BOSNIA-HERZEGOVINA: Karadzic vuelve a burlarse del mundo entero

Los últimos acontecimientos en Bosnia- Herzegovina ilustran la forma en que las potencias occidentales evitan ejecutar los aspectos civiles de los acuerdos de paz, que incluyen la proscripción política de los criminales de guerra.

La constante presencia del líder serbobosnio Radován Karadzic es un obstáculo insalvable para la reunificación de Bosnia- Herzegovina y el retorno con garantías de más de dos millones de refugiados, tal como está previsto en los acuerdos.

También podría hacer imposibles las elecciones programadas para el 14 de septiembre en todo el territorio del país.

Aunque Karadzic dejó sus competencias como presidente de la llamada República Serbia de Bosnia -que administra parte del territorio del país- en manos de la vicepresidente, Biljana Plavsic, aún permanece en el poder.

El líder serbobosnio, reclamado por el Tribunal Internacional de la Haya por su responsabilidad en los crímenes de guerra cometidos durante la guerra, puede sentirse satisfecho de haber manipulado una vez más a la comunidad internacional, haciendo que ésta desista de reimplantar las sanciones.

La condición política precisa de Karadzic sigue siendo poco clara, pues la misma Plavsic -un elemento de línea dura- expresó con firmeza la opinión de que el presidente acusado de crímenes de guerra continúa en el cargo, en su cuartel general de Pale.

Sin embargo, gran parte de la reciente confusión acerca de la condición política del líder serbobosnio -que según los acuerdos de paz no puede ocupar ningún cargo público- no proviene de Pale sino de la oficina del Alto Representante de las Naciones Unidas en Bosnia, el ex primer ministro sueco Carl Bildt.

Ciertos funcionarios que no quisieron ser identificados dijeron que Bildt, con el apoyo de los gobiernos occidentales, diseñó un plan para encontrar una salida imponiendo nuevas sanciones, con las que amenazó a Karadzic si éste no se retiraba el 1 de julio.

Esta política, sin embargo, recibió la abierta oposición de su extrovertido vice-representante, el embajador alemán Michael Steiner.

El domingo pasado, un día antes del plazo fijado, Bildt anunció con orgullo que Karadzic había sido sustituido como presidente en funciones de la República serbia, haciendo referencia a un documento "firmado y sellado por el señor Karadzic" que él había recibido.

El documento establece que Karadzic traspasa sus poderes a Plavsic a causa de su "incapacidad temporaria" para gobernar. Pero en un ostensible reto a Bildt, la vicepresidente dijo de inmediato a la televisión serbia que Karadzic seguía siendo el presidente.

"Su sustitución sólo podrá hacerse en elecciones libres y de ninguna otra forma", afirmó Plavsic.

Por raro que parezca, Bildt desechó toda cooperación con Plavsic hace sólo un mes, cuando Karadzic delegó algunas de sus competencias presidenciales en la vicepresidente.

Mientras Bildt calificó el domingo de noche a la última jugada de Karadzic como "un paso en la dirección correcta", agregando que no hacía planes para pedir una inmediata imposición de nuevas sanciones, Steiner sorprendió a la prensa que cubría las elecciones locales en Móstar al rechazar ese pacto.

"Eso no es lo que esperábamos de la dirección política que tiene asiento en Pale", dijo Steiner. "Simplemente, eso no basta, y es importante que la comunidad internacional mantenga la presión sobre la situación".

El documento firmado por Karadzic es, no obstante, exactamente lo que Bildt le había requerido que firmara, según admitió este lunes el portavoz de su oficina, Colum Murphy.

Ese texto fue redactado en mayo, cuando Bildt intentó desplazar a Karakzic del poder promocionando al entonces primer ministro de la República serbia, Gojko Kasagic.

En aquel momento, los funcionarios de la oficina de Bildt explicaron que su jefe buscaba una salida honorable para Karadzic, pero éste simplemente despidió a Kasagic y no firmó documento alguno.

Aparentemente, Bildt continuó presionando a Karadzic para que firmara el documento, reforzándose con la amenaza de sanciones, y finalmente lo consiguió. La supuesta renuncia del presidente lleva la fecha 26 de junio, cuatro días antes de ser anunciada.

Los diplomáticos occidentales en Sarajevo afirman que la existencia de ese documento fue conocida en la cumbre del Grupo de los Siete en Lyon (Francia) el viernes pasado, pero que los gobiernos apoyaron la política del Alto Representante, de sacar a Karadzic paso a paso, sin golpearle demasiado fuerte.

Al mismo tiempo que las potencias industrializadas redactaban en Lyon su comunicado final, Karadzic era reelecto presidente de su partido, el Partido Democrático Serbio.

Los diplomáticos occidentales en Sarajevo entienden que la presidencia del partido es un puesto aun más poderoso que la presidencia de la República serbia, dada la permanencia de estructuras políticas de corte comunista en la antigua Yugoslavia. (FIN/IPS/tra-en/as/rj/arl/ip/96)

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