VIENA – Los precios del opio en Afganistán se han multiplicado por 10 desde que los talibanes impusieron la prohibición de las drogas en 2022, tras su toma del poder en Kabul, indicó este miércoles 12 un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd).
Un kilogramo de opio costaba 750 dólares el año pasado, frente a los 75 dólares de hace solo tres años, lo que compensa a los vendedores por la pérdida de producción global y de campos de adormidera, según la Onudd.
Ghada Waly, directora ejecutiva de esa agencia de la ONU, dijo que “el aumento repentino de los precios del opio y las importantes reservas hacen que el narcotráfico en Afganistán siga siendo un negocio ilícito muy rentable”.
“Las ganancias se canalizan hacia grupos delictivos organizados transnacionales, desestabilizando Afganistán, la región y más allá”, indicó la responsable.
Por ello, “necesitamos una estrategia antinarcóticos coordinada que combata las redes de narcotráfico, a la vez que invierte en medios de vida viables para los agricultores, para garantizar la estabilidad a largo plazo de Afganistán y su población”, agregó Waly.
Según la Onudd, las incautaciones de heroína y opio han descendido alrededor de 50 % en peso desde 2021, y la disminución de la producción afgana tras la prohibición ha llevado a un descenso del tráfico de opiáceos.
El opio es el principal ingrediente activo natural utilizado en la producción de heroína, una droga sintética más potente. Las tres principales fuentes mundiales de opio ilegal son Afganistán, Colombia y Myanmar, también conocida por su antiguo nombre de Birmania.
Debido a los precios más altos, “se siguen obteniendo enormes beneficios, que benefician principalmente a los comerciantes y exportadores de alto nivel de los grupos de delincuencia organizada”, señaló la Onudd.
La agencia estima que las reservas de opiáceos a finales de 2022 ascendían a 13 200 toneladas, suficientes para satisfacer potencialmente la demanda de opiáceos afganos hasta 2027.
Esas reservas antes del descenso del cultivo tenían un valor de entre 4600 y 5900 millones de dólares, es decir, entre 23 % y 29 % de la economía del país en 2023.
Según la Onudd, eso puede haber ayudado a algunos afganos de a pie a soportar los agobiantes problemas económicos a los que se enfrenta el país desde el regreso de las autoridades de facto y la expulsión de las fuerzas estadounidenses y de otros países occidentales que estuvieron en el país durante dos décadas.
Sin embargo, advirtió de que con 60 % de las reservas probablemente en manos de grandes comerciantes y exportadores y solo 30% de los campesinos con reservas pequeñas a modestas “la mayoría de los campesinos que antes cultivaban opio probablemente estén pasando por graves dificultades económicas”.
La oficina considera que se necesitan urgentemente alternativas económicas sostenibles para disuadir a ese campesinado de volver al cultivo de adormidera, sobre todo teniendo en cuenta los elevados precios actuales del opio.
La Onudd también advirtió de que la continua escasez de opio puede motivar a compradores y vendedores a buscar drogas alternativas que son potencialmente incluso más dañinas que la heroína, como el fentanilo u otros opioides sintéticos.
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