AMERICA LATINA: Consumidores asumen ciudadanía ambiental

Organizaciones de consumidores de América Latina se dieron cita desde hoy en la capital de Chile para definir sus propuestas y estrategias de participación en el Programa de Ciudadanma Ambiental de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

«La ciudadanía ambiental es, entre otras cosas, la formación de un ciudadano consciente y crítico, donde los consumidores encontramos grandes coincidencias», señaló José Vargas, director de la oficina regional para América Latina de Consumers International (CI), donde se lleva a cabo el encuentro.

El taller de Ciudadanía Ambiental y Consumidores, que finaliza este sábado, fue convocado conjuntamente por CI y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y asisten a él unos 30 delegados de Cuba, Paraguay, Chile, Ecuador, Argentina, Perú, Brasil, Uruguay, Costa Rica, El Salvador, Bolivia y México.

Alicia Bárcena, directora del Programa de Ciudadanía Ambiental del PNUMA, subrayó que los consumidores representan uno de los ámbitos de «alianzas estratégicas» para la materialización de los acuerdos de la Agenda 21, adoptada hace cinco años en Río de Janeiro, en la Cumbre Mundial de Ambiente y Desarrollo.

El tema de los patrones de consumo imperantes como obstáculo para alcanzar un desarrollo sustentable, está planteado en el cuarto capítulo de la Agenda 21, recordó Marcelo Sodré, del Instituto Brasilero de Defensa del Consumidor (IDEC).

El Programa de Ciudadanía Ambiental contempla en primera instancia la realización de planes de trabajo a dos años con organizaciones de consumidores, parlamentos, poderes locales, educadores, grupos éticos, humanitarios y religiosos y comunicadores sociales.

En el marco de la materialización de este programa en América Latina, Bárcena participó el lunes y martes últimos en un taller de trabajo con radiodifusores comunitarios de toda la regisn, realizado en Nos, una localidad aledaña a Santiago.

CI es la organización mundial no gubernamental más representativa de los grupos de defensa de los consumidores y registra en los últimos años una fuerte expansión en Amirica Latina, según se compobó en este taller de trabajo.

Miryam Urzúa, experta del PNUMA, indicó que los objetivos de este encuentro son principalmente los de hacer un diagnóstico sobre el tema consumo y desarrollo sustentable, el trabajo de los grupos de consumidores y plantear propuestas de acción para los próximos dos años.

El tema del consumo aparece estrechamente vinculado a factores ambientales en la perspectiva de grandes fenómenos contemplados en la Agenda 21, como la biodiversidad, el cambio climático, la destrucción de la capa de ozono y la contaminación de las aguas.

Los participantes en el taller advirtieron que la solución de esos fenómenos se genera desde las acciones cotidianas en el hogar y en la comunidad, con aspectos relativos, por ejemplo, a la seguridad alimentaria yal tratamiento de los desechos domiciliarios.

Representantes de las municipalidades santiaguinas de Conchalí y Huechuraba informaron de los programas pilotos que llevan a cabo sobre reciclaje y tratamiento de residuos domicilarios, en una estrategia integrada que incluye cursos de capacitación a la comunidad.

Capacitación e información fueron dos aspectos reiterados por los representantes de los países latinoamericanos a la hora de definir sus expectativas sobre este taller y las formas de potenciar el trabajo en el marco del Programa de Ciudadanía Ambiental.

Beatriz Barraza, del Centro de Defensa del Consumidor de El Salvador, recordó que su país es el segundo en América Latina, despuis de Haití, en cuanto a niveles de degradación y puntualizó que todos los fenómenos de deterioro ambiental llevan en última instancia a enfrentar el tema del consumo.

Guillermo Sucal, de Acción del Consumidor, de Argentina, apuntó que las organizaciones de consumidores, a diferencia de las ecologistas, no cuentan con grandes ayudas en recursos financieros y exhortó a elevar su capacidad mediante el intercambio de información.

En nombre del PNUMA, Bárcena insistió en la necesidad de revertir una modalidad de trabajo que ha ido «de la proclama a la demanda» y pasar «de la demanda a la proclama» para abrir cauce a la participación de la sociedad civil y crear ciudadanía ambiental.

La movilización de la sociedad civil sobre la base de responsabilidades diferenciadas según los diversos sectores es uno de los ejes del programa del PNUMA, que apunta al desarrollo sostenible como parte de un esfuerzo combinado en lo ambiental y social.

Bárcena recordó la sentencia maya de que «son pobres los que han perdido el control de su vida», al subrayar la importancia de una práctica participativa para enfrentar los desafíos del deterioro ambiental y la extrema pobreza.

Vargas recordó que más de mil millones de personas en el mundo viven por debajo de la línea de pobreza, 2.000 millones no tienen acceso a agua limpia y 3.100 millones carecen de instalaciones sanitarias, en contraste con los altos volúmenes de consumo de bienes, servicios y energía en los países industrializados.

«Sólo reducciones masivas del consumo por parte de los países desarrollados harían que fuera posible albergar, vestir, alimentar, sanar y educar a la gente sin afectar drßstica e irreparablemente la capacidad del mundo natural de sostener la vida», dijo el director regional de CI.

«Pero pedir a los consumidores y productores de los países desarrollados que acepten reducciones del 50 por ciento o más es políticamente impensable», afirmó.

«Por eso, el desafío es compartir los recursos ambientales y la capacidad del medio ambiente de absorber los desechos equitativamente, sin afectar la calidad de vida de que gozan los mil millones de personas más ricas del mundo».

Vargas se preguntó si es posible realizar esa meta y cómo llevarla a cabo, así como las responsabilidades que deberían asumir en esa perspectiva los gobisrnos, la industria y los consumidores en cada país y en la comunidad internacional.

«Debemos ver este taller como el inicio de un proceso», dijo el director regional de CI, quien exhortó a los representantes latinoamericanos a «hacer propuestas concretas de trabajo que permitan dar continuidad al compromiso ambiental y aportar al logro de una ciudadanía ambiental». (FIN/IPS/ggr/dg/en/97)

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