América Latina lidia para bajar emisiones contaminantes en centros urbanos

En enero de 2024, la municipalidad de Guadalajara decretó la zona de bajas emisiones en un polígono del centro de esa ciudad, la tercera más importante de México. Su objetivo es la reducción de la contaminación, mejorar el espacio público y fomentar la movilidad sostenible. Imagen: Gobierno de Jalisco

MÉXICO – Cuando Yeriel Salcedo, integrante del colectivo GDL en Bici, transita en bicicleta por un área del centro de la ciudad mexicana de Guadalajara, aprecia las mejoras en la zona, gracias a la movilidad libre de vehículos automotores.

“La zona es la punta del iceberg para generar un transporte más eficiente y seguro. Hay menos autos invadiendo espacios peatonales. Es la reestructuración del espacio para hacerlo más confortable. Es importante generar estos espacios y condiciones para que se animaran a dejar el automóvil y usar el transporte masivo”, dijo a IPS desde Guadalajara.

El experto, también académico del privado Instituto Tecnológico de Estudios Superiores, valoró “las mejoras”, a partir de una mejor percepción de seguridad y el ordenamiento de las rutas de transporte público, aunque “todavía no es un área adecuada a 100%”.

El sector en cuestión en la capital del noroccidental estado de Jalisco, a unos 500 kilómetros de Ciudad de México, es la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), otro intento en este país latinoamericano por impulsar estos esquemas y creada en enero de 2024.

Los vehículos altamente contaminantes no pueden ingresar en el cuadrante de 200 hectáreas, mientras que los residentes, al que propietarios de garajes y trabajadores tienen acceso. Además, la medida ha reordenado rutas del transporte público, de modo que menos unidades circulan por el área.

“La zona es la punta del iceberg para generar un transporte más eficiente y seguro. Hay menos autos invadiendo espacios peatonales. Es la reestructuración del espacio para hacerlo más confortable. Es importante generar estos espacios y condiciones para que se animaran a dejar el automóvil y usar el transporte masivo”: Yeriel Salcedo.

Las estimaciones del impacto de la medida sitúan el potencial de reducción de 90 % del dióxido de carbono (CO₂), el gas generado por las actividades humanas responsable del recalentamiento global, en el centro de Guadalajara, habitada por 1,39 millones en 2020.

Mediante la gestión de la demanda vehicular, las ZBE son áreas geográficamente definidas con el propósito de reducir las emisiones contaminantes, mejorar la calidad del aire, la salud de la población y la movilidad.

Surgidas en los años 90 en Suecia, las ZBE han proliferado en Gran Bretaña, España y los Países Bajos bajo mecanismos variados, incluyendo una cuota para los automovilistas que desean circular por ellas. En América Latina, su aplicación aún es embrionaria, con experiencias en México y Ecuador.

En 2019, el dato más reciente, Guadalajara emitió 184 777 toneladas de contaminantes, como material particulado, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno, compuestos asociados a asma y otras enfermedades respiratorias, en una urbe que quiere alcanzar la neutralidad del CO2 en 2050.

La meta cero emisiones netas implica que la contaminación lanzada a la atmósfera equivale al mismo nivel que la polución neutralizada por medios naturales y tecnológicos, para proyectos existentes y futuros.

Esta polución repercute en el aire que la población respira. En 2024, el área metropolitana de Guadalajara vivió siete de cada 10 días con niveles superiores a los límites legales y de los cuales 26 ocurrieron en el centro de la metrópoli. Hasta el 10 de marzo, sumaban 12 en esa zona.

En México, la primera ZBE ha sido la Ecozona Cuernavaca, capital del sureño estado de Morelos, instaurada en 2015 sobre casi 105 hectáreas.

El gobierno municipal de Quito creó una zona de bajas emisiones en el centro histórico, la primera de una capital latinoamericana, pero el avance es lento y sus beneficios aún son discretos. Imagen: Municipalidad de Quito

Incipiente iniciativa

La alcaldía de Quito, una urbe de 2,68 millones de habitantes, decidió la creación de una ZBE en el centro histórico en 2024, en un polígono de 1,32 hectáreas, basada en la presencia de una estación del servicio de transporte público Metro y del despliegue de trolebuses eléctricos.

Para Daniela Chacón, directora de la no gubernamental Fundación Tandem, el avance es lento y los resultados aún no son visibles.

