JAPON: Juicio contra Mitsubishi de EE.UU. dá que hablar

Una demanda judicial por acoso sexual contra Mitsubishi Motor Manufacturing de Estados Unidos, con indemnizaciones por muchos millones de dólares, cobró notoriedad entre las mujeres japonesas que se quejan de abusos rutinarios de sus jefes y colegas varones en los lugares de trabajo.

La gerencia de la subsidiaria automotriz japonesa en Estados Unidos fué objeto en los ultimos meses de fuerte presión pública para que ponga orden entre sus dependientes, a raíz de denuncias de rampantes abusos sexuales contra el personal femenino.

La compañía, que tiene un total de 510 concesionarias afiliadas en todo el país, afronta un pleito por acoso sexual interpuesto el mes pasado por la Comisión de Igual Oportunidad de Empleo (EEOC), en representación de 500 empleados de la empresa.

La EEOC acusó a la administracion de la Mitsubishi estadounidense de no haber investigado numerosas quejas por actos libidinosos, respuestas obscenas e inscripciones impúdicas en dependencias de la compañía.

El escándalo ha acaparado la atención de los medios, tanto en Estados Unidos como en Japón, y activistas niponas de derechos humanos confían que dará a las mujeres de su país renovado coraje para afrontar a la poderosa estructura empresaria masculina.

En un artículo publicado este jueves en el diario "Asahi Shinbun", el abogado Kanji Ishizume, especializado en asuntos internacionales, escribió que "Mitsubishi debe cooperar con la EEOC inmediatamente y pagar indemnizaciones a las mujeres que demandan a la empresa".

"Es la mejor manera de poner un freno a la situación antes que se escape de las manos, y ayudará a salvar la imágen internacional de la compañía", acotó.

Muchos analistas señalaron que la publicidad negativa del caso Mitsubishi podría tener repercusiones en otras empresas niponas en el exterior, particularmente en el dinámico Sudeste de Asia donde intenta compensar los altos costos de la mano de obra nacional.

"Todo el tema del acoso sexual debe ser reconsiderado en Japón desde el punto de vista de este nuevo aspecto", admitió Takako Suzuki, un consejero laboral en la Oficina Metropolitana de Tokio.

Sin embargo, las mujeres en Japón adujeron que no se trata solo de un problema "foráneo", y por esa razón pretenden hacer del escándalo Mitsubishi en Estados Unidos su propio caso en el país.

Las quejas por avances sexuales de jefes varones a cambio de privilegios laborales son frecuentes en empresas niponas, según Keiko Fukahara, que dirige Mizura, un teléfono amigo que brinda asesoría a mujeres empleadas que sufren abusos.

"El abuso sexual está muy difundido en compañías japonesas, tanto grandes como pequeñas. El caso estadounidense atrajo la presión extranjera en nuestras empresas para que cambien", expresó la activista.

Fukahara señaló que hace 10 años las mujeres japonesas habrían padecido los acosos y abusos sexuales en silencio, pero en los últimos tiempos la tendencia ha cambiado.

"Las mujeres japonesas han sufrido en silencio porque temían perder su trabajo e incluso ser acusadas de provocar los avances. Por suerte, la preocupación internacional nos ha movido a denunciar los abusos", agregó.

Los servicios de asesoría tambien ayudaron. Mizura, por ejemplo, alienta a las víctimas a enfrentar a sus abusadores en presencia de funcionarios sindicales. Más a menudo que el caso contrario, el ofensor se echa atrás, dijo.

El empleo de esa táctica es "menos traumática" de adoptar por las mujeres dentro de la sociedad japonesa, dominantemente masculina, donde los gerentes de empresas ignoran sus quejas o se alinean con los empleados varones.

El primer proceso por acoso sexual en Japón tuvo lugar en 1989, cuando una mujer que trabajaba en una empresa de publicaciones demandó al editor cuyos avances había rechazado, por propagar rumores que era alcohólica y promiscua.

Como resultado, la mujer en cuestión fue indemnizada por daños en 1992 y recibió el equivalente de 195.000 dólares.

Hubo otros casos desde entonces, pero los grupos femeninos afirman que muchas situaciones siguen sin ser denunciadas, especialmente en los últimos dos años de recesión económica con su consiguiente restricción laboral.

Más que la preocupación por la seguridad del trabajo, está el problema de cómo la sociedad japonesa vé a las mujeres, y esto es "desiguales" al hombre, afirman las activistas. En el lugar de trabajo, eso no solamente hace creer a los hombres que tienen derecho a acosar mujeres, sino tambien los ubica primero en materia de promociones y aumentos salariales.

Un vocero de la Organización de Compañías Japonesas en el Exterior señalo que mientras el movimiento de mujeres en Japón estuvo activo en la defensa de sus derechos, tambien chocó contra obstáculos culturales.

"Por ejemplo, tomemos el furor causado en Estados Unidos por las fotografías de mujeres desnudas adosadas en paredes de la Mitsubishi local. En Japón es algo común y las mujeres están acostumbradas a verlas incluso en revistas. La diferencia está que los norteamericanos leen "Playboy" en un rincón discreto", apuntó. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/ego/pr-hd).

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