/REPETICION/ ARGENTINA: Triunfante Alianza encara desafío de ampliar su base

La nueva Alianza opositora nacida apenas hace 85 días en Argentina capitalizó el malestar social por la corrupción y el alto desempleo, para triunfar en los comicios legislativo del domingo. Ahora intentará ampliar su base social, para luchar por la Presidencia en 1999.

La Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, conformada por la centrista Unión Cívica Radical (UCR) y el centroizquierdista Frente País Solidario (Frepaso), puso fin a la serie de victorias en elecciones de ámbito nacional que el gobernante Partido Justicialista (Peronista) lograba desde 1987.

Su triunfo, en elecciones realizadas para renovar la mitad de la Cámara de Diputados, consolidó la posición de varios nuevos dirigentes. Pero sus portavoces han evitado de momento pronunciamientos sobre candidaturas para la Presidencia.

El presidente Carlos Menem grabó un mensaje de elogio a su gestión de gobierno y de sus logros antes de que finalizara la votación, que fue emitido cuatro horas después del cierre de las urnas, cuando ya se descartaba el triunfo opositor.

Por su parte la senadora aliancista Graciela Fernández Meijide, una de las protagonistas de estas elecciones, subrayó el propósito de la coalición de no obstaculizar la gestión oficial, y el desafío de consolidar y ampliar las bases de la coalición.

La Alianza, que se presentó en 13 de los 23 distritos electorales, obtuvo 36,5 por ciento de los votos, ante 35 por ciento del justicialismo, que participó en todas las circunscripciones.

Pero además, la UCR consiguió 6,8 por ciento del total y el Frepaso 2,4 por ciento, en aquellos distritos en que no intervinieron en coalición.

Con este resultado, que lleva a 45,7 por ciento los votos aliancistas, el bloque justicialista pasa de 131 a 118 representantes en la Cámara de Diputados, y la Alianza aumenta de 91 a 110 legisladores. Ante la polarización, los otros partidos disminuyen su participación de 35 a 29 diputados.

El día después estuvo signado por la alegría, los saludos y un clima de optimismo y camaradería entre los candidatos de la oposición -y no sólo de la Alianza-, que se felicitaban mutuamente. En cambio, nadie saludó a la nueva oposición en nombre del gobierno nacional.

La victoria impactó a los empresarios, que no esperaban un triunfo tan holgado de la oposición en distritos tradicionalmente justicialistas. Uno de los datos nuevos de estas elecciones fue que el voto estuvo menos atado que en otras ocasiones a identidades partidarias históricas.

La Alianza ganó por siete puntos en la provincia de Buenos Aires, el primer distrito electoral del país, con nueve millones de votantes sobre un padrón nacional de más de 22 millones, y bastión tradicional del justicialismo.

Además, se impuso en Santa Fé, vecina por el noroeste de Buenos Aires y también baluarte justicialista, y en las provincias de Entre Ríos, al oriente, y de Chaco, en el norte.

Así mismo, los partidos aliancistas triunfaron en provincias en que se presentaron por separado. La UCR se impuso en Córdoba (centro) y Río Negro y Chubut (sur), y en Neuquén (suroeste) la victoria fue para el Frepaso.

El Partido Justicialista consuiguió ganar en Misiones (noreste), La Pampa (vecina de Buenos Aires), Formosa y Santiago del Estero (norte), La Rioja (noroeste), y Santa Cruz (sur), y Domingo Bussi, gobernador de la provincia de Tucumán, ganó en su distrito, al frente de un partido provincial.

La Alianza obtuvo su victoria más clara en la capital del país, con 56,8 por ciento de los votos emitidos. También tendrá mayoría en la primera legislatura de la ciudad, que está gobernada por un líder radical, Fernando de la Rúa.

El diputado Carlos Alvarez, del Frepaso, y Rodolfo Terragno, presidente de la UCR, derrotaron por amplio margen al oficialista Daniel Scioli, que ovtuvo 18 por ciento de los votos, seguido por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, que consiguió 17,1 por ciento.

