RUSIA: Residuos nucleares, un problema para el futuro gobierno

Mientras los políticos luchan por ganar la delantera en la carrera final por la Presidencia, que culminará con la votación del 3 de julio, y se producen graves relevos en altos cargos de la seguridad nacional, siguen pesando en Rusia serios problemas que cualquier gobierno tendrá que afrontar.

Uno de ellos es la rama Novosibirsk del complejo industrial estatal Radon Amalgamation -dedicado al procesamiento de residuos- , que es responsable de recoger y almacenar en condiciones de seguridad los desechos nucleares de la industria y los servicios médicos.

La empresa está abocada a la quiebra y su filial en Siberia ha debido suspender la actividad. Las finanzas de la firma ya no le permiten pagar la gasolina para el transporte de los desperdicios a los lugares señalados de almacenamiento.

Directivos de la empresa explicaron que ésta no dispone de financiación del gobierno federal para cumplir los servicios que presta a las industrias de las regiones de Novosibirsk, Omsk, Tomsk y Kemerovo, y los territorios de Altai y Krasnoyarsk.

"No hay nada que podamos hacer sin una financiación básica. Los desperdicios seguirán apilándose en esos lugares, con peligro para la salud y el ambiente", dijo una de las fuentes de la empresa.

Radon no puede funcionar únicamente con sus menguadas ganancias y sus contratos regionales, y el gobierno federal le está debiendo los subsidios que tiene asignados en el presupuesto de 1995 y de este año.

El mayor vertedero nuclear de Radon, cerca de Zagorsk, a 100 kilómetros de Moscú, ya está completo, y crecen los problemas en los restantes 16 lugares de almacenamiento que la empresa tiene en el territorio ruso, especialmente en Leningrado y Jabarovsk.

Cuando la empresa fue fundada, en 1961, se trataba de una organización secreta, sólo conocida por su número de apartado postal, que prestaba servicios en toda la Unión Soviética utilizando 35 lugares de almacenaje.

Al principio esos lugares no eran mucho más que vertederos, pero en los últimos tiempos Radon ha intentado introducir nuevas tecnologías para el procesamiento y la seguridad de los residuos. La falta de recursos, no obstante, ha sido el problema constante de la firma, especialmente en sus centros regionales.

Los problemas se presentan incluso en la región de Moscú, pese a que el financiamiento regional ha permitido que la empresa no detenga sus operaciones. La central de Moscú atiende a una vasta región con más de 2.000 clientes, con exclusión de las unidades militares y las centrales energéticas nucleares.

Radon es responsable de aceptar, transportar, procesar y almacenar los desechos, además de controlar la situación ecológica alrededor de los lugares de almacenaje.

Rara vez la empresa ha sido blanco de las críticas de los ambientalistas, pues en los últimos años ha mantenido con fuerza su independencia del Ministerio de Energía Atómica.

"Si Radon fuera controlada por el Ministerio se vería forzada a defender los intereses del gobierno federal", explicó el director general de la empresa, general Igor Sobolev.

"Por ser responsable ante el gobierno de la ciudad de Moscú, Radon ha podido salvaguardar los intereses de la ciudad y de la región central", añadió.

El mayor motivo de preocupación es la situación de algunas de las empresas industriales de la región de Moscú.

La peor de esas situaciones la presenta la planta de metales no ferrosos de Podolsk, que padece un serio problema de contaminación desde 1989, cuando sufrió un accidente con algunos materiales radiactivos.

La planta tiene ahora unas 20.000 toneladas de productos contaminados de radiactividad, almacenados en sus propias instalaciones.

Después de rechazar un cierre forzoso por no dejar sin sustento a las 20.000 personas que dependen de su actividad, la dirección de la planta pidió con urgencia la ayuda federal para instalar un almacenamiento apropiado para esos productos.

"Nos falta tiempo y dinero para hacer las investigaciones necesarias y dirigir una campaña de educación pública", dijo el jefe de relaciones públicas de Radon, Sergei Shemlev.

"Sin esa campaña, no es probable que las autoridades locales acepten nuevos sitios de almacenaje. Y sin ellos entraremos en el reino de la ciencia ficción, ¡donde la única opción será construir una rampa de lanzamiento y enviar los desperdicios al espacio exterior!", exclamó. (FIN/IPS/tra-en/jp/ai/arl/en/96

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