ASIA: La masacre de "tigres" comenzó, en realidad, en Hong Kong

Todo quedó en evidencia con el colapso del baht de Tailandia en julio. El pánico tardó cuatro meses en llegar a Hong Kong. La principal bolsa de valores del sudeste de Asia registró una caída semanal acumulada de 23 por ciento el jueves 23, sin precedentes en la región.

El viernes 24, la recuperación del mercado de Hong Kong logró que la caída acumulada se redujera a 16 por ciento, lo que dio cierto alivio. Pero no fue suficiente para frenar la marea, que ya había llegado a donde, en realidad, se había generado.

En los últimos decenios, los denominados "tigres" del sudeste asiático (economías de rápido crecimiento) seguían un imbatible rumbo ascendente. Eso se interrumpió a junio.

Hoy, las grúas están quietas. El alocado tránsito de Bangkok parece haberse detenido. Malasia interrumpió la construcción de la más grande represa de la región y los inversores se han retirado.

La lección de la debacle es que los tigres no solo deben jugar las reglas de su pequeña jungla en esta era de globalización, pues los factores que inciden más allá de sus selvas tienen un impacto directo sobre sus economías.

Lo sucedido es una prueba, si es que aún se necesitaba una más, de que el futuro económico de Asia está inextrincablemente vinculado al del resto del mundo a través de una red abrumadora de transacciones de valores, divisas y comercio.

El dinero y la liquidez no tienen fronteras y los inversores colocarán y retirarán su dinero en cualquier parte del mundo a la velocidad de la luz.

El colapso de la bolsa de Hong Kong el día 23 fue resultado de un asedio especulativo sobre el dólar del ex enclave británico. Por fortuna para la actual región administrativa especial de China, había en las reservas 80.000 millones de dólares estadounidenses que permitieron enfrentar la tormenta.

Resulta interesante observar que la economía del sudeste asiático comenzó a funcionar mal cuando Hong Kong fue devuelto a China por Gran Bretaña en la medianoche del 30 de junio.

Es difícil saber si se trata de la retirada final de los inversores que se desembarazaron de sus monedas asiáticas, de las cuales el baht tailandés resultó ser la más vulnerable.

Pero no hay dudas de que el caos volvió a donde todo se generó, en Hong Kong. Luego de que las monedas comenzaron a tambalear en Asia, no era natural que Hong Kong tuviera una divisa tan cara.

Para China era muy importante mantener el dólar de Hong Kong con un precio fijo respecto del de Estados Unidos y los mercados financieros estables.

Cuando la crisis del baht explotó en Tailandia, los analistas económicos vacilaron en compararlo con la devaluación del peso mexicano en diciembre de 1994. Hoy, en especial luego de la repercusión del fenómeno en Hong Kong, es evidente que su efecto fue mucho peor que el "tequila".

Esta vez, el mundo entero resultó afectado, como una mariposa en el ojo de un huracán arrastrada de un lado a otro del planeta.

Señales de alerta surgieron el lunes 20, cuando la oposición tailandesa manifestó en las calles de Bangkok para poner fin al gobierno del primer ministro Chavalit Yongchaiyudh.

Mientrastanto, los analistas financieros consideraban que el presupuesto estatal de Malasia difundido por el gobierno de Mahatir Mohammad no era suficientemente austero, lo que provocó una nueva caída del ringgit.

La falta de voluntad política de los gobiernos de la región para implementar reformas y ajustar los gastos fiscales había generado especulaciones sobre un eventual aumento de las tasas de interés para mantener las monedas locales.

Como consecuencia, los inversores comenzaron a retirar sus fondos de Asia por temor a un retroceso económico. El jueves, la presión llegó a Hong Kong.

Los grandes consumidores del sudeste de Asia habían estado gastando dinero como si no hubiera un futuro en inversiones inmobiliarias improductivas y proyectos glamorosos.

La peor manifestación del fenómeno se registraba en Tailandia, lo que convirtió a este país en el más vulnerable y el que debió pagar el costo más alto.

Hoy, a pesar de la anunciada reformas de gabinete, los analistas financieros no están aún convencidos sobre la seriedad de los planteos de Chavalit.

Su resistencia a implementar las reformas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional como condición para un paquete de rescate de 17.000 millones de dólares provocó presiones adicionales sobre el baht.

Cuando todo esto termine, es dudoso que alguien recuerde las acusaciones de mal manejo económico y codicia cruzadas entre Mahatir y el financista George Soros.

Ambos están tranquilos ahora, y es indudable que ambos tienen parte de la razón. Los "tigres" han estado viviendo en una burbuja y los especuladores se han retirado del mercado que fuera si mostraba cualquier tenue signo de vulnerabilidad.

Y nadie habla del costo humano. Unos 100.000 tailandeses habrán perdido su trabajo antes de fin de año y cientos de miles más sufrirán el mismo destino en Indonesia, Malasia y Filipinas. (FIN/IPS/tra-en/bm/ral/mj/if/97

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