Los encuestadores vaticinaban que la gestión asistencialista del gobernador justicialista Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires inclinaría la balanza a favor de su esposa, Hilda González. Pero finalmente, la victoria fue en la provincia para la senadora aliancista Fernández Meijide.

Duhalde, que asipra a suceder al presidente Carlos Menem en 1999, admitió haber sido "el responsable de la derrota" en su provincia, un verdadero golpe a su candidatura presidencial. Este lunes, la capital amaneció empapelada con carteles de un competidor de Duahlde dentro del justicialismo, Ramón "Palito" Ortega.

Ortega, ex cantante y ex gobernador de la provincia de Tucumán, consideró que, luego de la votación de este domingo, ya no hay candidatos "naturales" en el Partido Justicialista para suceder a Menem.

Duhalde era el dirigente en mejor posición para aspirar a la candidatura presidencial del oficialismo para 1999, pero con este resultado, sus posibilidades retrocedieron.

Fernández Meijide interpretó el voto a la Alianza como una advertencia a un gobierno "que no incluye a todos", y un respaldo a las tentativas de enfrentar el absolutismo que la oposición cree ver en quienes detentan el poder. También sería una manifestacón de apoyo a la construcción de una alternativa de poder.

Antes y después de la victoria, la Alianza hizo hincapié en la defensa de la estabilidad y la democracia como bienes adquiridos.

El electorado entendió el mensaje, seguro de que la estabilidad de precios ya no está atada al destino de ningún gobernante.

Pero la Alianza también propuso una nueva agenda para enfrentar asuntos pendientes, como el alto desempleo, la corrupción, la crisis de la educación y de la salud públicas, el deterioro de las pensiones, la brecha creciente entre ricos y pobres y la falta de una justicia independiente.

En contraste con el justicialismo, los aliancistas manejaron un discurso político moderno, que intentó subrayar las deficiencias gubernamentales y defendió la institucionalidad democrática, apelando siempre a todos, mujeres y hombres, y exhortando a participar a la sociedad civil.

Apenas conseguido el triunfo, la oposición colocó a cinco dirigentes ante las cámaras de televisión -los ganadores en la provincia de Buenos Aires y en la capital, más el alcalde de Buenos Aires, De la Rúa-, un hecho nuevo en la poltica, para pasar un mensaje casi publicitario.

"Necesitamos ampliar la base de la Alianza hacia los sectores populares, los empresarios", y sólo "cuando ensanchemos esa base podremos hacer los cambios que la sociedad demanda", explicó el dirigente bonaerense Federico Storani, que secundó a Fernández Meijide en la provincia.

El discurso más encendido contra el oficialismo fue pronunciado por el diputado Alvarez, ganador en la capital, quien advirtió que en Argentina "ya no hay partidos invencibles" que "se acabó la omnipotencia y la discrecionalidad" y que no puede haber enriquecimiento de unos pocos a costa de la miseria de otros.

"No se puede hacer más política en base a aparatos clientelísticos alimentados con prebendas", dijo Alvarez en alusión a Duhalde, quien se equivocó al creer que la candidatura de su esposa, que maneja un millonario plan asistencial, sería carta de triunfo.

Pero Alvarez también señaló que los dirigentes de la Alianza no creen que el voto deba ser interpretado como un aval definitivo a su coalición, que ahora deberá demostrar que puede construir un programa alternativo para los comicios de 1999, y que puede subordinar las candidaturas al proyecto.

"En los países avanzados, cuando hay alternancia no hay sacudimientos. En cambio, en los países atrasados, los presidentes se creen monarcas y se confunde el partido con la nación", criticó Alvarez, aludiendo a Menem.

"La Alianza es una coalición de fronteras abiertas. Esperamos recibir a todos los hombres y mujeres que quieran participar en la construcción de esta nueva alternativa de poder, con la única excepción de aquellos involucrados en la corrupción menemista", remató. (FIN/IPS/mv/ff/ip/97

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