“Tener estación de metro en el centro histórico ha tenido impacto importante. Es un sitio de paso y conexión entre el sur y el norte. Ha tenido un impacto en la revitalización del centro. Se ha incrementado sustancialmente la cantidad de personas que lo visitan, pero el cambio modal es menor, porque el metro está desconectado”, dijo desde Quito la también directora de la coalición ciudadana Quito Cómo Vamos.

Pero la fase de peatonalización de algunas calles, mejoras urbanas y reforestación avanzaría en este año. Además, aún no hay incidencia sobre la calidad del aire.

“El monitoreo se hace a través de ocho estaciones. No sabemos exactamente si ha mejorado la calidad de aire, porque las estaciones son relativamente obsoletas y no se han instalado más en otras zonas de la ciudad. Es una medición parcializada”, señaló la especialista.

En el Distrito Metropolitano de Quito, las actividades económicas son responsables de más de siete millones de toneladas de CO2 y de las que el transporte emite unos tres millones. Su Plan de Acción de Cambio Climático urbano estipula una disminución de 30 % en 2030 y la neutralidad del carbono en 2050.

Así que la población respira aire de calidad aceptable, pero que podría ser peor, con mayores mediciones.

En Brasil, la alcaldía de Río de Janeiro planifica para 2030 la creación de una ZBE en el centro citadino en un área de 230 hectáreas. El diseño incluye la construcción de ciclovías, el despliegue de transporte eléctrico y corredores peatonales.

La medida se inscribe dentro de la ruta carioca del Plan de Acción Climática y Desarrollo Sostenible que busca la baja de 20 % de emisiones en 2030 y el logro de la neutralidad del CO2 en 2050

El municipio, donde viven 6,8 millones de personas, es el séptimo del país en emanaciones, cuando el nivel alcanzó 13,2 millones de toneladas en ese año. El transporte constituye la segunda fuente detrás de la basura. Los habitantes cariocas respiran un aire de calidad moderada.

En el centro histórico de la capital de Ecuador han comenzado a prosperar iniciativas como las de estas bicicletas eléctricas dedicadas al pequeño reparto, que contribuyen a una movilidad de bajas emisiones. Imagen: Quitoinforma

Aprendizajes

También ha habido intentos y coqueteos de otras ciudades latinoamericanas con la idea, antecedentes a considerar en este tipo de emprendimientos, así como iniciativas que prohiben o restringen la circulación de vehículos por zonas de las ciudades durante algunos días, en general los domingos.

Un caso notorio es la ciudad de Toluca, al noroeste de Ciudad de México y capital del estado de México. En 2015, el ayuntamiento decidió la creación de una llamada Ecozona sobre más de 300 hectáreas del centro urbano.

El plan, abandonado tiempo después, incluía programas de control de contaminación visual, eficiencia energética del alumbrado público, manejo de residuos sólidos y reforestación, pero carecía de acciones frente a los vehículos de combustión interna.

En 2021, el Concejo de Bogotá promovió una iniciativa, sin que llegara a fructificar. En cambio, la administración edilicia instituyó en 2023 varias Zonas por Un Mejor Aire, que no califican precisamente como ZBE.

Si bien el centro de Cuernavaca presenta los promedios más bajos de contaminación en el estado, los valores de material particulado aún exceden los niveles de buena calidad del aire, según el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire de Morelos.


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De hecho, el desafío no solo consiste en crear más ZBE, sino también mejorar las existentes. Al respecto, los especialistas entrevistados visualizaron varias acciones.

Para Salcedo, de Guadalajara, mejorar la calidad del servicio de transporte e infraestructura, así como unidades más accesibles, ante una dura lucha por vencer las resistencias de abandonar el auto privado.

“Una sola zona sigue siendo insuficiente o no va a tener el impacto que debería. En Guadalajara nos urge disminuir la contaminación ambiental. Que haya una red de zonas de bajas emisiones que aporten a dejar el coche. Es un trabajo de mucho convencimiento de los temas ambientales y que ese medio de movilidad no lleva a ningún lado de forma sana”, propuso.

De acuerdo con Chacón, de Quito, la gestión del acceso al centro y la solución de la logística del transporte son viables.

“No se han adoptado medidas concretas para reducir contaminación ambiental. El centro es un sitio de negocios y de actividad política. La restricción (de acceso) le quitaría mucha vida y eso sería perjudicial. En esas dos acciones, que son manejables por el municipio, hay una mayor probabilidad que esa zona realmente sea de bajas emisiones”, planteó.

ED: EG

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