Jornadas contra la homofobia y la transfobia en Cuba visibilizan deudas sociales

Integrantes de la red cubana de Hombres que tienen sexo con otros hombres sostienen una bandera arcoíris mientras participan en la Conga por la Diversidad durante las Jornadas de este año contra la homofobia y la transfobia, en La Habana. Estas Jornadas buscan visibilizar las luchas cotidianas relacionadas con la defensa de derechos reflejada en las leyes locales. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – La edición 18 de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia aúna en Cuba el diálogo académico, el activismo social, y la cultura y la acción comunitaria con el propósito de fortalecer el ejercicio de los derechos de la comunidad Lgbti+, en un contexto donde persisten múltiples desafíos y preocupaciones por este segmento de la población.

“En todas las leyes y normas que se vayan promulgando hay que ver, de manera transversal, cómo esto pudiera tener un impacto en las personas Lgbti+, para que se cumpla el espíritu constitucional de la no discriminación por orientación sexual e identidad de género”, dijo a IPS Francisco Rodríguez, vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba y activista contra la homofobia y la transfobia.

Organizadas por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) desde 2007, las Jornadas comenzaron el 8 de mayo, continuarán hasta el domingo 18 de mayo y tienen este año como sedes principales, las provincias de La Habana y Holguín.

Este último territorio, ubicado en el este de Cuba, fue el que más bajos niveles de aprobación tuvo, en 2022,  el referéndum del Código de las Familias, con unos 540 000 votos a favor (53,6 %).

Ese código entró en vigor en 2022 tras el voto favorable en la consulta de 66,85 % de los votos emitidos, y aporta nuevas garantías para la comunidad Lgbti, al establecer una política de discriminación cero por orientación sexual o identidad de género, derechos reproductivos, matrimonio igualitario y reconocimiento de familias homoparentales.

Las Jornadas de este año pretenden visibilizar las “luchas cotidianas relacionadas con la defensa de derechos reflejada en las leyes nacionales, como la Constitución y el Código de las Familias”, declaró a los medios de comunicación locales, la directora del Cenesex, Mariela Castro Espín.

“Es una realidad que seguimos siendo una sociedad machista, que tenemos problemas que se han acrecentado, no solo por motivos de género, sino de forma general en el país”: Francisco Rodríguez.

La iniciativa tiene como propósito contribuir al desarrollo de la educación integral de la sexualidad y el reconocimiento y garantía de los derechos sexuales de todas las personas sin distinción, como ejercicio de equidad y justicia social, refrendado en la constitución vigente, aprobada en 2019.

Según Yoelkis Torres, activista por los derechos humanos y las personas en estado de vulnerabilidad, esas celebraciones oficiales facilitaron la apertura de un camino hacia los derechos de la ciudadanía Lgbti+ en este país insular caribeño.

Sin embargo, en 2019, a partir de la primera marcha Lgbti+ de forma independiente y desde la sociedad civil, empezaron a aumentar las discrepancias entre el activismo independiente y la institucionalidad, dijo a IPS.

“Todo lo que hace Cenesex es oficial, y todo lo que hace el activismo independiente es (considerado por las autoridades como) ‘contrarrevolución’”, agregó.

De acuerdo a Torres, las Jornadas tienen el objetivo de “mostrar, desde el oficialismo, que en Cuba están todos los derechos hacia las personas Lgbti+, algo totalmente incierto, porque, a pesar de que tenemos derechos, no hay garantía del cumplimiento” de estos.

Por otra parte, el periodista Rodríguez afirmó que es “muy evidente la mala intención y la forma manipuladora en que se manejan los hechos que ocurren de violencia de género en Cuba”, uno de los temas que, según él, se están utilizando mediáticamente para “poner la lupa sobre los problemas de derechos humanos que aún tenemos en el país, sobre todo a partir de los medios de la contrarrevolución”.

“No obstante, es una realidad que seguimos siendo una sociedad machista, que tenemos problemas que se han acrecentado, no solo por motivos de género, sino de forma general en el país”, afirmó.

Cuba visibiliza los derechos de la comunidad Lgbti en las Jornadas contra la homofobia y la transfobia, así como las discriminaciones que persisten contra el colectivo en el país.
Dos mujeres participan en la Conga por la Diversidad durante la edición 18 de las Jornadas cubanas contra la homofobia y la transfobia en La Habana. La preocupación de la comunidad Lgbti giran en torno a temas socioeconómicos, de salud, discriminación, representatividad e inclusión, derechos reproductivos, acceso al empleo y violencia de género. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Violencia de género latente

Una sociedad heteropatriarcal como la cubana causa múltiples y, a veces, sutiles manifestaciones de violencia de género.

