/AMBIENTE/CAMBIO CLIMATICO: Prosperidad económica agrava polución en China

La era de la revolución automotriz llegó al país de las bicicletas, donde los automóviles privados se han convertido en un símbolo de riqueza personal.

Pero el aumento de automóviles incrementa también la contaminación del aire. Sólo en la capital de China hay más de un millón de autos privados que funcionan con combustibles fósiles, cuya quema libera los llamados "gases invernadero", responsables del recalentamiento del planeta.

Aunque la contaminación que producen los motores de los automóviles no es la única fuente de gases invernadero en China, es uno de los signos más claros del aumento de la demanda de combustibles fósiles como consecuencia del rápido crecimiento económico del país en las últimas décadas.

Algunos ambientalistas señalan que lo más preocupante son las plantas termoeléctricas, ya que China es el mayor consumidor de carbón del mundo. Cada año, el país asiático consume 1.300 millones de toneladas del combustible fósil, que representa 75 por ciento de sus fuentes de energía.

Dado que la economía de China ha estado creciendo a un ritmo promedio de nuevo por ciento al año, muchos ecologistas advierten sobre desastrosas consecuencias ambientales en caso de que el consumo de energía y recursos naturales alcance el nivel del mundo industrializado.

La situación ambiental de China, con 1.200 millones de habitantes, es de vital importancia para el mundo, y por ello ha sido identificada por países industrializados, incluso Estados Unidos, como una de las naciones en desarrollo "clave" que debe comprometerse voluntariamente a reducir sus emisiones de gases invernadero.

China es el segundo mayor emisor de gases invernadero del mundo luego de Estados Unidos, que produce un cuarto del total.

Cada año, Estados Unidos emite 4.900 millones de toneladas de dióxido de carbono, el principal de los gases que atrapan el calor en la atmósfera.

Mientras, China emite 2.700 millones de toneladas de dióxido de carbono por año y se espera que alcance el nivel de Estados Unidos dentro de 25 años. Sin embargo, teniendo en cuenta su población, el país asiático emite solamente 2,5 por ciento del total de gases invernadero, y la superpotencia 15 por ciento.

Al igual que otros países en desarrollo, China argumenta que debería ser exonerada de reducciones obligatorias en la emisión de gases invernadero hasta que los países industrializados realicen compromisos sustanciales.

Ya que los países ricos son los principales responsables del recalentamiento planetario, cualquier tratado que alcance la tercera conferencia de partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en curso en Kioto, Japón, "no debería imponer más obligaciones a los países en desarrollo", dijo Tang Guoqiang, portavoz de la cancillería.

El primer ministro Li Peng sugirió el mes pasado que cada país adopte medidas correctivas acordes a sus condiciones. "Los que están excedidos de peso deben ponerse a dieta, y los que están desnutridos necesitan más nutrición", expresó.

En suma, los países ricos con estilos de vida derrochadores deberían hacer más de lo que han hecho por reparar el daño ambiental, mientras a las naciones en desarrollo hambrientas de crecimiento no se les debería exigir el sacrificio, sugirió Li.

Sin embargo, las autoridades chinas, atrapadas entre el deseo de alcanzar a los países ricos y la necesidad de proteger el ambiente, destacan las medidas adoptadas para contrarrestar la amenaza del recalentamiento planetario.

Las medidas varían entre estudios sobre el impacto en China del recalentamiento de la Tierra y el aumento del nivel del mar hasta modestas mejoras en la administración de la energía y los combustibles fósiles.

Por ejemplo, este año se impuso la utilización de gasolina sin plomo a los vehículos de Beijing, y el resto del país deberá seguir el ejemplo antes del año 2000.

No obstante, las medidas concretas para reducir las dañinas emisiones de gases invernadero se limitan a las ciudades, que China considera sus "ventanas al mundo".

Además, no existe demasiada conciencia pública sobre el problema, pese a los esfuerzos de la Agencia Nacional de Protección Ambiental por establecer "escuelas verdes" para enseñar medidas de protección y conservación del ambiente a estudiantes de todas las edades. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/ml/en/97

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