Insisten en prevención de violencia de género en Cuba desde primera edad

Estudiantes en su adolescencia caminan por una calle de La Habana. De acuerdo con la estudiante de psicología, Yendra Jorge, niñas, niños y adolescentes cubanos pueden encontrar situaciones violentas en ámbitos como las familias, comunidades o escuelas. Allí muchas veces no son escuchados, porque se cree que no tienen nada que decir o que no es importante. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – Urge trabajar desde la infancia y adolescencia en la prevención, a fin de transformar la cultura machista que reproduce estereotipos, discriminación, acoso y agresiones, consideran actores civiles y especialistas en Cuba, a propósito de los 16 días de activismo contra la violencia de género.

“Niñas, niños y adolescentes pueden encontrar situaciones violentas en ámbitos como las familias, comunidades o escuelas. Allí muchas veces no son escuchados, porque se cree que no tienen nada que decir, o que no es importante”, señaló Yendra Jorge, estudiante de segundo año de la carrera de Psicología en la Universidad de La Habana.

Agregó que también en las primeras edades ocurren situaciones “relacionadas con la orientación sexual e identidad de género, que no son aceptadas y son motivo de bullying (acoso) en el grupo”.

Por eso es importante, complementó, “llegar a las familias, comunidades y centros de estudio, porque son la base, donde ocurren estos hechos con mayor frecuencia; luego llegar a las instituciones, y articular las relaciones entre todos”.

Jorge integra el grupo de 18 estudiantes de la Comisión de impacto social de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, enfocada en temas como prevención de violencia, inclusión y equidad en diferentes grupos etarios.

Coordina en específico el trabajo adolescentes y jóvenes “con quienes efectuamos talleres en preuniversitarios, secundarias básicas y otros lugares”, indicó.

“Es importante llegar a las familias, comunidades y centros de estudio, porque son la base, donde ocurren estos hechos de violencias con mayor frecuencia; luego llegar a las instituciones, y articular las relaciones entre todos”: Yendra Jorge.

“Mediante las técnicas de la educación popular y construcción de saberes colectivos hablamos sobre sus preocupaciones. Evacuamos dudas, hacemos recomendaciones y sugerimos organizaciones y espacios donde pueden informarse. También buscamos articulación con profesores de la facultad para la supervisión de los talleres”, detalló.

La futura psicóloga forma parte, asimismo, de la Articulación Juvenil por la Equidad Social del no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR).

Desde 2016, esta red extendida a varias de las 15 provincias cubanas, reconoce y articula iniciativas con y para jóvenes, a fin de transforma la realidad social, potenciando la participación, el liderazgo y el empoderamiento desde la equidad social, el respeto a la diversidad, los derechos y la prevención de la violencia de género, con énfasis en la violencia hacia las mujeres.

“Desde la Articulación Juvenil hemos creado espacios para la interacción de todos los miembros de la familia, que hablen sobre los mismos temas, creencias y actitudes, que tengan acceso a las mismas informaciones, para buscar armonía”, completó Jorge.

Organizaciones internacionales instan a los estados a una mayor inversión en la prevención para erradicar la violencia basada en el género (VBG), con el objetivo de construir sociedades más seguras, equitativas y prósperas.

De acuerdo con ONU Mujeres, en 2022 los países gastaron 204 000 millones de dólares en asistencia exterior para el desarrollo; de esa suma, solo 0,2 % se dedicó a  prevenir la VBG.

Acompañada por un grupo de mujeres, una activista de la comunidad Lgbtiq (D) usa un camiseta con la frase “Eres más”, uno los mensajes que ha acompañado en Cuba las actividades por los 16 días de activismo contra la violencia de género, del 25 de noviembre al 10 de diciembre. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Algunos datos

La violencia contra niños, niñas y adolescentes ocurre de múltiples formas y en distintos ámbitos, y las repercusiones suelen acompañarlos durante su desarrollo hasta la vida adulta.

La exposición prolongada a tales situaciones desde edades tempranas puede acarrear problemas de socialización, depresión, ansiedad, miedos, bajo rendimiento académico, problemas de atención y concentración, conductas autoagresivas o de maltrato a sus pares.

Investigaciones señalan que quienes en su niñez y adolescencia viven en entornos atravesados por relaciones violentas y de abuso de poder, suelen reproducir tales pautas en el futuro, con efectos nocivos en el bienestar y la salud física y mental.

Cada año, en noviembre y diciembre, instituciones, organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil de este país caribeño incrementan las acciones a propósito del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las cuales se extienden hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Por ejemplo, el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) desarrolla las Jornadas contra la violencia de género y por los derechos humanos, enfocada este año en llamar la atención sobre cómo las personas menores de edad están expuestas a la violencia que enfrentan las mujeres de sus familias.

El programa de actividades propone fortalecer las capacidades de los actores sociales, las familias y de la sociedad civil para la prevención y atención de la VBG que afectan de forma directa a niños, niñas y adolescentes.

Además del Cenesex, se articulan para el desarrollo de estas actividades la Oficina en Cuba del Fondo de Población de las Naciones Unidas, OAR y la no gubernamental Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad, entre otras entidades.

