las Fuerzas Armadas Congoleñas iniciaron la rebelión para derrocar a Kabila el 2 de agosto, después que éste expulsara del país a tropas ruandesas que lo habían ayudado a derrocar a Mobutu.

Mientras el ejército luchaba para contener el avance de los rebeldes, a quienes pronto se unieron otras fuerzas insatisfechas con el gobierno, Kabila organizó una campaña antitutsi por la que soldados y civiles secuestran o matan a cualquiera con apariencia de tutsi. (FIN/IPS/tra-en/lm/nrn/kb/ml/ip-pr/98

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