La economía de Venezuela "marcha conforme al libreto" tras retomar hace un mes la senda neoliberal con un drástico programa de ajustes, según el ministro de Planificación, el socialista Teodoro Petkoff, quien resume la situación con una frase: "estamos mal, pero vamos bien".
Al "brinco inflacionario" de abril, mayo y junio seguirá desde julio "la segunda parte de la película, es decir, la desaceleración de la velocidad con la que suben los precios", reiteró Petkoff este lunes.
Según la firma estadounidense de consultoría Morgan Stanley, cuyos estimados se conocieron el fin de semana, este país con el índice inflacionario más alto de América Latina cerrará 1996 con inflación de 120 por ciento, más del doble que la de 1995.
La moneda, que sufrió devaluaciones lineales de 70 por ciento en diciembre y abril, cotizándose actualmente a 470 bolívares por dólar, llegará a 701 bolívares en diciembre y a 981 a fines de 1997.
"Sólo falta que nos digan cuántos jonrones bateará (Andrés) Galarraga esta temporada", ironizó Petkoff, aficionado como muchos de sus compatriotas a seguir el desempeño de los ídolos criollos en el béisbol norteamericano.
Petkoff puntualizó que "economía no es numerología", indicó que algunos datos de Morgan Stanley parecen anteriores a las medidas de abril y admitió que es inevitable que cada quien saque sus cuentas.
"Es peligroso para los negocios que la gente se guíe por cifras sin sustento en la realidad", dijo el ministro.
El 15 de abril, al cabo de dos años de rumbo económico errático, siete incumplidos programas de reactivación de la producción y disciplina fiscal, y 21 meses de controles, el presidente Rafael Caldera regresó a la senda neoliberal con un severo programa de ajuste.
Los precios de la gasolina, monopolio estatal, subieron casi seis veces, la moneda se devaluó y cesó el control cambiario, se anunció un alza del impuesto a las ventas de 12,5 a 16,5 por ciento y se liberaron precios, tarifas y tasas de interés.
Este es el segundo ajuste que los venezolanos, cuyo salario real decrece desde hace 18 años, soportan en siete años y su objetivo declarado es abatir la inflación a partir de una reducción del déficit fiscal, considerado el disparador de los precios.
Ese déficit fue de 5,6 puntos del producto interno bruto (PIB) en 1995, aunque Morgan Stanley lo ubica en 8,4 por ciento, y de siete u ocho puntos del PIB en 1996, es decir un tercio del presupuesto, pero el gobierno confía en llevarlo a dos puntos.
Morgan Stanley dio crédito a ese estimado, pero alertó que la recuperación de la confianza de inversionistas nacionales y extranjeros es un "factor crucial" y que se logrará si se cumple el programa de ajustes y se cuenta con apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En contraste con los números de la firma consultora, el ministro de Hacienda y jefe del gabinete económico de Caldera, Luis Matos, estimó que la inflación de 1996 será de 95 por ciento y se reducirá a un tercio de esa cifra en 1997.
La inflación en Venezuela fue de 70 por ciento en 1994, de 56,7 por ciento en 1995, pasó de 34 por ciento en enero-abril de este año y anualizada llega a 85,6 por ciento, casi triplicando las de México o Uruguay, las otras altas en la región.
Durante el primer cuatrimestre de 1996 los precios subieron a un ritmo de ocho por ciento intermensual y se esperan tasas mayores en mayo y junio, a lo que seguiría el descenso o "segunda parte de la película" señalada por Petkoff.
Su confianza en ese comportamiento de la economía se basa en que la misma "marcha según el libreto" del 15 de abril, "y cuando se ha salido ha sido para bien, pues el dólar ha estado por debajo de la tasa que inicialmente se proyectó".
Los estimados iniciales eran que el dólar se sostendría alrededor de 500 bolívares, previéndose intervenciones fuertes del Banco Cetral para mantenerlo en ese nivel, pero lleva varias semanas oscilando entre 465 y 475.
Tampoco se ha registrado una fuerte sangría en las reservas, que algunos funcionarios temieron que fuese de 2.000 o 3.000 millones de dólares. Se mantienen cercanas a 9.900 millones de dólares y en algunas semanas incluso han repuntado.
Matos dijo que si ese comportamiento se mantiene podrían no utilizarse la totalidad de los 1.400 millones de dólares que el FMI aprobó como préstamo de un año para apuntalar reservas.
En cambio, el gobierno, firmas especializadas como Morgan Stanley, el FMI y los gremios de empresarios coinciden en que este año será de segura contracción en la economía, exceptuando el petróleo, que aporta 25 por ciento del PIB.
Pese al auge del negocio petrolero, la economía venezolana decreció uno por ciento en 1993, 3,3 por ciento en 1994, subió 2,2 por ciento en 1995 y en 1996 decrecerá entre cero y uno por ciento, según el gobierno, y alrededor de dos por ciento, de acuerdo a otras fuentes.
Caídas severas en su gestión, y en particular en su inversión, cartera de pedidos y oferta de empleo, han subrayado los sectores agricultura, manufactura y construcción, aunque la banca admite que se recupera en comparación con la crisis de 1994.
Petkoff insistió en que no se retrocederá en este programa que el gobiero llama "Agenda Venezuela".
"Aunque estamos mal, vamos bien", afirmó el ministro de Planificación. (FIN/IPS/hm/ag/if/96)