“La violencia de género no puede verse de los hombres hacia las mujeres, sino hacia todas las maneras de expresarse que no sean heteronormativas y que no responden a las masculinidades hegemónicas”, dijo Rodríguez, quien admitió que es un problema con muchos matices políticos, pero que “debe seguirse atendiendo”.

Torres opinó que, mientras no se reconozcan las diferentes vulnerabilidades a las que están sometidas las personas, las múltiples brechas de equidad, esta violencia de género seguirá existiendo e incrementándose: “Esto es como un círculo vicioso en el que, el primer paso (para salir del mismo) es reconocer, para poder actuar”.

Las preocupaciones de la comunidad Lgbti+ también giran en torno a temas socioeconómicos, de salud, discriminación, representatividad e inclusión, derechos reproductivos, acceso al empleo y otros muchos.

“Esos problemas siguen estando ahí, sin solucionarse”, dijo Torres.

Liety Urbano, gestora de proyectos en la iniciativa AfroAtenas, –que fomenta, desde 2009, en la ciudad de Matanzas ubicada a 103 kilómetros al este de La Habana, el respeto a la diversidad sexual y de género, y hacia todas las personas–, intenta junto a su pareja, un hombre trans, acceder a un proceso de fecundación in vitro en Cuba.

Pero no es un proceso sencillo, si bien es permitido por la legislación de esta nación insular caribeña.

“Aquí (en Cuba) no hay banco de semen. Eso significa que debemos involucrar a una tercera persona”, dijo Urbano a IPS, y explicó la dificultad de encontrar a un hombre donante que renuncie a sus derechos parentales.

“No creo que (en cuanto a la reproducción asistida) esté el tema de la homofobia y la transfobia, sino todas las dificultades que hay en el ámbito de la salud publica cubana”, comentó Rodríguez.

Para Torres, en medio de la crisis socioeconómica y sanitaria que enfrenta la isla, existen muchos factores del derecho que quedarán “a un lado”, porque son mucho más importantes otros elementos.

“Es lamentable que no se puedan llevar a la par, porque incrementará la brecha, el problema, la exclusión de la minoría hacia un desarrollo posible que realmente estamos buscando en la lucha hacia los derechos”, agregó.

Cuba visibiliza los derechos de la comunidad Lgbti en las Jornadas contra la homofobia y la transfobia, así como las discriminaciones que persisten contra el colectivo en el país.
Miembros de la comunidad Lgbti participan en un encuentro grupal con una psicóloga en la sede del proyecto AfroAtenas, en la ciudad de Matanzas, a 103 kilómetros al este de La Habana. Las personas trans son las más discriminadas y violentadas dentro del colectivo. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Discriminación en el empleo

“Yo busqué trabajos en cafeterías y lo primero que me dijeron fue ‘vestido de mujer, no puedes venir: trabajas con un público’”, reveló Carol, una mujer trans residente en Matanzas.

“Pues, en mi trabajo me llevo con todos. No soy así de día (vestida de mujer), porque en mi trabajo hay normas y normas, y respeto a mi compañeros, mi entorno”, le contestó Lola, en el intercambio con IPS, quien labora en una entidad estatal de servicios de computación en Matanzas.

“Pero si voy a un trabajo, tienen que aceptarme cómo voy vestida. No es que vaya a vestirme de hombre para trabajar, y luego de mujer, cuando regrese a mi casa”, rebatió Carol.

En el marco de AfroAtenas, mujeres y hombres trans se reúnen periódicamente con una psicóloga, en una especie de charla o terapia grupal, para hablar de problemas en común como la discriminación en la comunidad o en instituciones públicas, el respeto de sus familiares, u otras manifestaciones de violencia de género.


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En el acceso al empleo, las personas trans son las más afectadas, por ser las más discriminadas, admitió Torres.

Asimismo, según Rodríguez, el vigente Código de Trabajo, aprobado en 2013, plantea el principio de la no discriminación por orientación sexual, pero no por identidad de género; pero una actualización de esa norma ya está en proceso de elaborarse, discutirse y luego presentarse ante el unicameral parlamento cubano, aunque no tiene una fecha definida.

“La norma nos va a dar mayor garantía de poder exigir los derechos, pero esto no equivale a una transformación cultural, que debe ir junto con el desarrollo legislativo, porque hay muchas maneras sutiles de mantener las discriminaciones y los rechazos”, añadió.

ED: EG

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