BURUNDI: ONU planea enviar guardias si la crisis empeora

Despues de anos de pasividad en el manejo de la tensa crisis etnica y politica en Burundi, las Naciones Unidas (ONU) se estan preparando para desplegar la semana proxima un contingente de guardias, en prevision de un incremento de la lucha interna en ese pais centroafricano.

El viernes, tres miembros de un equipo tecnico de la ONU, liderado por Charles Petrie, del Departamento de Asuntos Humanitarios (DHA), partieron hacia Bujumbura para iniciar una investigacion de una semana sobre cual podria ser la mejor manera de emplear los guardias para tutelar los operadores humanitarios.

El equipo tambien esta formado por el coronel Paul Dahl, de Dinamarca, actual jefe de los guardias de la ONU en Iraq. Desde la Guerra del Golfo en 1991, unos 150 guardias de la ONU han sido apostados en Iraq para proteger las entregas de ayuda humanitaria, particularmente en la zona Shiita del sur y el norte de Kurdistan.

El equipo investigara la factibilidad de una operacion en Burundi y sometera su informe al secretario general Boutros Boutros-Ghali, "subrayando que tipo de papel pueden jugar los guardias en la proteccion y apoyo de operaciones humanitarias".

El concepto ha sido del agrado de muchos diplomaticos locales, porque es una forma de hacerse cargo de los problemas de Burundi sin enviar fuerzas de paz que, en opinion de muchos, son inutiles.

Un diplomatico, que pidio el anonimato, dijo a IPS que numerosos funcionarios en Burundi "estan abiertos al concepto de guardias de la ONU", tras resistir durante meses al envio de fuerzas de paz.

Estas han sido buenas noticias para Boutros-Ghali, quien declaro esta semana que el plan de enviar los guardias, a los que denomina "azules" por el color de sus birretes, es la misma idea que trato de promover hace seis meses.

Al mismo tiempo que el equipo tecnico explora la situacion en Burundi, el Consejo de Seguridad de la ONU, que desde 1993 se viene negando a despachar fuerzas de paz a Burundi, tambien esta mostrando mayor disponibilidad para tomar una iniciativa.

El embajador britanico John Weston predijo que el Consejo dara el lunes a Boutros-Ghali una "luz verde" para involucrar mas estrechamente a la ONU en los problemas de Burundi.

El consejo debe aprobar ahora una resolucion apoyando la mision tecnica en Burundi y considerar nuevas medidas.

Una copia del borrador de la resolucion, obtenida por IPS, da cuenta que el consejo considerara la imposicion de "un embargo de armas y material militar a Burundi, y restricciones de viaje y otras medidas a los lideres de Burundi que continuen alentando la violencia".

Esas iniciativas son los primeros signos que el consejo y Boutros-Ghali van a ejercer presion sobre los dirigentes politicos de la mayoria hutu y la minoria tutsi en Burundi, que han fomentado los combates entre ambas comunidades.

En octubre de 1993, las Naciones Unidas se mantuvieron a un lado mientras la sociedad burundiana estallaba en una ola de masacres tras el asesinato del presidente democraticamente electo, Melchior Ndadaye. Unas 50.000 personas fueron asesinadas antes que un intento de golpe fuera sofocado y se instalara un gobierno de coalicion.

Desde entonces, la alianza entre los principales partidos hutu y tutsi ha permanecido en el poder y, en gran medida, ha evitado los horrores ocurridos en la vecina Ruanda. Sin embargo, cientos de burundianos han sido asesinados cada mes a raiz de una escalada de la lucha interna, especialmente en las areas rurales.

Entretanto, los politicos dentro y fuera del gobierno rinen a traves de la division etnica.

Los asesinatos empeoraron debido a un aumento de la actividad de extremistas hutu, incluso de algunos refugiados implicados en las masacres de Ruanda en 1994, y sectores militares del pais dominados por los tutsi.

La tensa situacion ha motivado la intervencion de algunos paises, especialmente Estados Unidos, que previamente se habian quedado apartados del conflicto.

La semana pasada, Madeleine Albright, la embajadora estadounidense ante la ONU, visito Burundi para desalentar cualquier intento de politicos hutu o tutsi de fomentar la discordia para obtener ventajas.

Preocupada que nuevos choques etnicos conviertan en incontrolable la situacion, como ocurrio con las matanzas de Ruanda en 1994, Albright sugirio esta semana que Washington deje a un lado su pasividad.

Estados Unidos sigue rehusandose a considerar cualquier fuerza de paz, como indico un diplomatico de Washington. El embajador de Burundi en la ONU, Nsanze Terence, aseguro que esa fuerza es innecesaria porque el pais debe hacerse cargo de sus problemas a traves de negociaciones politicas.

No obstante, Washington envio ahora un severo mensaje expresando que "no trataremos con ningun gobierno que asuma el poder mediante un golpe o la violencia".

Expertos de la ONU, a su vez, temen justamente que un gobierno de ese tipo pueda reemplazar al actual si persisten las tensiones actuales. (FIN/IPS/tra-en/fah/jl/ego/ip).

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