La actriz Eva González intercambia con participantes del taller experimental Movimiento creativo para la inclusión, organizado en La Habana por Irreverencia Producciones. Esta iniciativa realiza intervenciones educativas-artísticas en Cuba, performances y talleres para la promoción de la equidad de género e inclusión social. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Según la Organización Panamericana de la Salud, una de cada dos personas de dos a 17 años sufre algún tipo de violencia cada año en el mundo.

Se estima que 58 % de las niñas y los niños en América Latina y el Caribe y 61 % en América del Norte sufrieron abuso físico, sexual o emocional en el último año.

Algunos estudios en este país insular caribeño evidencian este fenómeno y sus consecuencias. Desde el activismo y la academia persisten reclamos por disponer de estadísticas más precisas, con el objetivo de encauzar evaluaciones más certeras.

En agosto, el Informe sobre Prevención y Enfrentamiento a la Trata de Personas y Protección a las Víctimas, correspondiente a 2022 y publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, reflejó que las niñas continúan siendo el principal blanco de la trata de personas en Cuba, una forma de maltrato sexual infantil, pero no la única.

“Considero una necesidad urgente la sensibilización sobre el tema de la BVG desde los medios y en especial que se informe, pero se señalen las consecuencias penales”, refirió a IPS la jurista y profesora Felicitas López.

En mayo el Tribunal Supremo Popular confirmó las sanciones de privación perpetua de libertad contra dos hombres que asesinaron a igual cantidad de mujeres.

Se trató de la primera comunicación pública sobre la aplicación del artículo 345 del nuevo Código Penal (2022), relacionada con las sanciones contra quien prive de la vida a una mujer como consecuencia de la BVG.

Otro aspecto necesario “es que se divulgue lo que significa denunciar los hechos, como manera de evitar mayores daños a víctimas y familiares”, complementó López, investigadora del Grupo de Estudios de Familias del gubernamental Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).

Una familia en el balcón de un edificio tras el paso del huracán Ian, en la localidad de Bahía Honda, en la provincia cubana de Pinar del Río. De acuerdo con la jurista y profesora Felicitas López, para hacer efectiva la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y la violencia en el escenario familiar se debe trabajar desde la comunidad integrando a las escuelas y las familias. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Implementar leyes plenamente y educar

En los últimos años Cuba reforzó el marco legislativo para prevenir y enfrentar diversas manifestaciones de violencia, al tiempo que nuevas leyes transversalizan el enfoque de género.

Tanto la Constitución, en vigor desde 2019, como el Código de las Familias, aprobado en referendo en septiembre de 2022, amplían el amparo jurídico de las personas, en especial de infantes, adolescentes y mujeres, contra maltratos y agresiones en cualquiera de sus manifestaciones y espacios.

Desde marzo de 2021 el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM) devino la principal política pública del estado cubano para el desarrollo de otras políticas a favor de la equidad de género.

No obstante, el reforzado marco jurídico falta implementarlo de forma plena, con acciones complementarias dirigidas a cerrar brechas e incentivar los cambios socioculturales que eliminen las condiciones que propician el acoso sexual y agresiones, opinan activistas y cientistas sociales.

Sobre la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y la violencia en el escenario familiar, publicada en diciembre de 2021, la jurista López consideró que “para hacerla efectiva se debe trabajar desde la comunidad integrando a las escuelas y las familias”.

Expertos y activistas insisten asimismo en priorizar acciones en el ámbito educacional y cultural como la aplicación del Programa de educación integral en sexualidad con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos para el sistema escolar, aplazado desde septiembre de 2021 por el Ministerio de Educación.


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Se considera que esta herramienta metodológica permitirá hacer transversal la educación y, particularmente, la educación sexual con una perspectiva social alejada y cuestionadora de estereotipos de género, prejuicios, el sexismo y la discriminación, al igual que gestionar en mejor condición la diversidad y estimular la participación.

“He educado a mis dos hijos sola y he descubierto un montón de sesgos machistas en ellos, incluso con una madre feminista. Uno no educa a los hijos sola, también lo hace la sociedad”, dijo a IPS la actriz Eva González.

La también artista escénica y bailarina impulsa desde 2010 Irreverencia Producciones, una iniciativa sociocultural, creativa y educativa autogestionada, con sede en La Habana, que desarrolla intervenciones educativas-artísticas, performances y talleres para la promoción de la equidad de género e inclusión social.

El proyecto también ha concebido cápsulas audiovisuales a través de las cuales exhorta a reflexionar sobre la reproducción de estereotipos sexistas, los llamados micromachismos y mitos que normalizan la violencia en las familias, así como la sobrecarga de responsabilidades domésticas y de cuidado en el caso de las mujeres.

González convino en que “se hacen muchos talleres, pero no llegan suficientemente a la población. Hay que empezar por la escuela, brindar otros referentes. Hace falta mucho acompañamiento psicopedagógico. Otro paso fundamental es sensibilizar a los profesores”.

ED: EG

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