VENEZUELA: Caldera sostiene programa de ajustes y privatizaciones

El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, aseguró que sostendrá el programa de ajustes pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y proseguirá la venta de empresas públicas y la apertura a la inversión extranjera.

"No he pensado ni pienso realizar ningún cambio en los ministros de la economía", dijo Caldera para subrayar que el programa que su gobierno bautizó Agenda Venezuela "comenzará una segunda etapa, que es la de la reactivación económica".

La inusual declaración del presidente, habitualmente elusivo con la prensa, se produjo luego que la semana pasada rumores de cambios en el gabinete económico deprimieron la actividad bursátil y la cotización del bolívar frente al dólar.

El proceso de privatización, dijo Caldera el domingo, "marcha con firmeza y responsabilidad. No solamente se están privatizando empresas como los complejos alumínico y siderúrgico, sino que se van a iniciar nuevas empresas con cuantiosas inversiones de capital foráneo".

Caldera aludió a la privatización de un complejo reductor de 630.000 toneladas anuales de aluminio, de otro de acero con capacidad para 3,6 millones de toneladas/año, y a proyectos de capitales japoneses y surcoreanos para construir plantas de reducidos de mineral de hierro.

También se privatizarán activos de telefonía básica, instalaciones bancarias, turísticas y eléctricas, hasta obtener en 1996-1997 unos 5.000 millones de dólares, recordó por su parte el ministro de Hacienda, Luis Matos.

El mandatario aseveró que "inevitablemente, para pasar al crecimiento hay que completar la etapa de la estabilización, que se está cumpliendo a cabalidad", y destacó como logros de esa fase del plan, iniciado en abril, el descenso en la inflación y el apuntalamiento de las reservas y el bolívar.

La inflación en septiembre fue de 3,6 por ciento, la más baja en este año récord, con 83,7 por ciento en apenas nueve meses, y las reservas alcanzaron 13.471 millones de dólares, casi 1.500 millones por encima de lo convenido con el FMI, debido a mejores precios en las exportaciones de petróleo.

El plan de abril, sin embargo, provocó un salto inflacionario y un desplome en el consumo de los venezolanos, porque significó quintuplicación del valor del combustible, liberación de precios, del tipo de cambio, de tasas y de tarifas, devaluación monetaria y alza de un tercio en el impuesto a las ventas.

Estudios privados sostienen que 84 por ciento de los venezolanos vive en la pobreza, y la revista londinense The Economist aseguró que Caldera "ha vivido una luna de miel porque emprendió las reformas más fáciles".

"Los venezolanos aceptaron con tranquilidad la primera fase del programa, sabían que era imprescindible afrontar un período de penurias a corto plazo. Es poco probable que la población sea tan dócil en la próxima fase", escribió The Economist.

Esa fase implicaría reformar el Estado para reducir su tamaño – emplea 1,3 millones de personas, en un país de 22 millones- y el régimen de prestaciones o indemnizaciones sociales de los trabajadores, que la empresa privada considera una rémora.

Una señal del descontento se advirtió la noche del jueves al viernes, cuando millares de habitantes de los barrios pobres de Caracas sonaron cacerolas vacías durante una hora, en protesta contra el programa de Caldera.

En el otro extremo de opinión, consultores como el banco estadounidense Morgan Stanley consideran que "Venezuela es la mejor opción para invertir en América Latina", con base en mediciones del crecimiento de su mercado bursátil.

Luego de meses comprimida a intercambios de dos a cuatro millones de dólares por jornada, la Bolsa de Caracas pasó a negociar en octubre más de 20 millones diarios, atribuída por los ministros a sus reuniones con inversionistas.

Pero, según corredores de bolsa, privaron sobre todo las mejores tasas remuneradoras en el mercado doméstico venezolano, mientras la libertad cambiaria y altas reservas garantizan la conversión de esos recursos en dólares, y la cercanía de la venta de acciones de la telefónica.

Economistas y políticos independientes u opositores advierten sobre "el riesgo de engolosinarse" con esos "capitales golondrina", en tanto otros insisten en que el descenso de la inflación a 3,6 por ciento todavía la mantiene alta como para que se anualice en 52 por ciento.

Matos, entretanto, destacó el alivio que para el presupuesto significará vender empresas estatales que demandan inversiones y pago de deuda, y aseguró que en la etapa de reactivación que comenzará en 1997 la economía crecerá cuatro por ciento.

También buscando alivio para el presupuesto, dijo Matos, se buscará "cambiar el perfil de la deuda", con emisiones de nuevos bonos que permitan comprar deuda reestructurada o pagar deuda interna o externa no reestructurada.

Para ello, un proyectado fondo de rescate de la deuda, que debe nutrirse con ingresos excedentarios petroleros, se transformaría en un fondo de manejo de activos, que, al estilo mexicano, buscaría reprogramar la deuda hasta 30 años de plazo, dijo el ministro.

Venezuela debe al exterior unos 38.000 millones de dólares, de los cuales poco más de 27.000 millones son deuda de la administración central, unos 4.500 millones los debe la petrolera estatal PDVSA y el resto son acreencias privadas. (FIN/IPS/hm/dg/if/96

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